«Hoy las empresas saben que deben aumentar su inversión en temas de compromiso y liderazgo, pero son renuentes a continuar aplicando procesos de capacitación.»
Actualmente se habla mucho sobre compromiso y liderazgo, pero poco se entiende acerca de su significado e implicaciones y es por eso que en principio debemos tener claro a que se refieren estas dos nociones, para así poder trabajar en función de ellas, para su mejoramiento.
El compromiso es el conjunto de comportamientos que hacen que los colaboradores se sientan parte esencial de una empresa, es un estado emocional que redunda en su disposición a ser promotores de la marca, hacer su mejor trabajo y poner todo su conocimiento al servicio de la empresa, con miras al logro de los objetivos.
El liderazgo por otra parte se refiere a la habilidad que se tiene para sacar lo mejor de otras personas y así llevarlos a un nivel superior.
Hoy las empresas saben que deben aumentar su inversión en temas de compromiso y liderazgo, pero son renuentes a continuar aplicando procesos de capacitación (cursos, talleres, seminarios, outdoors) que si bien incentivan a los colaboradores durante el momento en que los hacen y en apariencia generan un cierto cambio en ellos, este no es permanente sino temporal. Adicionalmente, tampoco tienen la forma para calcular en qué porcentaje se incrementa los niveles de compromiso y liderazgo al aplicar ciertas técnicas de aprendizaje y por lo tanto no hay forma de medir el retorno de la inversión (ROI por sus siglas en inglés).
La buena noticia es que existen metodologías en las que sí se puede medir el nivel de compromiso, justo antes de iniciar un programa, entendiendo cuales son las necesidades reales en temas de mejoras productivas y transformación de comportamientos.
Si las empresas quieren contar con equipos de alto desempeño, en los que la búsqueda constante de la calidad, el cumplimiento, la responsabilidad, el honrar la palabra, el liderazgo, la comunicación y otros comportamientos asociados, son la prioridad; deben acudir a la estrategia de poder observar desde una perspectiva más objetiva lo que sucede al interior, en términos de:
- Cultura organizacional
- Misión y Visión
- Comunicación interna y externa
- Retroalimentación
- Búsqueda de soluciones
- Trabajo en equipo
- Otros aspectos de impacto
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Una vez identificadas las necesidades y el nivel de compromiso, se deben definir cuáles son los KPI ‘s que apuntan al cumplimiento de los objetivos estratégicos de la empresa y contando con toda esta información, se pueden generar acciones para encaminar el rumbo.
En este contexto, es lógico afirmar, por ejemplo, que un curso sobre habilidades de liderazgo no necesariamente logrará el objetivo de modificar los comportamientos o actitudes de las personas “a cargo” habilitándolos para llevar a sus equipos a un nivel superior. Es necesario tener claro qué es exactamente lo que se debe trabajar y potenciar en estas personas, según las habilidades de cada uno de los colaboradores.
Un estudio de Gallup, en el que se analizaron más de 1.500 empresas y en el que se observó la importancia de su misión y propósito, demostró que las empresas con “Alma” que tienen presentes los comportamientos del corazón y por lo tanto tienen en cuenta primero el cuidado de sus colaboradores, demostrándose que les importan y estos a su vez también cuidan de esas empresas; han tenido un retorno de la rentabilidad del 1.026% en 10 años, menos rotación de colaboradores y mayor retención de sus clientes.
Tener Colaboradores no comprometidos es un desangre para las empresas – Costo del Desperdicio
De acuerdo con Gallup, la cifra de compromiso en Latinoamérica es del 21%, una cifra que luce alta frente a la tasa mundial que es del 14%, sin embargo, en ambos casos la tendencia es a la baja; si es que en los próximos 5 años las empresas no invierten en este importante asunto.
También según Gallup, los colaboradores no comprometidos generan un desperdicio de su salario de un 34%, es decir que, por cada $1.000.000 se pierden $340.000. Si el nivel de compromiso en Colombia es del 21%, esto quiere decir que los colaboradores no comprometidos en una empresa son el 79%.
Dado lo anterior, haciendo un pequeño ejercicio en una empresa de 50 colaboradores con un salario promedio de $1.000.000, en la cual 39,5 colaboradores no están comprometidos, podemos afirmar que el costo del desperdicio es de $13.340.000 mensuales o $161.160.000 anuales; si bien este costo no se percibe, a simple vista, podría tener un impacto positivo en caso de poder recuperarlo, al lograr tener una tasa de compromiso mayor. Cabría entonces preguntar ¿Qué es más costoso, no hacer nada y seguir perdiendo dinero o invertir para lograr tener colaboradores altamente comprometidos, que “mueven montañas” por su empresa y adicional que la rentabilidad sea también de largo plazo?
Para finalizar, quiero invitar a todos los empresarios y a las áreas de recursos humanos a cuestionarse acerca de la importancia que le están dando al compromiso y el liderazgo de sus equipos de trabajo, como medios para que la empresa avance y se mantenga en el mercado. Al final, el cumplimiento de sus objetivos serán consecuencia de implementar una buena estrategia para atender estos dos asuntos de vital importancia.
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