«Concretar a la brevedad un país con deuda consolidada, es un elemento fundamental en el camino de las empresas financieras que buscan generar un impacto positivo en la calidad de vida.»
Iniciado ya el 2022, para muchos comienza el reloj de lograr propósitos, sueños y desafíos que se propusieron el pasado 31 de diciembre. Para algunos será que sus hijos accedan al colegio, o logren sus sueños de entrar en la Universidad, para otros conseguir trabajo. En fin, cualquiera que sea ese propósito seguramente tienen algo en común: gastos.
Cuando tenemos una necesidad, un proyecto que queremos materializar evaluamos cómo financiarlo, tal y como lo hacen las empresas cuando emiten bonos u otro instrumento de deuda. Por lo general, las compañías no son cuestionadas al hacerlo, salvo cuando los ratios de apalancamiento (índice que se utiliza para medir la capacidad de la entidad para financiar su inversión con su capital social o dinero de los propietarios), la historia crediticia o los magros resultados de los últimos años ponen un manto de duda sobre dicha empresa y su clasificación de riesgo.
En el caso de las personas no es diferente, la lógica es la misma, por lo que debemos encontrar la forma correcta de financiar cada proyecto, obligando a evaluar y reflexionar respecto de la capacidad máxima para absorber un nuevo costo, como es por ejemplo el pagar la cuota de un crédito con una tarjeta de una casa comercial o de un banco.
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No se puede entender que aún en Chile las instituciones facultadas y supervisadas para otorgar un crédito no tengan acceso al panorama completo, sin miopías; no solo fotos de cómo estoy hoy, sino también del historial de la persona como buen pagador, porque puede que hoy esté con vacas flacas, pero su trayectoria demuestra un buen comportamiento.
Esta discusión no lleva un par de años, lleva décadas y una vez más nuestro país nos demuestra que nos aterra competir; la industria se moviliza -o más bien se inmoviliza- cada vez que ingresan nuevos actores al juego. Es hora de confiar en las capacidades de nuevas soluciones financieras, y más aún, en fintechs conformadas por equipos talentosos que apuestan por democratizar las finanzas; a los que a veces sin querer les negamos la posibilidad de desarrollar aún más sus capacidades y su potencial innovador debido a la novedad y a veces intangibilidad de las cosas.
Concretar a la brevedad un país con deuda consolidada, es un elemento fundamental en el camino de las empresas financieras que buscan generar un impacto positivo en la calidad de vida de todos los que vivimos en Chile.
Pero, ¿Cómo cambiar la percepción del endeudamiento? Endeudarse facilita lograr nuestros proyectos, siempre y cuando se haga luego de un responsable análisis. No obstante, es necesario que se puedan facilitar todas las herramientas necesarias que permitan tomar las mejores decisiones a futuro. Si ya para uno es difícil vislumbrar lo que se vendrá en los próximos años, ¿Cómo hacen los bancos tradicionales para ofrecer condiciones que respondan a nuestras necesidades y nos faciliten tomar decisiones responsables, si cada institución ve solo una parte de mi historia?
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