David Garza (Rector del Tecnológico de Monterrey) dice: “antes, el valor estaba en lo que se sabía, hoy está en lo que se puede hacer con lo que se sabe, en aprender a aprender y en adaptarse rápidamente”. Con esto en mente, profesionales de cualquier disciplina, hoy en día, deben buscar escenarios de actualización y profundización de las diversas temáticas que las empresas necesitan en sus líderes y colaboradores, principalmente desarrollando competencias profesionales enmarcadas en una sentida necesidad de mejorar sus habilidades blandas (soft-skills) y su capacidad no solo de planear sino de ejecutar planes, iniciativas y proyectos adecuadamente; pero esta actualización y profundización debe tener un aspecto académico de rapidez, e innovación, pero ante todo de calidad.
Para tal fin, en algunos entornos académicos latinoamericanos se han creado programas de posgrado denominados Especializaciones que buscan profundizar y afianzar competencias de diversos alcances. Dentro de las ventajas que ofrecen las Especializaciones, se pueden evidenciar la duración relativamente rápida (normalmente entre dos y tres semestres académicos de duración) un amplio portafolio y la calidad de varios programas y universidades.
Sin embargo, la gran mayoría de profesionales encuentra diversas inquietudes al escoger el tipo de programa y universidad en la cual desarrollar su Especialización, como también, surge la inquietud sí es el momento de vida adecuado para desarrollar un posgrado. Para ayudar a resolver estas inquietudes, es importante comenzar por revisar la experiencia profesional del candidato; lo ideal, más no excluyente, es evitar iniciar un posgrado sin experiencia profesional, para tener un mayor valor agregado del ejercicio académico del programa. Siempre debe existir una correcta alineación entre la temática de la Especialización y la experiencia profesional del participante (ojalá de mínimo 2 años), por ejemplo, si el profesional ha enmarcado su experiencia laboral en el área financiera, es ideal que proyecte su especialización sobre esta misma línea, cuando éste encaje ocurre, el participante encuentra mucho más significado a su Especialización, debido a que puede relacionar las temáticas vistas en el entorno de aprendizaje con su día a día laboral y sus necesidades actuales. Por otro lado, siempre será recomendable identificar programas que sean cada vez más “específicos” o “especializados”, es decir, que busquen desarrollar un contenido ajustado a la temporalidad de un programa con duración de un año y a la profundidad de la temática escogida; otro de los grandes riesgos que corre un alumno de Especialización es pretender abarcar temáticas excesivamente generales en tiempos académicos muy cortos y tener la falsa expectativa que el aprendizaje se otorga únicamente durante las sesiones presenciales desconociendo las relaciones entre trabajo presencial y trabajo autónomo que establece la normativa y la estructura de todo programa, con base en el número de créditos ofrecido.
“Para garantizar un proceso académico exitoso, el aspirante a una Especialización, debe buscar factores de valor agregado en estos programas tales como: Acreditaciones Internacionales, posibles homologaciones con programas de maestrías, modelos pedagógicos innovadores sustentados en metodologías como el Aprendizaje Basado en Problemas o Proyectos, Métodos de Caso, Aprendizajes basados en Retos, clases invertidas, entre otros esquemas que le otorgan un ecosistema de innovación al programa de Especialización”
Para los programas de Especialización que se ofrecen bajo la modalidad virtual, se recomienda considerar muy bien las ventajas, pero también las características propias de la educación virtual; se tienen falsos paradigmas sobre esta modalidad, como por ejemplo: considerar a estos programas de un menor nivel académico, o de menor necesidad de disponibilidad, así mismo, es importante ser conscientes de la necesidad de tener un alto nivel de autodisciplina y tener muy presente que su modelo pedagógico, por lo general, se basa en mecanismos de autoaprendizaje.
Ahora bien, para garantizar un proceso académico exitoso, el aspirante a una Especialización, debe buscar factores de valor agregado en estos programas tales como: Acreditaciones Internacionales, posibles homologaciones con programas de maestrías (recordemos que los programas de Especialización no son reconocidos en ámbitos internacionales), modelos pedagógicos innovadores sustentados en metodologías como el Aprendizaje Basado en Problemas o Proyectos, Métodos de Caso, Aprendizajes basados en Retos, clases invertidas, entre otros esquemas que le otorgan un ecosistema de innovación al programa de Especialización.
De igual forma, el aspirante a una Especialización debe garantizar que su entorno familiar y laboral está dispuesto a generar la colaboración en tiempo y presencialidad, pues si bien la gran mayoría de horarios de estos programas de posgrados son de tipo ejecutivo que propenden por no interferir en estos aspectos, es fundamental contar con el apoyo de estas partes para evitar problemáticas de disponibilidad.
Cuando los programas de Especialización cumplen con su objetivo, el egresado podrá contar con herramientas y dinámicas que le permitirán mejorar la toma de decisiones, ejercer con mejor agilidad la ejecución de iniciativas y tendrá más sentido crítico para afrontar la responsabilidad propia de los nuevos retos empresariales.
Se sugiere, identificar programas que tengan una importante relación entre las competencias técnicas y las habilidades blandas: liderazgo de equipos, comunicación asertiva, innovación y planeación estratégica, entre otras; puesto que los entornos laborales cada vez más, demandan profesionales que además de la aptitud cuenten con la actitud necesaria para el direccionamiento de personas, recurso más importante dentro de cualquier ámbito empresarial.
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