«Los emojis pueden decir más que mil palabras y, mientras más existan, más fácilmente podremos encontrar el que se adapta mejor a lo que queremos transmitir.»
Cuando vemos una sonrisa y unos ojos achinados en el rostro que tenemos frente, sabemos que esa persona recibió positivamente lo que le dijimos, mientras que ver un par de lágrimas caer o un ceño fruncido nos hace entender que está triste, molesta o enojada. Es por esto que llevar una conversación cara a cara hacia una pantalla fue un desafío colosal para la comunicación de las sociedades del mundo.
Y es que ¿Cómo podemos transmitir emociones tan humanas a través de píxeles? ¿Cómo conectar digitalmente con otra persona tal y como si estuviésemos frente a frente? Ya contábamos con imágenes y gifs, y en computadores teníamos emoticones básicos que apoyaban nuestros mensajes, pero necesitábamos algo más rápido y versátil que se adaptara a la comunicación a través del teléfono móvil, dispositivo que había llegado para quedarse en este mundo donde rige la inmediatez.
Así es como en 2011, Apple trajo los primeros emojis a color para celular y después de un año le siguió Android. Lo novedoso de este proceso fue una variada carta, que permitía expresar emociones más allá de las básicas que ya conocíamos y que con el tiempo fue creciendo y adoptando nuevas reacciones que buscaban representar el sinfín de sentimientos que experimentamos como humanos.
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Los emojis pueden decir más que mil palabras y, mientras más existan, más fácilmente podremos encontrar el que se adapta mejor a lo que queremos transmitir. Y es que estamos frente a un fenómeno curioso, pues en cada actualización de nuevos emojis que hace Unicode Consortium -organización global que se encarga de añadir emojis a las distintas plataformas y a los estándares de los fabricantes- vemos un reflejo innegable de los avances de la sociedad.
Por ejemplo, en 2015 apareció la opción de cambiar el color de piel a las manos que hacen señas. Un par de años más tarde, incorporaron íconos de representación de personas sordas o en sillas de ruedas y adaptaron los de personas para que pudiesen representar a las diversidades de género e inclinaciones sexuales. Además, en lo que va del 2022 ya se han sumado 123 nuevos emojis y recientemente se anunció una nueva colección.
Hoy podemos ocupar 3633 emojis diferentes que ayudan no solo a la comunicación interpersonal, sino también a la que se da entre empresas y audiencia, puesto que ayudan a darle cercanía y facilidad de entendimiento al mensaje y, para qué lo vamos a negar, hace más entretenida la interacción y el trabajo.
Lo más importante de este fenómeno es no olvidar que cada uno de los emojis está inspirado en emociones reales, situaciones cotidianas, objetos y lugares que existen en el mundo tangible. Por esto, debemos festejar la gran ayuda y representatividad de estos pequeños íconos en nuestra comunicación diaria, pero con la promesa de hacernos el tiempo para disfrutar -fuera de los límites de una pantalla- el sonido de una risa o sentir un buen apretón de manos.
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