Transcurridos 25 años de vigencia de la Ley 100 como articuladora de nuestro Sistema General de Seguridad Social en Salud cabe plantearnos las siguientes inquietudes… ¿qué países del mundo tienen la salud como un derecho fundamental?, ¿en cuál país están, prácticamente, todos los medicamentos y procedimientos de alto costo incluidos en su plan de beneficios?, ¿en qué parte del mundo se tiene un gasto en salud per cápita cercano o inferior a los 250 dólares por año?, ¿cuál es el país de América Latina que tiene el mayor número de clínicas y hospitales posicionados entre los mejores?, ¿en qué países existen contrastes importantes entre los logros alcanzados en salud y los niveles de satisfacción de la población? La respuesta para todas es simple y cabe en ocho letras: Colombia.
Y esta respuesta tan puntual nos muestra una realidad que habla por sí sola, nuestro país tiene un sistema de salud que a ojos de organizaciones mundiales y de connacionales analíticos, que realmente han estado inmersos en un análisis propositivo de mejoras, este es un verdadero logro social que merece ser estudiado, por sus enseñanzas, en otras latitudes.
Ante los ojos del mundo
Para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) “Colombia tiene un sistema de salud bien definido, con unas políticas ampliamente eficaces e instituciones de las que otros países podrían aprender y que merece ser mejor conocido internacionalmente”. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica como el número 22 entre los 191 países que revisa; posición más privilegiada que la de Canadá, que ocupa el puesto 30 y que la de Estados Unidos, que se sitúa en el puesto 37. Asimismo, resalta el hecho de que existan en el país muchos hospitales y clínicas que brindan servicios médicos generales y especializados, entre los reconocidos como los “mejores del continente”. Prácticamente, la mitad de los 44 mejores hospitales en América Latina se encuentran en Colombia (21 en total) de acuerdo con un estudio del ICONTEC.
Lo anterior, en contraposición a una realidad mundial y a unas tendencias en medicina a las cuales hay que poner un marcado interés, como el establecimiento de un perfil epidemiológico que está migrando a enfermedades crónicas, el aumento de la expectativa de vida de la población, la cronificación de enfermedades antes mortales (como el VIH), la propensión a la subespecialización por parte del talento humano en medicina, la regulación excesiva, la conversión de consumidores de los servicios a personas cada vez más informadas y exigentes, las pandemias producto de las violentas variaciones climáticas, la inteligencia artificial, la robótica, la inmunomodulación, la bioimpresión y la “inmortalidad”, entre otras.
En permanente mejora…
El sistema de salud colombiano ha crecido permanentemente durante los últimos 25 años, y ha mostrado avances admirables y dignos de replicar en otros territorios: como el aumento de cobertura hasta llevarlo a una perspectiva de universalidad (con un alcance superior al 97% de los habitantes), con un plan de beneficios muy amplio y que cubre todas las enfermedades, con un evidente concepto de solidaridad (es un sistema doblemente subsidiario), altamente eficiente (funcional con un gasto per cápita cercano a los 250 dólares anuales), con un alto número de prestaciones anuales entregadas (más de 500 millones), con profesionales de talla y reconocimiento internacional, con migraciones legales pensadas en el bienestar de las personas (la Ley Estatutaria como modificación estructural de la Ley 100, convierte la salud en un derecho fundamental), con reconocimiento de entes internacionales y con capacidad de resiliencia (que aprende de las crisis).
Retos innegables…
Sin embargo, a pesar de un cuarto de siglo de constante desarrollo y crecimiento, el sistema de salud colombiano tiene algunos retos igualmente sobresalientes. Es -a pesar de lo descrito antes- un asunto de reputación negativa colectiva (individualmente las personas sienten que sus experiencias con el sistema de salud han sido buenas; pero repiten casi de manera automática que el sistema de salud es de mala calidad). A falta de un contrato social claro que nos permita entender y ponernos de acuerdo como colectivo sobre cuáles prestaciones de salud cubriremos y cuáles pasaremos, existen marcadas amenazas para la sostenibilidad financiera del sistema (la no definición técnica y estratégica de la financiación de lo NO PBS y de los recobros). Existe, además, un fuerte desequilibrio entre los regímenes (igualdad de número de personas en el régimen subsidiado y en el contributivo, cuando la relación pensada como “ideal” fue de dos aportantes por cada tres afiliados). Tiene una marcada presión fiscal sobre el gasto (está desfinanciado), unas perceptibles brechas de calidad y estandarización y cuenta con alguno actores poco calificados y competentes. Al mismo tiempo, tiene una urgente necesidad de educación para sus diferentes actores (afiliados, prestadores, administradores, reguladores).
Hoy, con nuevo gobierno, inmersos en una era de transformaciones aceleradas, con la experiencia de un cuarto de siglo, y con las capacidades y facilidades que ofrece la tecnología tenemos el poder de seguir potenciando el Sistema General de Seguridad Social en Salud como un verdadero gestor de bienestar para la generación actual y las venideras.
La “Cuádruple Meta” como objetivo y camino…
Quienes tenemos el privilegio de trabajar por el bienestar de las personas tenemos la responsabilidad de construir sociedades y economías más saludables. Por ello, debemos buscar desde nuestro sistema de salud, generar mayor valor mediante la entrega de más y mejores resultados con los mismos o menores recursos.
Basta con recordar que trabajar por la salud de los colombianos tiene un orden lógico y estructurado. Nuestro trabajo del día a día debe estar pensado para, en su orden:
- Generar mejores resultados en salud.
- Con altos niveles de satisfacción (calidad y servicio).
- Con menores costos.
- Con mejores experiencias para los profesionales de la salud.
“Guérir quelquefois, soulager souvent, consoler toujours (Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre)”. (Claude Bernard).