Si alguna vez la incertidumbre ha marcado nuestra estrategia industrial, es en la década que tenemos por delante. Hoy casi nadie duda de que nos enfrentamos a cambios inimaginables que están transformando profundamente nuestras organizaciones. La tecnología nos permite nuevos marcos de relación en las cadenas de suministro, las estructuras organizativas evolucionarán en consecuencia, para adaptarse y ser rotundamente más ágiles tanto en el flujo de información como en la toma de decisiones.
¿Evolucionar o revolucionar?
La respuesta la sabemos todos, claramente revolucionar: armonizando las estrategias a corto con una visión totalmente diferente de nuestros modelos de negocio y sobre todo de nuestras fábricas. No olvidemos que allí es donde ocurre todo.
- Diseñar una organización equilibrada donde convivan los nuevos perfiles con los trabajadores que nos han hecho llegar hasta donde estamos. La sabiduría está en nuestras organizaciones, aunque muchas veces la utilizamos de forma empírica y poco estructurada. Conocer cómo se comportan nuestros procesos, qué variables son relevantes, qué es importante y qué no es. es fundamental.
- Orientar el diseño a valor, lo que supone organizar la parte creativa y noble del diseño para generar un precio diferencial en el mercado y sorprender al cliente. Creando así un modelo de trabajo capaz de responder a una gama de productos mucho más amplia y personalizada, con ciclos de vida muy cortos, costes aquilatados y con un nivel de calidad del 100%.
- Trabajar la flexibilización de los procesos, de forma que podamos reaccionar rápidamente ante cambios o personalizaciones de producto.
- Cuestionarnos nuestras tecnologías actuales, así como la configuración de los equipos productivos. Ensayar nuevas tecnologías, y aprender de esta experimentación para poder incorporarlas de forma robusta cuando sea necesario. Modularizar nuestros medios productivos, intentando en todo momento que las líneas de producción futuras sean reconfigurables, para poder responder a los requisitos de personalización de producto.
- Desde el punto de vista digital acometer proyectos integrales, dando pasos seguros pero teniendo en cuenta la meta final que no es otra de lograr un dominio integral del proceso.
Si bien observamos cierta inquietud por conocer cómo este proceso de transformación puede contribuir a mejorar la posición competitiva de nuestras empresas, se echa en falta plantes integrales que con un enfoque holístico. Los planes a corto (evolución) nos permitirán mantener nuestros márgenes controlados, pero sobre todo deben ayudarnos a financiar los planes de transformación a largo plazo (revolución).
Conclusiones
Los escenarios industriales futuros combinarán un incremento del peso tecnológico con un papel reforzado de las personas como alma del sistema. Los entornos TIC tradicionales no son suficientes para este reto tecnológico, y requieren un mayor desarrollo para convertirse en la inteligencia tecnológica de la planta, aportando conocimiento a todos los niveles.
Por último, recordar que en este camino, nos vamos a encontrar muchas opciones, no todas válidas para nuestro negocio, sin embargo, el simple hecho de experimentarlas nos va a ayudar a generar fuentes de inspiración.
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