Viajar es una de las actividades que más realiza el ser humano, por gusto o por trabajo. Hoy el turismo aporta al PIB mundial 4. 5 billones de dólares, siendo una industria importante para el mundo. El modelo de negocio actual genera inquietudes como estas:
¿Sabía usted que el turista consume 4 veces más agua que los residentes y que en países tropicales como el nuestro esa cifra en temporadas de temperaturas altas se dispara? ¿Sabía usted que un viajero como usted y como yo consumimos 25% más energía que un residente cuando hacemos uso de los alojamientos que nos provee el sector? ¿Sabía usted que somos responsables de una producción promedio de 35 millones de toneladas de residuos sólidos (basura)? ¿Sabía usted que en el sector de turismo global se generan 8 millones de toneladas de plásticos de un solo uso?
En el caso de la isla de San Andrés, Colombia un residente consume 150 litros en promedio y un turista 293 litros. Villa de Leyva y el Centro Histórico de Cartagena, la densidad de visitantes en temporadas altas genera presiones excesivas sobre los servicios públicos de agua y saneamiento, evidenciándose en ocasiones que, como resultado del turismo, las poblaciones locales ven reducido su acceso al recurso hídrico y perciben un alto volumen de residuos en las calles.
Este crudo panorama se puede asemejar al panorama de cualquier empresa con un mal administrador. Para este ejemplo, se le entrega a un grupo de personas la administración de una organización con las mejores infraestructuras, el mayor capital liquido posible y todos los beneficios que usted pueda imaginar en la empresa soñada. El gerente general y su equipo responsables de esta compañía soñada ha dado la orden de utilizar todos los recursos de su organización, sin producir lo suficiente, ni invertir en ella. Además, esa misma empresa tiene varios megas sucursales y en todas hacen exactamente lo mismo, gastar, debitar la caja sin compasión y no producir lo suficiente para pagar sus egresos.
El sentido común, nos dice que este modelo de negocio no “aguanta” y que debe cambiar pronto su estrategia extractivista por un modelo sostenible en el tiempo. Invirtiendo constantemente en la maquinaria, en el recurso humano y haciendo un ajuste a la cuenta de gastos, cerrando toda llave que signifique derroche de recursos.
Hoy sucede exactamente lo mismo con la industria del turismo.
Para detener este derroche, para este caso, del capital natural, socioeconómico y cultural se debe inmediatamente girar la estrategia, cerrar las llaves. Los actores del turismo, que son los gerentes de este sector, deben girar su estrategia y evitar que su negocio desaparezca. Los actores del negocio del turismo (los restaurantes, hospedajes, atractivos turísticos, transporte y los colaboradores) hoy están en la obligación de frenar inmediatamente ese modelo de negocio extractivista y volcar todos los esfuerzos para defender y reinvertir al capital natural, al socioeconómico y al cultural. Será la manera de volver hacer de su negocio un negocio sostenible en el tiempo. Además, debe involucrar a su cliente/turista en esta estrategia porque es la única forma que la industria subsista.
Para lograr cumplir la estrategia y dar vuelta a los indicadores, los actores del turismo / gerentes de la industria (restaurantes, hospedajes, atractivos turísticos, transportistas y personas vinculadas con el sector) se debe enfocar, con mensaje de urgencia, en la conservación de ese capital natural e invertir en él para recuperarlo. Hoy ya no es solo el capital natural también deben velar por las comunidades locales, generándoles buen empleo, consumir lo que producen los emprendedores de la zona, pagarles un precio justo, proteger el patrimonio cultural, involucrando a sus clientes en el aprendizaje y velando que no trafiquen con sus piezas, entre otros.
Como toda crisis, para resolverla se establece una estrategia, para el sector del turismo se han establecido cuatro lineamientos estratégicos que ayudan a reorientar el sector para amilanar la crisis. Estos son: La gobernanza debe demostrar una efectiva gestión sostenible, se deben maximizar los beneficios sociales y económicos para las comunidades locales y minimizar los impactos negativos, maximizar los beneficios del patrimonio cultural y maximizar los beneficios al ambiente, capital natural y minimizar los impactos negativos. Ha esto se le ha llamado la estrategia del turismo sostenible.
Este manual de ruta fue construido por el Consejo Global de Turismo Sostenible (GSTC) para ayudar a reorientar el sector y rige para el mundo entero. En este manual de ruta se señalan los diferentes criterios que generan los cambios que se deben tomar para responder cada uno de los lineamientos estratégicos. Cumplimentando la tarea se expone sus resultados a un ente certificador que le valide que cumple los criterios a cabalidad y que por lo tanto certifica que cambio el rumbo de su negocio, pasó de ser extractivista a ser un negocio sostenible.
Razón por la cual concluyo que, si los actores del turismo ya están haciendo la tarea, nosotros como turistas/usuarios debemos ser veedores de esa gestión. Una forma de serlo es revisando que las responsabilidades que le competen a los actores las cumplan y las que nos competen a nosotros como turistas las apropiemos y gestionemos.
Por último, lo invito a ser turista Guardián de Colombia en su próximo viaje, no por tenerlo todo podemos derrocharlo y malgastarlo, el sentido común nos dice que si lo hacemos así el país no “aguanta”.
Es nuestra obligación protegerlo, restaurarlo y ser protagonistas porque así logramos desarrollar el turismo de una manera ambientalmente responsable creando una economía mejor administrada, más sostenible y más eficiente en el uso de recursos, así como un entorno socio-cultural caracterizado por un tejido social más sólido, una mejor calidad de vida por parte las comunidades receptoras, una preservación de las costumbres y tradiciones locales y un mantenimiento del patrimonio histórico y cultural de este hermoso país.