«El crecimiento más grande de las organizaciones se ha dado con base en la tecnología aplicada a los procesos Core, buscando la disminución de los costos o el aumento de los ingresos de éstas.»
Desde hace muchos años, los conceptos de los negocios han venido evolucionando, hemos pasado de negocios basados en los productos sin tener en cuenta a los gustos de los clientes como en los años de la revolución industrial. Es así como vimos frases célebres de Henry Ford como “cualquier cliente puede tener un coche pintado de cualquier color que quiera, siempre y cuando sea negro”. Esto sin embargo no resta importancia a la proyección de sus pensamientos al desarrollar el concepto del vehículo y lo evidenciamos en “si le hubiera preguntado a la gente qué querían, habrían dicho caballos más rápidos” o «una empresa dedicada únicamente al servicio, solo se preocupará por las ganancias. Serán embarazosamente grandes».
Así mismo hemos visto a través de los años, que la base del crecimiento de las empresas se ha dado en el enfoque en sus procesos Core, es decir en aquellos procesos que saben hacer y generan valor a la organización. Esto a razón que entre los recursos escasos que tenemos en la vida es el tiempo y el dinero. Siendo este último el de mayor importancia para la supervivencia y desarrollo de las organizaciones.
Es por esto por lo que en los años 90´s inicia la llegada de tendencias como la tercerización de procesos relacionados con la prestación de servicios de aseo y cafetería en las organizaciones. Procesos que sin ser del Core de negocio de las organizaciones, son importantes para el bienestar de los colaboradores de las organizaciones y el mantenimiento de las infraestructuras donde trabajamos. Después de esto viene la tercerización de la selección de personal, donde toman relevancia los cazatalentos. En este aspecto lo que buscan las organizaciones es variabilidad de los costos asociados a esta selección y reclutamiento de personas.
La tecnología no es ajena a estas tendencias, a finales de los 90´s inicia una tendencia hacia modelos de arrendamiento de la tecnología, que siendo un insumo de gran importancia en las organizaciones para el desarrollo de las tareas de sus empleados, también exigía grandes sumas de dinero en inversión para poder ponerla al servicio, esto en muchas ocasiones disminuyendo la capacidad de inversión de las empresas en sus procesos de negocio, aunado a que la tecnología tiene unos ciclos de obsolescencia más rápidos que el resto de los productos en el mercado, todos los años vemos como los fabricantes de tecnología sacan mejores productos, con una mayor performance al mercado, con precios muy similares a los de los productos antecesores, adicionalmente a un alto TCO “Total Cost of Ownership”, que refiere a los costos en los cuales deben incurrir las organizaciones durante el tiempo que tienen a su servicio la tecnología en las organizaciones, además de los costos del fin de ciclo de vida útil dado la reglamentación que existe en el mundo para el desecho de materiales altamente contaminantes, que algunos de estos equipos tienen en su interior.
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Es así como nace el arrendamiento operativo, donde la empresa a través de un contrato de un plazo determinado, la empresa hacia uso de la tecnología y al final de este a través de un proceso de renovación tecnológica volvía a estar en la cresta de la ola tecnológica, sin mayores desembolsos de capital. También esta modalidad es de gran atractivo por sus costos de financiación relativamente bajos y competitivos.
A partir de esta tendencia se inicia el desarrollo de conceptos como renta pura, renting de equipos de tecnología y es cómo llegamos hoy día a los modelos como servicio más conocidos como “aaS”, dentro de los que encontramos DaaS, IaaS, BaaS, SaaS, PLaaS, impresión como servicio, entre otros. Este modelo “aaS” a diferencia del modelo de AO, no solo ofrece el hardware financiado, sino que también incluyen servicios de instalación, puesta a punto, mantenimientos, soporte, acuerdos de niveles de servicio acordes con la operación de mi organización, etc. Con costos pagados mensualmente y flexibilizados de acuerdo con los servicios que mi empresa requiera por su tipo de operación.
Esta tendencia tiene como objetivo que las organizaciones se dediquen a los procesos que generan valor en la organización de acuerdo con su actividad económica. Hacemos caso al dicho “zapatero a tus zapatos”. Otro de las necesidades que se da respuesta a través de esta modalidad se refiere a liberar operativamente a sus áreas de tecnología para que se vuelvan una palanca para que las organizaciones, mediante la aplicación de la tecnología en sus Core de negocios. Es así como vemos que en los últimos años el crecimiento más grande de las organizaciones se ha dado con base en la tecnología aplicada a los procesos Core, buscando la disminución de los costos o el aumento de los ingresos de éstas.
Pero como todo debe evolucionar, es así como hoy día ya se ven tendencias en el mercado para que los procesos de poner al servicio la tecnología sean más eficientes, podamos utilizar tecnología sin importar la marca de los equipos, solo importa que sirva para las actividades que se necesitan desarrollar ya sea con equipos nuevos o usados, propiedad de la empresa o del colaborador; tendencia conocida como BYOD. Adicionalmente ya se ve cómo se unen conceptos como la virtualización y el desarrollo de los VDI, lo cual ha entrado en las conversaciones de las organizaciones hoy día por la emergencia mundial de pandemia presentada en este 2020, donde el mundo debió salir a formas como el teletrabajo – Home Office – trabajo flexible sin previo aviso.
Aunado a las legislaciones existentes en el mundo y la importancia de la protección de la información de las organizaciones, sus proveedores y clientes. Esta tendencia de VDI, requieren de una alta inversión en infraestructura inicial, de soporte en su operación dado que en caso de no estar disponibles la empresa de vería paralizada, esto implica altas sumas de dinero invertidas en ella. Este tipo de tendencias ya no podrán ser evaluadas en términos de ROI en 3 o 5 años, deberán ser evaluadas en periodos mucho más largos. Así nacen nuevas tendencias como lo son los espacios digitales de trabajo.
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