«Las empresas que decidan que no merece la pena ligar la estrategia de la compañía a criterios de sostenibilidad desde las 3 dimensiones (social, medioambiental y gobernanza), quedarán obsoletas y simplemente, desaparecerán.»
En los últimos años es patente el esfuerzo que están haciendo las grandes compañías para cumplir con los criterios ESG y en definitiva, ser más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, social y de gobernanza. Ahora bien, ¿sería temerario no subirse a ese tren o por el contrario estamos hablando de una moda que en unos años habrá sido eclipsada por cualquier otro aspecto en los entornos corporativos?
Creo que podríamos encontrar un claro paralelismo con la transformación digital. Seguro que coincidimos en que una compañía que no tuviera trazada una clara estrategia de transformación digital y no haya adaptado su modelo de negocio a la nueva realidad del mercado, es prácticamente imposible que esté sobreviviendo a día de hoy. Si antes de la pandemia ya se hacía difícil tener éxito sin esa visión digital, la llegada del COVID revolucionó y aceleró las transformaciones pendientes en prácticamente todo el tejido empresarial. Y a día de hoy, en diferentes grados de madurez, no concebimos que una empresa pueda tener éxito sin tener impregnadas en todas sus capas una mínima mentalidad digital.
Lo mismo pasa con la sostenibilidad. Las compañías que lideran esta transformación, tendrán antes retornos financieros y serán de mayor impacto. Las que las sigan, podrán sobrevivir adaptándose al ritmo que bien puedan, y por último, las que decidan que no merece la pena ligar la estrategia de la compañía a criterios de sostenibilidad desde las 3 dimensiones comentadas (social, medioambiental y gobernanza), quedarán obsoletas y simplemente, desaparecerán.
Le puede interesar: Transición Energética y Fondos de Inversión
Los profesionales con mayor talento no quieren estar en compañías que no sean responsables con el ecosistema, ni quieren invertir 40 horas a la semana en proyectos que no mimen a sus diferentes grupos de interés (accionistas, clientes, proveedores y por supuesto la propia plantilla). Quieren ver que no solo se tienen en cuenta aspectos financieros, si no que hay una clara estrategia largoplacista que aúna todos los elementos que agrupan los criterios ESG.
Las grandes compañías están ya valorando que en toda su cadena de valor se trabaje con este enfoque, y los criterios para seleccionar un compañero de viaje, me atrevo a apostar que harán decantar claramente la balanza hacia aquellos que se alineen también con esa visión sostenible, de largo plazo, donde entre todas las partes haya una clara visión compartida sobre cómo deben ser los negocios.
Llegará un día más pronto que tarde, donde los principales fondos de inversión no van a invertir en compañías que no tengan en su ADN estrategias de diversidad e inclusión, unas claras políticas en materia de seguridad de datos o una actitud responsable con el planeta.
En definitiva, no se trata de hacer lo mínimo que marque la ley para “cumplir” y seguir centrados en el negocio. Es que el negocio se verá directamente afectado si no vamos más allá de la norma, si no tenemos claro que las empresas responsables que no toman decisiones basadas únicamente en el Ebitda del año siguiente, son las que más éxito tendrán en el futuro. Aún así, siempre puede haber espacio para el debate… ¿Moda pasajera o nueva realidad?
Lea también: Baterías de Litio para las Energías Renovables no Convencionales (ERNC)