«Las cuotas o flujos de los Pagarés-Libranza dependen del sueldo y sus empleadores ya pagan la seguridad social con una sola transacción por medio de operadores de información que tiene valiosos datos para este mercado.»
Ya han pasado 4 años desde el escándalo de los pagaré-libranza, y como todo en nuestro país; pasó el ciclo de noticias, y nada de una solución real. El tema está, al final, en el carácter híbrido de este activo. ¿Cómo separar la actividad comercial perfectamente legítima de compra y venta, de los pagos y rendimientos futuros que generan los mismos, para que no se mezclen las cuentas? Este sería el ideal.
Los economistas dicen que el producto o la utilidad, vienen principalmente de dos factores: Capital (K) y trabajo (L). Y si se mira en detalle, todo lo que renta o crece el capital, debe estar asociado con el trabajo de alguna manera, el resto es especulación. Siempre que se evalúe una inversión, debe tenerse muy claro quien va a trabajar el capital para que se genere la rentabilidad, y sobre qué necesidades está incentivado a hacerlo, y en este punto, entre más básica, mejor.
Es por esto que los Pagarés-Libranza eran tan apetecidos, y de hecho, en la teoría son atractivos: Están ligados directamente a la fuente de pago del trabajo que es el salario. Este método de recaudo por descuento directo en el salario disminuye de manera importante los riesgos, pues se asegura que el deudor al menos tiene trabajo y además ha autorizado que se le descuente del sueldo, Como la gran mayoría de los pagarés, vienen ya diligenciados por el valor de la cuota, o lo que se llama en el argot bancario y financiero, el flujo. En adición, el mercado extra-bancario de Pagarés-Libranza es casi la única puerta de acceso a rentabilidades bancarias para los de a pie como nosotros.
De esta manera, lo que varía es el valor presente del activo, o en otras palabras; el precio. Una cantidad ya determinada de cuotas o flujos futuros asociados al sueldo de un empleado, se negocia en un valor mayor al que costó generarlos, pero aún muy inferior a la suma de todas sus cuotas (valor nominal o corriente) lo que da lugar a una rentabilidad. Así es que un Pagaré-Libranza estaría enmarcado en la categoría de títulos a descuento.
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De forma que, si los flujos ya están determinados desde el inicio, el negocio es comprarlos a un precio más bajo y venderlos en un precio más alto. En el caso de los Pagarés-Libranza, se originan en cooperativas y comercializadoras predominantemente de productos y servicios que hacen un doble negocio: Venden sus productos a un precio de venta, claramente con un costo menor como todos los negocios en este mundo, haciendo la primera utilidad; y genera el Pagaré-Libranza a una tasa certa de la máxima remuneratoria para luego venderlo a un precio o valor superior al precio de venta del bien o servicio adquirido por el deudor.
Estos son comprados por bancos y rentistas de capital, y a hoy también por comercializadores. Los comercializadores tienen el mismo negocio de todo el mundo: Comprar a un precio menor y vender a uno mayor. Dada la velocidad de ventas que se venía dando en los últimos años, se convirtió en un gran negocio. Finalmente, para el propietario final del título, es también buen negocio pues puede comprar un activo rentable muy superior a la oferta general del mercado de rentas bancarias y fiduciarias. Muchos beneficios se le han publicitado a los Pagarés-Libranza bancarios, y eso está bien. El detalle está en que, con el dinero del ahorrador, los bancos los compran para sí en tasas desde el 18% y hasta el 30%EA, para ofrecer sendos CDT que en el mejor de los casos llegan a un 8%EA.
El problema estructural y de raíz es que el manejo administrativo es muy engorroso. Hay que cruzar listas y verificar constantemente bases de datos para saber si a la persona le están descontando o no, si sigue trabajando o no. Es decir, si el pagaré está vivo o no. Y esto en adición a que los flujos, que nada tienen que ver con el legítimo ejercicio de comprar y vender, tienen que necesariamente pasar por toda la cadena de endosos: De la pagaduría al originador, del originador al comercializador y del comercializador al cliente; y ahí es donde se pueden confundir las cuentas. ¿Qué pasaría si tuviésemos en línea toda la información de las libranzas a la mano, para verificación automática y en tiempo real?
Pues resulta que ya lo tenemos, parcialmente. Los flujos de los Pagarés-Libranza dependen de la nómina. De hecho la ley 1527 dice que todo empleado puede acreditar compras con su sueldo y que todo empleador está obligado a descontar y además que se vuelve solidario con lo que omita descontar. Hoy día esto operativamente no es posible, pues el recaudo a hoy viene dado por códigos y convenios que solo añaden burocracia a un mercado que al ser de la economía solidaria, debería estar muy lejos de esto. Ahora bien, todo empleador hoy paga toda la seguridad social a través de las PILA (Planilla Integrada de Liquidación de Aportes) en un solo pago, con gran facilidad. Además, por este medio, registra novedades como los retiros y las Variaciones de Salario (VPS – VTS), información valiosa y además, perseguida manualmente por los auditores de riesgo en la operación de los Pagarés-Libranza. ¿No les parece ideal integrar a las PILA como método de recaudo de las libranzas?
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Es ideal y absolutamente necesario, por demás. Y es ideal que sean los operadores de información quienes se encarguen de este recaudo por dos motivos: Uno, ya tienen todo el sistema hecho, sistema que contiene información valiosa para la sana operación de la Libranza al este depender del sueldo. Y dos, porque van a estar felices de participar en el negocio. Ellos cobran por transacción y en este caso, para cada tenedor final habría una. Para cualquier inversionista esta información vale muchas veces más que el costo de la transacción.
Es un gana-gana: Las pagadurías no tendrían que hacer el pago de la seguridad social, y los múltiples pagos a las cooperativas por aparte. Todo estaría en un solo lugar. Además, todo empleador legal se convierte en una pagaduría sin mayor esfuerzo, llevando la ley a una total implementación. Hasta un empleador de una empleada doméstica podría aplicar la ley sin complicaciones: Simplemente, la planilla que le costaba 312.000 pesos, si su empleada se compromete bajo la ley 1527 de 2012 a una cuota de 200.000, la PILA le saldría en 512.000 y sabrá en ese momento que debe descontar. ¡Fácil! y lo mejor, ya está casi todo hecho.
Los tenedores finales, quienes deben registrar sus cuentas bancarias en el sistema -tal como en acciones se registran en Deceval para el pago de dividendos- recibirán de primera mano la información de novedades (como Retiro y Variaciones de Salario) y de pagos del empleador. Incluso los historiales de salarios, empleadores y hábitos de pago -de PILA- del empleador contarían en la ecuación de los estudios de crédito. Y lo mejor, los descuentos directos van de la fuente en un solo paso a donde tienen que ir: Las cuentas bancarias de los compradores o tenedores finales. Los originadores se dedican a originar, y los comercializadores a comprar y vender. No se mezclan cuentas y la trazabilidad llegaría a un máximo nivel.
Estamos en mora de un sistema central que maneje los flujos y los independice de los capitales de compra y venta. Las cuotas o flujos de los Pagarés-Libranza dependen del sueldo y sus empleadores ya pagan la seguridad social con una sola transacción por medio de operadores de información que tiene valiosos datos para este mercado. Si logramos en un corto plazo hacer que los recaudadores de descuentos directos por sueldo sean estos mismos operadores, habremos reducido el riesgo moral y el riesgo de contraparte de manera importante en este mercado; y si realmente sería una puerta de acceso a rentabilidades bancarias en un entorno más seguro para los ciudadanos del común como la mayoría.
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