«En esta cuarta revolución industrial el espacio está para aquellas personas y empresas que piensen en digital, y que transformen su estilo de vida y sus procesos aprovechando las ventajas tecnológicas que nos permiten conectarnos sin salir de nuestras casas.»
Dejamos una nueva década en la cual hemos ganado aprendizajes, experiencias, vivencias, y algo que es notorio; adaptabilidad tecnológica, hemos podido sobrellevar el último año de la década que nos abandona gracias a la tecnología que ahora está presente en nuestra realidad diaria, en la forma en la que mercamos, en la que nos reunimos en el trabajo o con nuestras familias, y también en la cual cada vez podemos acceder a nuevos servicios financieros que antes eran imposibles de realizar desde la comodidad de nuestras casas.
Desde que se acuñó el término de “Revolución Industrial” hemos vivido periodos de grandes cambios y oportunidades importantes para la humanidad y para quienes han sabido aprovechar el momento, recordamos a finales del siglo XVII que la máquina de vapor nos permitió conectarnos entre largas distancias que antes recorríamos en días enteros pasando a tan solo unas pocas horas, o tal vez en la segunda revolución industrial cuando la electricidad permitió una manufactura en masa y el desarrollo de grandes industrias, pero tal vez, el avance más notorio de la humanidad se vivió a mediados del siglo XX con la tercera revolución industrial con el desarrollo de la electrónica y las tecnologías de la información y telecomunicaciones, lo que abrió el camino para grandes compañías en una industria que hasta el día de hoy no para de crecer.
Estos grandes avances de la humanidad en cada una de estas “revoluciones” ha dejado tanto ganadores como perdedores, pasamos de caballos a trenes, dejamos de iluminar nuestras noches con lámparas de kerosene a bombillas eléctricas, y por supuesto, dejamos los transistores por los chips y microprocesadores que son los que permiten que podamos utilizar nuestras computadoras y teléfonos hoy en día para superar una pandemia en la soledad de nuestros hogares, permitiendo que el mundo y la economía se sigan moviendo gracias a estas nuevas herramientas.
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Como en toda revolución industrial algunos temen por su trabajo pensando que las innovaciones los reemplazarán, o que nos alejamos de nuestra humanidad, pero sin duda alguna es algo totalmente opuesto a la realidad y que podemos aprovechar a nuestro favor, como lo hizo Carnegie en la industria ferroviaria, Edison con la electricidad, o todo Silicon Valley con los microprocesadores; ahora en esta cuarta revolución industrial el espacio está para aquellas personas y empresas que piensen en digital, y que transformen su estilo de vida y sus procesos aprovechando las ventajas tecnológicas que nos permiten conectarnos sin salir de nuestras casas.
Una de las industrias que tiene grandes oportunidades, y aún mucho espacio para crecer, es la industria financiera, ya que si nos ponemos a pensar, nuestros abuelos solicitaban un crédito de la misma forma en la que lo solicitaron nuestros padres y también nosotros hoy en día, una industria que no ha crecido al mismo ritmo que sus ganancias, y que en nuestro tiempo, gracias a esta cuarta revolución industrial, están viendo como cada vez más competidores, conocidos como Fintechs, ganan terreno en un campo en el que los bancos antes tenían la hegemonía.
La humanidad no parará en su avance, seguirá sin importar la inclemencia de los tiempos en los que tengamos que vivir, y es por esto por lo que depende de nosotros y de nuestra capacidad de adaptación lograr la supervivencia, y por qué no, sacar provecho de las circunstancias empujando la humanidad hacia delante con mejores servicios, logrando eficiencias y disminuyendo los costos gracias a adoptar la tecnología como una herramienta que mejore nuestras empresas y la vida de las personas.
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