Desde hace décadas se ha discutido sobre la importancia que tiene la gestión de procesos en las organizaciones, y son muchas las empresas que han adoptado metodologías para su aplicación; de acuerdo con el informe del observatorio BPM 2012 (estudio realizado para Europa y EE. UU.), muchas empresas han puesto en marcha alguna iniciativa relacionada con la gestión por procesos, y pese a la crisis, estas no disminuyeron su interés en la implantación de mejoras a los procesos.
Ahora bien, cabe preguntarse, principalmente a las pequeñas y medianas empresas (PYME), como motor esencial de la economía: ¿Cuántas organizaciones tienen sus procesos formalizados e institucionalizados? ¿Cuántas organizaciones entienden la diferencia entre proceso y procedimiento? ¿Cuántas organizaciones hoy en día entienden y aplican la gestión de procesos? Es claro deducir, que si no se entiende cuál es la diferencia entre un proceso y un procedimiento, que si no tienen procesos formalizados e institucionalizados, difícilmente podemos pensar que se aplica un sistema de gestión de procesos, automatizados o no.
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El concepto y análisis de gestión de procesos, pareciera estar saturado desde el punto de vista académico, sin embargo, está más vigente que nunca y, es pertinente refrescar su concepto antes de iniciar cualquier discusión o evaluación del tema; según, Gart Capote “La Gestión de Procesos de Negocio es un enfoque disciplinario para identificar, diseñar, ejecutar, documentar, medir, monitorear, controlar y mejorar los procesos de negocio, automatizados o no, para lograr resultados consistentes y alineados con los objetivos estratégicos de la organización.”, este concepto engloba de manera concisa y directa lo que significa la gestión de procesos, y lo más importante engloba de manera taxativa la importancia en el desarrollo del negocio.
Existen numerosas razones, especialmente de índole económico, por las cuales muchas organizaciones no inician proyectos dirigidos a implantar metodologías para la gestión de procesos y para la gestión del conocimiento, como pilar fundamental en el diseño de los procesos, sin embargo, la dinámica y el entorno tan disruptivo que vivimos hoy en día, no solo obliga a los líderes de negocio, sino que también debe motivar, a convertir la gestión de proceso como parte de la cultura organizacional, transformando el pensamiento de su recurso humano a un pensamiento de proceso, y de esa manera garantizar la dinámica de las estrategias de la organización; es necesario internalizar que la gestión de procesos es un vértice de sostenibilidad de las empresas.
Quizás muchos líderes al leer sobre transformación digital, sobre nuevos modelos de negocio, etc., entran en un estado de ansiedad, de confusión, de miedo, sienten que una ola los arropa y los arrastra, entonces es allí donde debemos entender que estamos en un punto de no retorno -haciendo analogía a este concepto de navegación aérea-, para motivarnos a iniciar la transformación del negocio a través de la gestión de procesos. Aunque pareciera un poco tarde, todavía hay tiempo de empezar por lo básico y elemental, y en el camino asegurar de no perderse en la turbulencia.
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