«Llevar al efectivo hacia el mundo digital por medio de aliados que tengan clara esa visión.»
Muchas veces me han cuestionado ¿Porqué emprender enfocado principalmente en un servicio basado en el efectivo si éste se está acabando? Y todas las veces he respondido con la misma certeza y es que esta creencia está completamente alejada de la realidad, este mito que quiero explicar el día de hoy no lo quiero sustentar únicamente con la fe o esperanza debido a mi negocio sino con cifras, estadísticas y datos reales, de fuentes altamente confiables que nos permiten desmitificar esa creencia y más ahora donde los más osados afirman que debido a la coyuntura mundial actual por el COVID-19 el fin del efectivo está cerca. Primero revisemos:
¿Dónde se ha generado esta creencia y quienes la afirman?
En Colombia es bien conocido el tema de los estratos sociales organizados por la capacidad económica de cada sector en una escala ascendente del 1 al 6, donde el estrato 1 abarca las personas más vulnerables hasta el estrato 6 conformado por las personas de más alta capacidad económica o con mayor poder adquisitivo, es precisamente en este último estrato y seguramente en su predecesor es decir el estrato 5 donde de manera mayoritaria se tiene ese concepto debido a que allí por su capacidad financiera tienen a su disposición a los Bancos, Fintechs, Sedpes, tarjetas débito, tarjetas crédito, pasarelas de pago etc, y es allí donde está la mayor concentración de uso de estos instrumentos y por ende hacen muy poco uso del efectivo, esperando estemos de acuerdo en este punto propongo desglosemos cómo está conformada la pirámide poblacional del país.
Colombia tiene 50 millones de habitantes, de estos según datos oficiales del DANE el 3% hace parte del estrato 6 y el 6 % del estrato 5, tomando como base esta información encontramos de manera fácil que la totalidad de la población que conforma los estratos 5 y 6 del país abarcan el 9%, es decir aproximadamente 4,5 millones de personas quienes en su mayoría ven en el efectivo un instrumento poco amigable y por ende de uso mínimo; Ahora bien este es el foco de las pasarelas virtuales, las apps, y todos los instrumentos que mencionamos anteriormente, pero y entonces ¿Qué sucede con el otro 91% de la población del país? Exacto, son estos más de 45 millones de colombianos quienes en sus transacciones diarias utilizan el efectivo en su gran mayoría, instrumento que para ellos no tiene competencia ni reemplazo y ni pensar en bancarizarlos teniendo presentes los elevadísimos costos de nuestra banca, así como nuestro famoso y muy “temporal” impuesto del 4*1000 instrumento absolutamente destructivo para las pretensiones gubernamentales de bancarizar a toda la población.
Datos oficiales publicados en los informes de instrumentos de pago realizados por el Banco de la República dan cuenta de la realidad de nuestra sociedad donde encontramos de manera tajante que el porcentaje de utilización del efectivo en las transacciones diarias en todo el país es superior al 92%, incluso yo quedé sorprendido por la cantidad de ítems que en gran medida se pagan en efectivo como es el caso de algunos impuestos. Este reporte completo lo encuentran publicado en la página oficial del Banco de la República en su aparte de informes y les sorprenderá la cantidad de información que nos refleja en detalle el capítulo de uso de efectivo.
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Ahora revisemos el despertar de las plataformas digitales versus la producción de efectivo de los últimos años. Manteniendo la creencia del fin del efectivo, la lógica nos llevaría a concluir que, con el auge de soluciones digitales y el aumento exponencial de facilidades virtuales, plataformas electrónicas, pasarelas de ahorro y pagos, apps, Sedpes, etc, así como las innumerables campañas gubernamentales y del sector financiero para disminuir o mejor aún, eliminar el uso del efectivo, la producción de billetes y monedas que hace el Banco de la República debería estar disminuyendo sustancialmente o al menos mostrar una tendencia decreciente ¿no les parece?.
Utilizando la información oficial de “Estadísticas de producción de efectivo” del Banco de la República y enfocados en este artículo principalmente al ítem de monedas metálicas encontramos que en los últimos años su producción se ha casi triplicado en comparación a 10 años atrás, tanta es la necesidad de efectivo en nuestro país que entre los años 2015 y 2016 la central de producción de monedas trabajando las 24 horas no lograba producir lo suficiente para cubrir nuestra demanda interna, esto nos llevó a una crisis por falta de monedas durante esos años y por primera vez en nuestra historia tuvimos que importar monedas mandadas a producir en Eslovaquia tratando de cubrir la demanda en nuestro país.
Siguiendo en línea con esta información encontramos que la gráfica allí publicada refleja claramente cómo se ha incrementado su producción, llevándonos a tener actualmente una cifra histórica cercana a los tres billones de pesos ($3.000.000.000.000), recuerden esta cifra corresponde únicamente al ítem de monedas metálicas, de estas bajo investigación de mercados con Bancos Comerciales y Transportadoras de Valores se calcula que el 25% no circula de manera normal por su difícil conteo, transporte e incluso por llegar a ser consideradas sin mucho valor.
Esto quiere decir que en los hogares colombianos, en las pequeñas alcancías, cajones, carteras, guanteras etc… tenemos olvidados o con muy poco uso, cerca de setecientos cincuenta mil millones de pesos ($750.000.000.000). Estas cifras, datos e investigaciones nos recuerdan la importancia del efectivo y su gran relevancia en el día a día, nos demuestra también una vez más que estamos en lo correcto en nuestra creencia absoluta que la vía no es mantener la política de hacer del efectivo un enemigo sino por el contrario un poderoso aliado del mundo digital; Esto lo lograremos a través de una transición organizada, bien estructurada y escalonada para llevar al efectivo hacia el mundo digital por medio de aliados que tengan clara esa visión y puedan como nosotros darle un espacio a nuestro lema “monedas con sentido”.
Por último, soy un convencido que unas palabras bien recibidas en el momento oportuno nos dan esa fuerza motivacional que marcarán la diferencia en nuestros actos, por ello quiero apoyar mi blog finalizando siempre con una frase que pueda inspirar a algunos: “no tienes que ser grande para comenzar, pero tienes que comenzar para ser grande” -zig ziglar-
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