«Las banderas son fronteras solo en la mente, más no en el corazón».
Desde hace un poco más de dos años estoy trabajando para Perú como consultor independiente centrado en la innovación estratégica y tecnológica y es en este camino que me ha tocado poder conocer más a profundidad los diferentes sectores empresariales como la banca, seguros, telecomunicación, educación, automotriz, fuerzas armadas, etc. Y de todas ellas he podido seguir aprendiendo mucho más trabajando en equipo, en trabajo de campo, investigación y pruebas de usuario, metodologías ágiles de innovación, diseño de la experiencia del usuario, diseño visual, desarrollo front-end para web y Mobile.
Me siento muy afortunado el sentir que no he desperdiciado mi vida del todo, pero el tiempo como la vida es efímera y finita casi como nuestra aún informal economía que he podido palpar muy de cerca en el trabajo mismo y que debe de ser una lección más que aprendida y obligatoria para nuestro país, nuestras autoridades, las empresas y para las personas de a pie. Es necesario que se formalice toda nuestra economía y no caer en el facilismo desde Richard Branson que se declaró en bancarrota con su empresa Virgin en Australia, y sin mencionar un par de empresarios muy conocidos y queridos en nuestro país que no le dijeron nada a sus colaboradores en el mes de abril que les estaban pagando su liquidación y en el mes de mayo los despidieron (totalmente desagradable).
La vida también nos ha regalado historias como la de un restaurante en USA de carnes y parrillas de alta gama donde el CEO no despidió nunca a nadie, solo les comentó que iba a haber un cambio de roles, porque la persona que fue contratada como mesero, recepcionista, etc. pues ya no iba a desempeñarse en ese mismo rol e iban a colaborar empacando los pedidos, haciéndole seguimiento a las órdenes, haciendo el delivery de los pedidos, etc.
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Es en este mismo camino donde la vida me dio la suerte de poder conocer a dos personas increíbles de un país hermano llamado Venezuela, un país tan hermoso como hoy en día también inmerso en una situación caótica y de poco futuro a corto plazo pero lleno de gente maravillosa que solo han sabido regalarme alegrías y buenos momentos, hoy en día estas dos personas son la familia que elegí conservar hasta que puedan retornar a sus hogares donde seguro serán inmensamente muchos más feliz que aquí, donde siempre tendrán una sonrisa, un trato más amable, una abuela a quien engreír o un abrazo familiar más cercano.
Pero llegó la pandemia por avión y todo cambió sobre todo para el casi 80% de economía informal que tenemos, que si bien es menos restrictiva cuando uno llega de otro país sin visa o carnet de extranjería pudiendo generar ingresos a fin de mes, es este escenario de casi seis meses que muchas personas incluido ellas se quedaron sin empleo, no recibieron ningún bono, así como en todo el mundo nadie recibió una explicación, mientras los responsables siguen libres sin ningún tipo de sanción, mientras los empresarios corrieron a los bancos a declararse en bancarrota, donde la banca al día de hoy no mejora los intereses para todo nuestro país y se siguen enriqueciendo a costa los altos intereses que nos cobran, donde las pymes no tuvieron mucha visibilidad en la larga cola de préstamos, donde existe al día de hoy una pugna entre el gobierno ejecutivo y legislativo por ver quien sintoniza más con este escenario.
Escenario que me llevó a aprender y desaprender muchas cosas, pero sobre todo a ser más humano, a empatizar mucho más con las personas que están lejos de su hogar y de los suyos, entre las cosas que aprendí fue con la experiencia adquirida de diseño y tecnología.
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