Vivimos en un mundo que avanza demasiado rápido, algo que era impensable hace unos años, hoy es algo cotidiano o ya se puede considerar hasta obsoleto, cosas tan simples como ver y escuchar a una persona al otro lado del mundo desde un dispositivo más pequeño que tu billetera era simplemente un sueño, y qué decir de imaginarnos que iban a existir bancos digitales, o que podrías encender tu cafetera estando a kilómetros de distancia de tu casa utilizando un comando de voz.
La vida hoy es más cómoda que hace algunos años, pero, como es de esperarse, aún faltan varios problemas por resolver, problemas que incluso se han vuelto normales y forman parte de nuestro día a día.
Hoy en día, no puede ser normal que sigamos diligenciando formularios físicos (y dañemos unos cuantos antes de lograr diligenciar uno de manera correcta), o que necesitemos ayuda para diligenciar un documento en PDF, o peor aún, que tengamos que ir a un lugar de manera presencial a poner una huella, tomarnos una foto, pasar por un escáner, poner una firma, mostrar un documento, y más y más procesos.
Le puede interesar: Enfoque de una Gestión Documental que Apalanca la Transformación Digital
No puede convertirse en algo normal que tengamos que esperar la respuesta de una empresa por varios días, mientras transcriben mi información en un sistema (ya sea que haya llenado un documento físico o en PDF), no puede ser normal, que las empresas tengan equipos enteros realizando llamadas para recordar a las personas que debe firmar un documento, y peor aún, no puede ser normal que las compañías tengan una línea de servicio al cliente para apoyar a los usuarios en el diligenciamiento y firma de documentos.
No puede ser normal que los procesos tecnológicos sean incluso más complicados que los tradicionales, que tengamos que realizar un registro, escribir un correo, llenar datos, esperar una confirmación, cambiar contraseña y más y más procesos que lo único que hacen es complicar nuestra vida y hacernos perder tiempo. Y no puede ser normal que la gran mayoría de procesos de documentación electrónica no tengan alto valor jurídico (dado que no realizan validaciones de identidad, y firmar es tan sencillo como escribir acepto en un botón), y quitarle la validez jurídica sea tan sencillo como que el firmante diga “yo no fui el que firmó.”
Hoy, es responsabilidad de todos exigir que procesos como los de contratación, cambiar de plan en una compañía móvil, arrendar o vender un inmueble, solicitar o aceptar un préstamo, puedan ser muy sencillos, pero con un respaldo jurídico fuerte.
Lea también: La Identidad Digital: Puerta de Entrada al Nuevo Mundo