El turismo a nivel mundial pasa por una crisis sin precedentes, y Colombia no es la excepción. Con una contracción del 99 %, el mercado local vio cómo ese gran motor de la economía que incluso ha sido denominado ‘el nuevo petróleo’ se detuvo casi que en seco a raíz de la actual pandemia.
De esta forma, gracias a que los viajes y todas sus actividades afines tuvieron que ser suspendidas, se paralizó la economía de todos los jugadores en este sector, desde grandes cadenas hoteleras, pasando por agencias, prestadores de servicios turísticos y hasta vendedores y comercio informal que dependía de la afluencia de viajeros.
Claramente no podemos señalar a alguien como culpable de lo que está sucediendo. El cierre de fronteras, el aislamiento social y las cuarentenas impuestas han sido medidas tan necesarias como urgentes, enfocadas en gran medida, en ralentizar el avance del virus mientras el sector salud y la sociedad en general se preparaba lo mejor posible para el crecimiento exponencial de contagios y la demanda de servicios médicos.
Sin embargo, tomando un respiro y viendo el mapa completo, entendemos que el mundo no puede continuar en pausa indefinida; pero para emprender la marcha de manera responsable se hace imprescindible empezar a construir el significado de la tan famosa ‘nueva normalidad’; no se trata de esperar a que ella llegue, sino que nosotros seamos los encargados de diseñarla de tal manera que vida, economía, sanidad y sociedad, puedan coexistir de nuevo, permitiéndonos continuar sacando adelante el país.
En cuanto al turismo, esa ‘nueva normalidad’ pasa por cada uno de los actores que se están viendo impactados, quienes ya están trazando el nuevo camino con miras a la recuperación del sector, en un marco de Responsabilidad Social y altos controles sanitarios.
Es una realidad que los viajes no se detendrán, pues los colombianos aman viajar. Sin embargo, la forma de hacerlo de seguro tendrá que ser replanteada en muchos aspectos. A nivel de transporte, por ejemplo, ya estamos viendo los planes piloto que se han implementado, buscando reactivar los vuelos comerciales en Colombia. Protocolos como la toma de temperatura, uso obligatorio del tapabocas durante el vuelo, ingreso ordenado al avión, desinfección de calzado y distanciamiento social en las salas de espera son tan solo algunas de las nuevas normativas que de seguro entrarán en marcha y nos permitirán romper la barrera del miedo, mientras abrimos la puerta de la seguridad.
A la par con el transporte aéreo, el turismo terrestre también debe reglamentarse. Muchas personas que quieren viajar, seguramente optarán por movilizarse en transporte particular ya que darán prioridad al hecho de no tener que permanecer largos periodos de tiempo con personas extrañas e incluso, que ellos mismos puedan controlar la sanitización de sus espacios. Del mismo modo, la costumbre de escaparse un fin de semana o puente se mantendrá e incluso puede verse intensificada, pues una vez pasen las cuarentenas y el aislamiento obligatorio, las familias estarán deseosas de compartir con sus seres queridos en lugares nuevos, fácilmente accesibles y cercanos, que por cuenta de las circunstancias se vieron obligados a no visitar.
En cuanto a los destinos, junto con los tradicionalmente masivos, irán surgiendo rápidamente micro- destinos que tal vez no cuenten con una múltiple oferta turística, pero que están ubicados estratégicamente para ofrecer a los visitantes unos días tranquilos, en medio de un entorno íntimo, con hoteles pequeños y actividades en su mayoría, relacionadas con el reencuentro con la naturaleza. Deportes extremos, avistamiento de aves o actividades de contemplación pasiva, tendrán cada vez más adeptos.
Otro factor indispensable, de cara a la reactivación del turismo, es la calidad del hospedaje. Hasta hace poco, muchas personas preferían ahorrar al máximo en este concepto, para destinar más dinero a las actividades en destino. Ahora, con seguridad los viajeros tendrán como prioridad pasar sus noches en ambientes 100 % higiénicos, que tengan protocolos de limpieza reales y comprobables. Unas buenas vacaciones tendrán que estar alineadas con un entorno seguro para los viajeros.
Finalmente, considero que esta es la oportunidad para apoyarnos como colombianos. Son muchos los destinos que dependían casi en su totalidad del turismo como fuente económica, así que invito a todos los que tengan pensado viajar este año o el próximo, para que por lo menos su primer viaje sea uno de los maravillosos lugares que ofrece nuestra geografía. La forma de salir adelante es darnos la mano, y nada mejor que hacerlo de esta forma.
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