El mundo fue testigo de cómo terminaba la vida allí, en la calle, en el pavimento; el mundo vio cómo en Ecuador el vecindario prendía fuego a los cuerpos que caían cerca a la entrada de sus casas, todos cargados de pánico, todos intentando ahuyentar a un desconocido, a un invisible del que solo se sabe su nombre y el riesgo que representa: COVID-19.
Y la vida cambió sin darse cuenta, a todos. Y las empresas, los emprendimientos, los empleados, las instituciones educativas, lo público, lo privado, el pobre y el rico, hacen un PARE en el camino sin dar crédito a la nueva realidad. El tiempo sigue, no se detiene, da bienvenidas a nuevos nacimientos y sigue despidiendo a cientos de personas que terminan su existencia en medio de la pandemia, sin acompañamiento, sin abrazos para los dolientes, sin su última visita a la iglesia, sin coros ni flores, con pocos carteles que anuncian su fallecimiento -muchos de ellos no tienen quien los lea- para algunas familias el último recuerdo de su ser querido fue un gesto distante con la esperanza de volverse a ver.
A la industria funeraria, como último eslabón del sector de la salud, encargada de hacer la disposición final de los fallecidos, esta pandemia le exige abordar por lo menos tres frentes de trabajo que además de cumplir con su quehacer le permite representatividad, ser visible y abrirse espacios ante el Gobierno Nacional y la Opinión Pública.
1- La Organización Gremial: Un sector bien estructurado, como lo es el funerario en Colombia, adolece de una organización que lo agrupe como gremio, no solo a las funerarias sino a todos los intervinientes en esta actividad -fabricantes e importadores de insumos y vehículos, floristerías y coristas por nombrar algunos- sin distingo, sin celo, dejando de lado la competencia comercial; un ente privado con vocero autorizado ante los medios de comunicación, ante las entidades del Estado. Una entidad que les permita ocupar un espacio en las mesas de discusión y ser visibles no solo como empresas organizadas y competentes sino como parte esencial para la planificación y buen desempeño durante esta coyuntura. Que tenga dentro de sus tareas la unificación de datos, cifras, proyecciones, estudios de caracterización dinámicos y que sepa responder a las necesidades e inquietudes de la opinión pública. Un líder “visible” como lo tienen todos los sectores.
2- Fabricantes y proveedores de insumos funerarios: son ellos los encargados de garantizar la cantidad y calidad de productos, insumos, bienes y servicios para cumplir con las demandas del mercado y del momento.
3- La dinámica de las empresas funerarias: Para los funerarios, desde la alta gerencia obligada a repensar su empresa, tomar decisiones, organizar espacios para garantizar el distanciamiento, acudir a la tecnología como medio de comunicación, alternativa de recaudo y celebración de ceremonias religiosas y rituales, hasta los servicios generales que ya no tienen a quien ofrecer el café, pasando por conductores, obligados a cumplir estrictos protocolos de bioseguridad, el panorama es otro. Atrás quedarán las grandes salas de velación, los nutridos acompañamientos, los cortejos, las celebraciones religiosas con iglesias llenas, las flores serán escasas. El costo de las previsiones exequiales debe corresponder a un actuarial serio y responsable que no los ponga en riesgo ante situaciones como esta de COVID-19. La competencia no puede ni debe ser el precio de la previsión, su diferenciador es el servicio, la creatividad, la innovación y las políticas internas de Responsabilidad Social Empresarial.
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