Ante variados acontecimientos que estamos vivenciando desde hace un buen tiempo, ya todos somos conscientes de que los escenarios de incertidumbre pueden crecer aún más, por tanto, casi de forma instintiva aparejado con las manifestaciones de ansiedad lo que a muchas personas les surge de manera consciente o inconsciente, es la necesidad de mayor control y poder de operar frente a escenarios peores.
La anticipación, florece del miedo a perder el dinero que se tiene en el banco, o incluso, del miedo que se tiene a perder el dinero que ya está teniendo algunas considerables pérdidas.
Es así como, durante la pandemia, por la cantidad de horas que se pasaba en casa, por el apremio y el adelanto de los escenarios que podrían venirse, muchas personas comenzaron a desarrollar el trading para emprender desde casa.
La cantidad de tutoriales, werbinars, influencers y más, fue un boom y lo sigue siendo hasta estos días. Ciertamente, dentro de lo que es el trading, si bien se habla de los perfiles de inversionistas que existen, todavía se menciona muy poco sobre la psicología financiera. Esto es fundamental para advertir las posibles conductas que todo humano atraviesa cuando arriesga, cuando apuesta a resultados sabiendo incluso que el escenario no es tan favorable para tentar a la suerte.
La psicología financiera alerta sobre los sesgos que toda persona tiene a la hora de invertir. En contra del supuesto de la economía clásica respecto a que las personas guían sus decisiones de forma racional, como se menciona en este enlace, “lo cierto es que muchas decisiones financieras son emocionales y pueden estar influidas por sentimientos como la ansiedad, el miedo a la pérdida, el exceso de optimismo o un estado de sobreexcitación”.
A continuación, se ofrecen ejemplos que dan cuenta de algunos de estos sesgos:
“Todos los demás lo están haciendo”
Las personas se vuelven optimistas cuando el mercado sube, asumiendo que seguirá haciéndolo, y a la inversa, se tornan extremadamente pesimistas durante las recesiones. Normalmente, le damos demasiada importancia a las noticias recientes de los medios de comunicación o de internet, a las opiniones de nuestros cercanos mientras nos olvidamos o no disponemos siquiera de los datos históricos de lo que ha ocurrido con ese activo invertido durante años.
Esto genera una reacción excesiva o algo pasiva a los eventos del mercado: los precios caen fuertemente ante las malas noticias y suben demasiado ante las buenas.
Incluso, muchas personas se sienten más seguras invirtiendo en un activo popular en el cual está invirtiendo gran parte que invirtiendo dinero en una acción desconocida o impopular. Y qué pasó con Bitcoin. En 2008, ¡cuántos no reímos de esta idea de invertir en moneda virtual!
Miedo a reconocer que perdimos
Refiere a la reacción emocional que experimentan las personas después darnos cuenta de que hemos errado. Entonces, ante la perspectiva de vender una acción, el inversionista se ve afectado emocionalmente por el precio al que la compró.
¿Qué sucede entonces? Lo que hace comúnmente el inversor es evitar venderla Esto, claramente es un engaño, la persona sabe que ya perdió, pero no quiere reconocer que ha hecho una mala inversión, ni tampoco quiere pasar por la vergüenza de reportar que perdió. Todos odiamos estar equivocados, ¿no? Según la teoría conductual sobre la pérdida, Las personas están más estresadas por posibles pérdidas que felices por ganancias. Una pérdida siempre parece mayor que una ganancia de igual valor. Muestra de ello es que, si esa agencia reporta al inversor una pérdida, esta llamada quedará en la mente del inversionista, sobrepasando tal vez muchas llamas que han reportado ganancias.
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