«Las herramientas tecnológicas para la logística del transporte existían pre pandemia y también han aprovechado este auge, pero tienen una utilidad limitada si no van acompañadas en capacitar a los responsables del área.»
En el 2020 la pandemia hizo que nos fuéramos a dormir una noche y despertáramos 5 años en el futuro. El teletrabajo fue un ejemplo donde aun existiendo la tecnología, tenía una baja penetración, sin embargo, se masificó en pocos días.
El aumento exponencial del comercio electrónico, sólo en Latinoamérica, en la primera semana tuvo un aumento de 100% y de un 387% en la cuarta semana, lo que trajo desafíos que eran impensados y muy difíciles de abordar en tan corto plazo. Ya no se trataba de un grupo en crecimiento de early adopters, sino que éramos todos.
En ese tiempo pasado la experiencia de comprar 1 artículo en 1 minuto y esperar días para recibirlo, con horarios de entrega inciertos, podía ser vista por los clientes como una opción más conveniente que dirigirse a una tienda física, al final de cuentas esa era otra opción disponible y cada consumidor decidía sobre su conveniencia. Tanto para los consumidores como para las empresas el comercio electrónico ya no es opcional, hace parte de un servicio básico. La promesa de realizar entregas en el mismo día ya no es algo impensado y en algunos casos se está igualando a los 30 minutos de una pizza.
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En este nuevo mundo transportar un artículo del punto A al punto B, pasó de manera repentina a estar presente como uno de los desafíos principales de las empresas. No es que no estaban haciendo nada, por supuesto que sí estaban trabajando en mejorar los procesos, pero había otras áreas más sexis.
Las herramientas tecnológicas para la logística del transporte existían pre pandemia y también han aprovechado este auge, pero tienen una utilidad limitada si no van acompañadas en capacitar a los responsables del área. La experiencia acumulada del talento humano existente es indispensable, pero ese talento si no cuenta con el apoyo necesario creará frustraciones a los trabajadores y también a las empresas por no alcanzar los objetivos definidos.
De nada sirve contar con un sin número de plataformas tecnológicas, donde se obtienen una gran cantidad de datos, si estos no pueden ser interpretados y peor aún donde muchas veces no generan acciones concretas de mejoras. La centralización de la información es crucial, ya que resolver solo una parte de la operación repercute de manera limitada en la resolución del problema. No hay gran ciencia, son las personas y los procesos lo que llevarán al éxito de la operación. ¿La pregunta es, tu empresa ya empezó a capacitar y a atraer talento dotándolos además de las herramientas tecnológicas necesarias?
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