El mundo laboral avanza rápidamente y nos exige buscar caminos para ser más innovadores, competitivos y eficientes.
Tenemos, por un lado, a los profesionales y emprendedores de hoy que desbordan conocimiento, talento y, sin embargo, en ocasiones deben frenar su ímpetu por la sensación de incertidumbre e inseguridad ante lo desconocido o la falta de experiencia.
Por otro lado, muchas personas llenas de experiencia y conocimiento que, por haber llegado a la edad de jubilación, quedan separadas y alienadas del mundo laboral. No obstante, sus éxitos y también sus fracasos, podrían ser el cimiento para impulsar a las nuevas generaciones y permitirles ir más rápido.
Existe una infinidad de ejemplos en la historia de la humanidad, en los mundos artístico, literario y empresarial, que demuestran cómo la transferencia de conocimiento agrega valor. Caminar de la mano de gigantes enriquece y facilita el proceso de desarrollo de emprendedores y empleados. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, tuvo como padrino y mentor a Steve Jobs, fundador de Apple; Warren Buffet, inversionista y empresario influyó enormemente en el manejo de las situaciones difíciles y la visión a largo plazo de Bill Gates. Sally Ride, primera mujer estadounidense en el espacio tuvo como mentor a su profesor de posgrado Arthur Walke; Jorge Reynols creador del primer marcapasos cardíaco externo, sigue hoy entrenando nuevas generaciones de médicos en la clínica Shaio y desarrollando un nano-marcapasos.
Es así como estamos frente a un camino probado y a una forma más segura de lograr objetivos profesionales; sin embargo, hoy no lo aprovechamos tanto como podríamos. El enfoque tiende a estar más centrado en lo que separa o diferencia a las generaciones, y menos en las habilidades únicas, y en cómo la transferencia de conocimiento de unos hacia otros es una fuente de valor.
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El panorama se vuelve preocupante y demanda acciones concretas cuando constatamos que, de acuerdo con la OMS, en la actualidad podría haber más discriminación por edad que por sexo o por raza. Esto significa que hoy descartamos a personas por su segmento de edad, pasando por encima de la experiencia o la trayectoria y logros comprobables. Y si tenemos en cuenta que la población mundial se está envejeciendo rápidamente y que, de acuerdo con la CEPAL, en el 2037 en Latinoamérica las personas mayores de 60 años superarán a los menores de 15 años, tenemos que encontrar mecanismos para que el mercado laboral sea más inclusivo y no haya pérdida de capital humano o de experiencias valiosas transferibles y se capitalicen esos conocimientos.
Una forma clara de mantener activas a personas valiosas, aprovechar su conocimiento por su trayectoria o su experiencia, es justamente la consultoría, la asesoría y la mentoría.
Es alentador ver que, de acuerdo con un estudio realizado por susurradores.com en junio del 2020 con 306 personas, 8 de cada 10 profesionales activos entre 25 y 44 años querrían ser asesorados y un 70% considera que el conocimiento de un profesional senior podría agregarle valor y permitirle ir más rápido, reducir el famoso “Time to Market” y equivocarse menos. ¿Puede ser este el camino para conectar lo mejor de las generaciones?
Las asesorías: un medio paras transferir conocimiento
En Colombia hoy es posible acceder a asesorías empresariales a través de medios formales e informales. Dentro de las formales se destacan las Cámaras de Comercio, las Universidades, algunas entidades gubernamentales y empresas privadas, así como grupos empresariales. Y las informales son básicamente amigos y conocidos que, con la mejor intención, y en muchos casos sin la experiencia necesaria, aconsejan a profesionales activos, a emprendimientos, así como a proyectos.
La asesoría es una forma valiosa para acceder a mejores prácticas y tener una mirada externa del negocio. Pero hoy no es accesible para todos los que la necesitan. Demanda costosos recursos humanos y financieros de los que no todos disponen y su enfoque es más teórico que práctico. El entregable suele ser el diagnóstico puntual de un problema y la identificación de oportunidades de mejora, pero no necesariamente el acompañamiento durante el proceso de mejora, la medición y optimización.
El contexto mundial nos está llevando a dar un paso hacia adelante en lo referente a la consultoría, reconociendo el valor enorme que ésta puede tener para profesionales y emprendedores para hacerla más accesible y práctica. Si logramos que los consultores diagnostiquen el problema y recorran el camino de la solución como parte de sus entregables y como aliados estratégicos, podremos generar cambios muy positivos a nivel empresarial en periodos más cortos de tiempo.
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En conclusión
Nunca ha sido tan fácil y necesario como hoy acceder a asesorías empresariales y de forma virtual. Aprovechemos el momento para revisar las opciones disponibles en el mercado, que se ajusten a nuestras necesidades y que nos permitan avanzar más rápido y mejor, con menos incertidumbre y mayores probabilidades de éxito. Al escoger la asesoría, hagámoslo con un enfoque práctico pensando en el qué, pero especialmente y también en el cómo.
Este es un momento ideal para buscar aliados estratégicos que enriquezcan nuestro trabajo y experimentar el hecho de que dos cabezas, una joven y una madura, piensan mejor que una. Y al hacerlo, siéntanse orgullosos de sí mismos, pues identificar sus oportunidades de mejora es un signo de coraje, humildad e inteligencia, lo cual hará más provechosa la asesoría, consultoría o mentoría, con los beneficios que tales apoyos brindan en aspectos estratégicos y operativos.
Y si esta última puede ser impartida por una persona que tenga 40 años de experiencia y una trayectoria de éxitos y retos que facilite anticipar errores a través de la experiencia virtual, quizás sea la mejor opción. Es un gana-gana para cualquier proyecto.