«El cumplimiento de las regulaciones de privacidad no debería encontrar su único fundamento en las posibles multas a aplicarse, sino que también en el respeto hacia los propios clientes.»
“Los datos son el nuevo petróleo del mundo” ¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase? Grandes compañías, medios de comunicación trascendentales a nivel mundial (como Forbes o The Economist) y referentes de la industria han hecho referencia a la importancia actual y futura de los datos.
No es casualidad que cinco de las seis empresas más grandes del mundo en capitalización tengan como centro de su negocio dos elementos fundamentales: los datos de sus usuarios (nuevo petróleo) y algoritmos (máquina) para procesar y obtener mejores resultados.
Sin embargo, el año 2018 trajo consigo un hecho totalmente disruptivo con esta nueva economía de los datos: la Unión Europea lanzó una nueva regulación de datos personales, la GDPR (Reglamento General de Protección de Datos). Esta nueva ley se centra en la protección de datos personales y, para resumirlo en una frase, la GDPR afirma que los dueños de los datos no son las empresas sino las personas. En este contexto, las empresas europeas se tuvieron que adecuar a la regulación para evitar multas de hasta el 5% de su facturación anual.
Durante el último mes, Amazon sufrió una multa de 746 millones de euros y WhatsApp una de 225 millones. Uno podrá pensar que únicamente las grandes empresas tecnológicas son el target de los entes regulatorios pero, definitivamente, esto no es así: en Europa ya se han impuesto más de mil multas a empresas de todo tipo, desde aerolíneas hasta empresas hoteleras, de ecommerce, de salud y finanzas, entre otras. Cualquier empresa que tenga datos de los usuarios (en otras palabras, cualquier empresa con un sitio de internet) corre riesgo de ser sancionada si incumple con las regulaciones.
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¿Y Sudamérica? ¿Cómo afectan estas regulaciones a las empresas basadas en la región? La realidad es que la era de la privacidad ya arribó a nuestro continente. Brasil lanzó su propia regulación: la LGPD, la cual utilizó como modelo a la europea y, desde el primero de agosto de 2021, las empresas que operen o tengan clientes brasileños deberán cumplirla si no quieren sufrir multas iniciales de hasta 9 millones de dólares. Pero Brasil no es el único país que puso los ojos en la protección de datos personales: Colombia, México, Chile, Argentina y Perú ya lanzaron proyectos de ley alineados con la LGPD y GDPR.
Entonces, si las nuevas regulaciones aún no me afectan en forma económica, ¿el incorrecto manejo de datos no tendrá ningún tipo de consecuencias? La respuesta es no. La nueva era de privacidad que llegó a Latinoamérica ha empoderado a las personas a sentirse los verdaderos dueños de sus datos personales. Es por eso que un abuso de sus datos se ve como un abuso directo sobre la persona misma. No es de extrañar que Tim Cook, actual CEO de Apple, haya afirmado que “la privacidad es un derecho fundamental” y que la nueva campaña de iPhone incluya a la privacidad en su slogan principal: “Privacy. That’s iPhone”
Como conclusión, podríamos decir que el cumplimiento de las regulaciones de privacidad no debería encontrar su único fundamento en las posibles multas a aplicarse, sino que también en el respeto hacia los propios clientes. El nuevo informe de Cisco demuestra que las empresas que manejan la privacidad de sus clientes de manera correcta y transparente reciben un retorno de su inversión en privacidad de un 1.9x veces en promedio. ¿Cómo puede su empresa comenzar a cumplir con las regulaciones e implementar estándares de privacidad en la industria? Existen distintas soluciones, tanto en Europa como en Estados Unidos.
Habiendo leído esto, ¿seguís creyendo que la mejor manera de retener a tus usuarios es dificultando la salida? ¿No será que el camino para generar un mayor engagement con ellos sea a partir de una relación más confiable y transparente?
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