«La construcción de reputación pasa a ser lo que en realidad las audiencias necesitan escuchar para sentir empatía, para conectar de alguna manera con tu propuesta de valor, para confiar en vos como organización, como profesional y como persona.»
Nuestra forma de comunicar hasta hoy funcionaba en base a un paradigma, que está cambiando en días, en horas. Mientras construimos un nosotros global, a partir de un virus generalizado; vamos dejando atrás el individualismo, el yo como “marca personal”. En ese proceso, la evolución que se plantea es desde la construcción de una narrativa (Storytelling) hacia algo incierto pero mucho más interesante: formar parte de “la conversación” desde el “hacer” (Storydoing). pero no cualquier forma de hacer, sino, desde un nuevo compromiso solidario y empático con nuestra comunidad, nuestra network y nuestra audiencia.
Transformación digital de las personas
Estas fronteras que por primera vez desde que yo nací, se desdibujan; nos invitan a vivir una experiencia nueva, de verdadera aceleración de un cambio que se venía gestando; pero que ahora se vuelve vital. Vamos a aprender a estudiar a través de plataformas digitales, vamos a aprender a sentir emociones a través de videollamadas, vamos a pagar con dinero digital, vamos a trabajar incesantemente desde cualquier espacio, manteniendo la creatividad y la inspiración sin interacción directa entre personas. Y vamos a hacerlo muy rápido. Porque la única forma de continuar nuestra vida va a ser a través de adoptar nuevas capacidades. Es un proceso de aceleración jamás visto. De verdadera transformación digital de las personas.
El impacto seguramente va a ser enorme. En un sentido, “todos vamos a perder” -en primer lugar por el valor sagrado de una vida humana-; y en otro sentido, “todos vamos a ganar”. Porque un proceso que normalmente llevaría años de adaptación, tenemos el desafío de alcanzarlo en pocos días.
Le puede interesar: La Ruta de la Investigación Interna
Nuevos valores
Ahora que muchas cosas se transforman digitalmente, se adoptan modelos mucho más ligados a la cooperación que a la competencia. Redes invisibles de ayuda, de sostén, de sinergias. Esos pequeños gestos de cuidado que van surgiendo, tienen la potencialidad de convertirse en iniciativas más grandes, que generen verdaderos cambios, que logren incidir en la sociedad. Y en esta calma que nos exige la realidad y que también es autoimpuesta; también surgen evaluaciones y revalorizaciones sobre lo que cada uno, en realidad, necesita para estar bien y para ser feliz.
Una nueva reputación
En un juego donde la construcción de reputación era, hasta ahora, lo que los demás -tus entornos- percibían de vos; ahora pasa a ser lo que en realidad esas audiencias necesitan escuchar para sentir empatía, para conectar de alguna manera con tu propuesta de valor, para confiar en vos como organización, como profesional y como persona.
Seguramente ahora sea insuficiente que las empresas o marcas comuniquen lo que hacen o cómo lo hacen. El valor principal va a estar dado por la capacidad de escuchar a sus audiencias, de formar parte de la conversación con contenidos que tengan valor y hagan verdadero sentido para ellas; desde sus marcas corporativas, desde sus productos o servicios y fundamentalmente desde las personas que representen sus valores.
Pero cuando termine esta experiencia, habrá un impacto enorme en la forma en que consumimos bienes y servicios, y también de la manera en que estamos dispuestos a ser impactados por la información (infoxicación). Será necesaria una reformulación sobre qué hacemos y para qué lo hacemos. Y surgirán nuevas ideas para comunicar y posibilidades sorprendentes para no volver a la vida anterior.
Lea también: ¿Por qué es Importante la Formación Constante en Marketing Digital?