Llevo varios años escribiendo en esta revista sobre la importancia de mantener las cesantías como un ahorro casi exclusivo para enfrentar contingencias laborales, como quedarse sin empleo ¿Cuál es la racionalidad detrás de este consejo? Entre más ahorro tenga cuando me quede sin empleo, más estabilidad voy a poder tener en el consumo, mientras busco un nuevo trabajo. Así mismo, me puedo tomar el tiempo para conseguir el empleo que mejor se adecue mejor a mi conocimiento y experiencia, de esta manera, no verme en la obligación de emplearme en el primer trabajo que encuentre afectando mi progreso profesional.
Lo que no sabía cuándo escribía las columnas de ediciones anteriores, era que el 2020 iba a ser un año dramático en muchos sentidos, sobre todo, con un efecto monumental en materia laboral. Hoy por efecto de la pandemia, particularmente por los confinamientos establecidos para contener la misma, el mercado laboral ha sufrido daños que pueden permanecer por décadas. Por supuesto que cada vez que hablamos de daños en el mercado laboral, lo que realmente estamos narrando, es el sufrimiento de un hogar por no tener ingresos que les permitan financiar su consumo presente. Recordemos que, en mayo, el peor mes del año en materia laboral, el desempleo se trepo a un escandaloso 21,4%, esto con nuestro lastre continuo que es la altísima informalidad. Ahora, tenemos una combinación que solo es resultado de un mercado laboral que no funciona correctamente, una tasa de desempleo de 14,7% más una informalidad del 60%. Esto quiere decir que del total de personas que quieren y pueden trabajar, cerca del 66% no tiene trabajo o tiene un trabajo informal.
Ahora, más allá de estas alarmantes cifras del mercado laboral, el 2020 nos debe llevar a levantar la voz y pedir unos cambios, que así no sean populares, tengan los impactos deseados entre estos cambios: mayor flexibilización del mercado laboral, como por ejemplo contratación y cotización por horas, crecimiento del salario mínimo solo con inflación y en materia de cesantías ajustes normativos para que ese ahorro sea casi exclusivo para contingencias laborales.
Pero no todo son malas noticias, al arrancar la pandemia más de 11 millones de colombianos tenían más de 23 billones de pesos ahorrados en cesantías (contando Colfondos, Porvenir, Protección, Skandia y FNA). Esta cifra es supremamente importante, pues realmente para muchos hogares ese era el único ahorro con el que contaban para afrontar el choque tan fuerte en el mercado laboral. De marzo a octubre, se han retirado más de 1,5 billones de pesos por terminación de contrato, adicionalmente, el gobierno habilitó una nueva causal de retiro pensada para quienes han tenido una disminución de sus ingresos como resultado de la pandemia. Por esta nueva causal se han retirado más de 335 mil millones de pesos. Estos dos usos han beneficiado a cerca de 1,4 millones de personas (cifras excluyendo al FNA).
Si bien, estos datos presentan un panorama positivo, la política pública debería propender porque el nivel de ahorro agregado para contingencias laborales sea mucho más alto. En particular, vemos con especial preocupación, que, por ejemplo, en los últimos 10 años se hayan retirado casi 11,5 billones de pesos para “mejoramiento de vivienda”. Estos recursos hoy serían fundamentales para que muchos hogares hubiesen podido enfrentar esta coyuntura con más tranquilidad. Cumpliendo, en mayor medida, con los objetivos planteados para este ahorro.
El gobierno, está llevando a cabo una misión de empleo con el fin de proponer una reforma completa al mercado laboral. Recordemos que el fin último del mercado laboral, es que quienes quieran trabajar puedan acceder a un trabajo formal, y, así mismo, quienes se queden sin empleo tengan un ahorro importante para vivir mientras se vuelven a enganchar al mercado laboral. Esto no es posible con un mercado laboral rígido pensado para relaciones laborales de hace más de 50 años. Necesitamos un mercado laboral mucho más flexible y dinámico, ese debería ser el legado positivo que deberíamos buscar en esta fuerte crisis actual.
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