¿Pueden la ética y la estrategia convivir simbióticamente en las empresas en el momento actual? Vamos a tratar de aportar a este dilema, que se ha convertido en un verdadero desafío para las organizaciones a nivel global, cuando en su intento de sobrevivir, proyectarse, diferenciarse, crecer (o en el presente momento, “reinventarse”, famosa expresión que el Covid-19 puso de moda), se enfrentan a una decisión vital, que en muchos casos toma visos de “disyuntiva filosófica”, y que pone en una balanza el ¿QUÉ quieren lograr?, con el ¿CÓMO lo van a hacer?, decisión que sin duda, marcará la impronta de su cultura corporativa y el impacto de su gestión en la sociedad y en el mercado.
Considero pertinente iniciar refiriendo la etimología de la palabra “Simbiosis” que proviene de dos vocablos griegos syn, ‘juntos’ y biosis, ‘vivir’, y tomar de ella, algunos elementos claves para construir mi reflexión. Con seguridad, la mayoría de nosotros conoce y ha utilizado el término “Simbiosis”, pero lo que probablemente algunos no teníamos claro, y me incluyo, es la génesis de este término, que se remonta a los estudios con líquenes del botánico alemán Anton de Bary, considerado el padre de la micología, quien acuñó en 1879 el término “Simbiosis”, definiéndolo como “una asociación íntima de convivencia de especies diferentes, para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital, consiguiendo una mayor eficacia biológica y mayores posibilidades de sobrevivir”.
Proyectando al entorno corporativo ésta clara estrategia de supervivencia biológica de la “simbiosis”, fruto de la sabiduría de la naturaleza, intentaré concatenarla con el cuestionamiento que originó esta disertación:
¿Es posible lograr una convivencia simbiótica entre la ética y la estrategia, frente a los retos que plantea el nuevo mundo empresarial, permeado por el fantasma del Covid-19?
Desde la antigüedad, hasta nuestros días, “lo ético” ha sido un referente al momento de juzgar un proceder como correcto o incorrecto, ligado a la capacidad del individuo de ser consciente de su comportamiento y de su voluntad de actuar correctamente”. Mientras que, la palabra “Estrategia”, se refiere en su acepción más común, a conceptos como ‘plan’, ‘dirección’, ‘decisión’ y ‘resultados’.
Ahora, la pregunta que atañe, para empezar a tratar de resolver el discernimiento planteado, es ¿cómo fusionar efectiva y armónicamente en un entorno hostil de supervivencia corporativa, como el que estamos viviendo hoy, los conceptos éticos de: ‘consciencia’, ‘proceder correcto’, ‘comportamiento adecuado’, ‘voluntad de actuar correctamente’, con los conceptos estratégicos de ‘plan’, ‘dirección’, ‘decisión’ y ‘urgencia de resultados’?
“Ética & Estrategia”, conceptos que en el marco empresarial parecieran ser en muchas ocasiones como agua y aceite, especialmente cuando la premisa vital y la “piedra filosofal que crea el elixir de la Vida”, para sobrevivir, proyectarse, diferenciarse, crecer o reinventarse en el actual contexto C-19, es ¡obtener resultados a toda costa!.
En este nuevo “Corona-escenario” global, en el que o facturas o desapareces, y que ya está marcando un antes y un después de las prácticas corporativas tradicionales, tanto las grandes empresas y sus directivos, los empresarios y directivos de las pymes, como los microempresarios y emprendedores, enfrentan un nuevo marco de acción regido por reglas de juego desconocidas, que apenas están mostrando sus cartas, y en el que, el “fenómeno post Covid-19” marcará la pauta: Clientes post-Covid-19, cada vez más conscientes, conocedores y exigentes, que tendrán un nuevo poder insospechado; competidores post Covid-19, en “modo desespero”, que harán lo necesario por subsistir; proveedores post Covid-19, Estado post Covid-19, en fin, stakeholders post Covid-19, cuya interacción cambiará la “caduca visión” que teníamos del mundo de los negocios en el otrora lejano primer bimestre 2020: ese ‘tiempo pretérito’, que no quisiera recordar, en el que empresarios, directivos y emprendedores de todos los tamaños veían diariamente cómo perdían negocios después de gestionar serios y transparentes procesos comerciales, cómo sus ventas disminuían haciendo las “cosas correctas correctamente”, cómo su participación en el mercado se reducía, cómo su productividad y rentabilidad se deterioraban y cómo sus equipos comerciales se desmotivaban, debido a que nunca estuvieron interesados, bajo ninguna circunstancia, en negociar sus principios y valores, frente a un modelo de Corrupción Comercial tácitamente aceptado por muchos, en el que en no pocos entornos, practicar la Ética Comercial se había convertido en un fantasma que “alejaba los buenos resultados” de las Organizaciones.
