«La equidad de género es perfecto para replantear los procesos internos de las organizaciones y para adaptarse a un escenario que exige un nuevo enfoque para la gestión empresarial.»
Nicole Mason, la presidente del Institute for Women’s Policy Research llama a la crisis económica generada por el Covid19 “shecession” como una forma de evidenciar los efectos desproporcionados que tiene y tendrá en las mujeres. Las características de la crisis del Covid 19 hace que sus efectos sean diferenciados y más gravosos para las mujeres. Uno de los retos puntuales que enfrentamos las mujeres en este momento tiene que ver con que esta es, sobre todo, una crisis de cuidados. El cierre de guarderías, colegios, universidades y las restricciones impuestas al contacto social han evidenciado la magnitud del trabajo del cuidado no remunerado y su relevancia para la economía.
Si a esto le sumamos las desigualdades de género estructurales en materia de participación económica que afectan a las mujeres tenemos la tormenta perfecta. Ya desde antes de la crisis del Covid 19 las mujeres nos enfrentábamos a una mayor tasa de desempleo e informalidad, a la segregación horizontal, es decir, a la concentración en cierto tipo de ocupaciones, por cierto las más afectadas durante la crisis, a la segregación vertical, que hace más complejo que alcancemos posiciones de liderazgo dentro de las empresas y a una brecha salarial de género que para América Latina y el Caribe ascendía, antes del Covid 19, al 15% (OIT, 2019).
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Todas estas consideraciones serán relevantes cuando levantemos cabeza en la crisis y ante la decisión de quién vuelve al trabajo y quién se queda en el hogar. Si no seguimos trabajando para cerrar la brecha salarial y para romper los techos de cristal, lo más probable es que frente a esta situación sean las mujeres las que renuncien al mercado laboral pues sus salarios seguirán siendo “complementarios” en el hogar y sus posiciones en la organización no serán consideradas de “liderazgo”. Además, lo que hemos visto con la reapertura por sectores económicos es que los primeros en reactivarse son sectores altamente masculinizados como la construcción, la manufactura y las ventas al por mayor y esto también tiene una incidencia directa en el comportamiento del empleo femenino.
La coyuntura nos ha llamado a pensar en un nuevo normal y el marco que ofrece la equidad de género es perfecto para replantear los procesos internos de las organizaciones y para adaptarse a un escenario que exige un nuevo enfoque para la gestión empresarial. Por ejemplo, hoy más que nunca las empresas deben ser conscientes que la equidad de género no es tema exclusivamente de las mujeres, que los hombres deben ser parte de este movimiento de manera activa y participativa y la primera forma de hacerlo es acompañarlos en el proceso de involucrarse de manera corresponsable en las actividades del cuidado.
Con la medición del Ranking PAR hemos evidenciado el compromiso del sector privado por la equidad de género y en este momento ese compromiso debe renovarse. Las empresas que apuesten por la equidad de género durante la crisis estarán apostando por una gestión empresarial consciente y responsable y es este tipo de gestión el que hará la diferencia en el proceso de reinvención que demanda la crisis.
Las medidas que se implementen en este momento van a definir la economía de la próxima década y, en las empresas, las decisiones que se tomen ahora van a modelar el futuro de los negocios. La participación económica de la mujeres ha sido vista como un factor clave a la hora de incrementar el PIB regional, luego, la recuperación económica depende de en gran parte de la capacidad para impulsar iniciativas con enfoque de género.
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