«Así como los científicos trabajan contrarreloj para encontrar una vacuna, las plataformas de movilidad también están desarrollando innovaciones bajo estrictos protocolos de seguridad cuidando a conductores y pasajeros.»
Lima, Bogotá y Ciudad de México son las ciudades latinoamericanas que, según la empresa Tom Tom, especialista en el desarrollo de sistemas de medición para automóviles, tienen las peores congestiones viales en todo el mundo. La empresa calculó en 2019 el tiempo que invierten los ciudadanos en desplazarse para cumplir con sus compromisos. Esto es, en otras palabras, que tres ciudades de Latinoamérica están en los primeros diez puestos donde desplazarte a trabajar, a estudiar o a realizar cualquier otra actividad implica contar con un par de horas de más por el tiempo que se pierde en el tráfico.
En el caso de México, con una población superior a los 124 millones de habitantes y una densidad poblacional aproximada de 64 personas por Km2, es evidente la sobrepoblación que afronta el país, en el cual los tradicionales sistemas de transporte público se quedan cortos para satisfacer la demanda de millones de ciudadanos. Aunque esta crisis viene de años atrás, quizás no tenía tanta fuerza porque muy pocos se imaginaban una alternativa diferente para solucionar los infinitos embotellamientos. Pero la respuesta a este interrogante podría partir de planes de movilidad diseñados por gobiernos locales que tengan como verdadera prioridad a las personas.
Esta propuesta, planteada en 2018 por el Centro de Investigación en Política Pública – Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), da luces de una mirada mucho más incluyente donde los barrios mejor conectados desencadenarán en ciudades más justas. Y tiene toda la lógica, ¿Gastar más de cuatro horas diarias en desplazamientos para llegar a cumplir sus responsabilidades no afecta el desempeño laboral de cualquier trabajador? ¿Qué tan felices están los trabajadores que deben gastar más dinero para movilizarse, pero que cada vez son menos los espacios que tienen para compartir con su familia? Al no ser que el trabajo o el estudio queden a pocos metros de casa, sin duda, esta perspectiva no permite calidad de vida para ninguna persona.
Si miramos el panorama de México cinco años atrás, el IMCO encontró que 15 de las 20 ciudades más importantes del país no registraron inversión en el transporte público; que entre 1990 y 2015 los vehículos crecieron 3.5 veces más rápido que la población y solo la CDMX, Jalisco y Coahuila cuentan con una ley específica de movilidad. Pero la tendencia ha cambiado y aquí les muestro por qué: según el más reciente estudio de la Nacional Financiera S.N.C (NAFIN), los adultos entre 25 y 34 años son más sensibles al medioambiente, al e-commerce y al Internet, lo que pone a la tecnología en un lugar clave para el futuro y el desarrollo.
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Pero hay más. En cuanto a movilidad, un 16,4 % está interesado en compartir vehículo para un trayecto específico; un 36,2 % usaría un servicio de conductores particulares para desplazamientos urbanos y el mercado para el alquiler de motocicletas está comenzando a crecer. Estas cifras están relacionadas con las necesidades de los ciudadanos de hoy en día que, al igual que lo propone la IMCO, esperan en la innovación y la tecnología nuevas opciones de transporte y sistemas de movilidad sostenibles. La exigencia actual, no solo en México sino en Latinoamérica, es regular a partir de evidencias, y no de prohibir. ¿Por qué insisten en vetar las nuevas plataformas de movilidad que han surgido? ¿No son, acaso, una respuesta al llamado de millones de ciudadanos que exigen mejores ofertas de desplazamiento, costos más bajos, mejor calidad de vida y el derecho a utilizar cualquier App con seguridad y confianza? El debate no puede ser negado.
La llegada de la economía colaborativa a México de la mano de Picap, Uber, Cabify, Didi y Beat no es un hecho aislado, es el desenlace del deficiente sistema de transporte público por años. De acuerdo con datos del estudio de The Competitive Intelligence Unit (CIU), el crecimiento de la importancia y la consolidación de plataformas digitales de transporte y comida escaló en todo México. El éxito se debería a la facilidad de métodos de pago y la seguridad. Y es que las Apps no solo incentivan una mejor movilidad, también propician los negocios eléctricos y el dinero virtual. Por ejemplo, en el e-commerce, las plataformas de movilidad mueven el 16,2 % de los pagos y los domicilios, el 4,8 %. Y las cifras nos muestran que la tendencia va hacia arriba, en especial en medio de la pandemia que azota el mundo y que obligó a millones de usuarios a multiplicar sus pedidos a domicilios con tal de no salir de casa.
Pero sigamos viendo ejemplos del crecimiento de las plataformas digitales de transporte: la empresa de métodos de pago PayPal realizó una encuesta el año pasado donde identificó que si bien el 91 % de sus encuestados usaban autobús o metro para desplazarse, el 35 % prefería algún tipo de vehículo corporativo, el 39 %, bicicletas, el 32 %, scooters y el 28 %, motocicletas, lo que demuestra que la economía colaborativa se expande por todo México y cada vez gana más seguidores que apuestan por la tecnología y la innovación en el desarrollo de Apps que les brinden seguridad, confianza, rapidez, confort, ahorro de tiempo y dinero y facilidades de pago.
Esto es clave para lo que viene, no solo para Latinoamérica, sino para el mundo que intenta convivir con la COVID-19. Los usuarios no quieren contagiarse en el transporte público, por eso es urgente regular y permitir las diferentes plataformas tecnológicas de movilidad que cumplen las medidas de protección y ofrecen al pasajero mayor seguridad y confianza al no estar expuesto con una multitud.
La tecnología es fundamental para que la humanidad supere la crisis que la pandemia ha dejado a su paso y que parece no querer irse. Así como los científicos trabajan contrarreloj para encontrar una vacuna, las plataformas de movilidad también están desarrollando innovaciones bajo estrictos protocolos de seguridad cuidando a conductores y pasajeros. El impacto económico ha sido arrollador para el empleo. ¿Por qué no dejan que quienes perdieron sus puestos se sumen a la economía colaborativa y se fortalezcan otros sectores productivos? Todos tenemos el mismo derecho.
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