Le puede interesar: ¿Cómo Manejar la Incertidumbre desde el Liderazgo?
Y frente a este contraste de realidades quisiera dejar planteados los siguientes cuestionamientos:
¿Esa “caduca visión pasada” de comienzos de 2020, que mostraba un mundo globalizado, super-conectado, hiper-competido, que cambiaba a velocidades insospechadas, con ofertas poco diferenciadas, con consumidores inteligentes y exigentes, pero en muchos casos, tristemente dominada por un “Juego de Poder”, gobernado por antivalores, competencia desleal, conductas fraudulentas y corruptas y aceptación tácita de prácticas antiéticas de negociación, que permeaban todas las esferas y con las cuales se convivía, y las que en no pocas ocasiones eran aceptadas, practicadas y promovidas, será la que de nuevo marcará la pauta para hacer negocios en la Era post-Covid?
¿Será que en esta “nueva Era”, nos tendremos que seguir sometiendo a enfrentar diariamente ante dilemas éticos en los que se pongan a prueba nuestros valores y principios, y frente a los cuales, de no entrar en dicho “juego de poder”, estará en vilo nuestra “Supervivencia Empresarial”?
Y para empezar a plantear respuestas a estos cuestionamientos y dejar la discusión abierta, quisiera citar tres ejemplos, de serios y muy recientes estudios globales, y un cuarto ejemplo de una iniciativa de Transparencia, que evidencian que ya desde la “Era pre-Covid-19” se vislumbraba un hilo de esperanza que demostraba que la coexistencia simbiótica entre la Ética y la Estrategia en las organizaciones, era un contundente factor de éxito:
1. El estudio global desarrollado por Kouzes y Posner (autores del libro “El Desafío del Liderazgo”), cuyo resultado principal, en orden de importancia, denota las cuatro características principales que son admiradas en un líder a nivel mundial: Honestidad, Competencia, Capacidad de inspirar y Visión” (Ética & Estrategia).
2. El estudio de MIT SMR/Glassdoor Culture-Fortune 500, en el que se priorizaron los llamados, en su orden, “Valores corporativos Big Nine”: Integridad, respeto, agilidad, colaboración, primero el Cliente, diversidad, ejecución, innovación y rendimiento”. (Ética & Estrategia).
3. Estudio de Salesforce 2019, que demostró como los Valores corporativos realmente vividos y demostrados por las empresas, son hoy más relevantes que nunca, al punto de influir directamente en la decisión de preferir o no a una compañía”.
4. Proyecto de La “Liga de la Verdad y la Transparencia”, iniciativa que busca irradiar una directriz filosófica que permee y cree consenso en todas las esferas, desde las comunidades académicas, hasta las empresariales privadas y públicas, para sensibilizar y construir consciencia, que permitan conformar un marco de “Empresarialidad transparente”, que blinde a la comunidad empresarial contra toda práctica de corrupción y de juego sucio.
En este nuevo estadio global, en este momento histórico de la humanidad que estamos viviendo, en el que tenemos el gran desafío de demostrar con creces, que la cuarentena obligatoria, tuvo sus efectos y nos convirtió en mejores personas, empresarios, directivos, líderes y ciudadanos, y nos lleve a evidenciar HOY, con plena convicción y con acciones concretas que: ¡Vivimos en Modo Ética & Estrategia”! Está en nuestras manos.
Lea también: Conversión Empresarial Corporativa