El mundo ha sufrido una transformación inesperada y acelerada los últimos meses y la velocidad con la que se han acumulado los hechos y las acciones tendientes a preservar la salud pública han obligado a las empresas a adaptarse a su entorno con el mismo ritmo para preservar, igualmente, la salud de sus colaboradores y al mismo tiempo la productividad y la eficiencia que habían logrado con meses o años de mejora continua a sus procesos.
Desplazarse, moverse, ir de un punto A a un punto B, es parte esencial del ciclo económico y el transporte, público o privado, y su eficiencia están en el centro de la actividad productiva: el movimiento de mercancías, de personas, de materias primas, de productos terminados, de bienes y personas que no pueden ser reemplazados por la virtualidad o el automatismo. Ya hemos observado el papel relevante que están teniendo los medios de movilidad privada y personales para mantener el funcionamiento de las ciudades en la etapa de cuarentena por la vida, entre ellos la motocicleta: domiciliarios que mantienen nuestros hogares abastecidos mientras las familias permanecen con restricciones de movilidad, tramites que no pueden esperar y son realizados, envío de documentos, flotas de mantenimiento e infraestructura telecomunicaciones entre muchos otros ejemplos que mantuvieron su movimiento en dos ruedas apalancados en la accesibilidad y versatilidad del este medio de transporte. La importancia, basados en las mismas fortalezas, no será menor en los meses de reactivación económica que seguirán de acuerdo con la apertura gradual de la actividad económica y es en este parte del rol en la nueva normalidad y en su impacto en las empresas se desean exponer algunas ideas.
En esta nueva etapa, el movimiento de los colaboradores a los centros de producción, distribución almacenamiento o venta será esencial para la reactivación de los negocios y su sostenibilidad, pero las restricciones en los aforos del transporte público y los naturales temores de las personas a utilizar medios de trasporte compartidos o en los que se puedan presentar aglomeraciones serán dificultades que obligan desde hoy a las familias y las empresas a buscar alternativas de desplazamiento que le permitan tener colaboradores saludables y responsables con las medidas de contención de la pandemia. Los esfuerzos que los empresarios están haciendo en bioseguridad y en protocolos de funcionamiento adaptando los procesos productivos para que las personas trabajen en un entorno seguro aún a costa de reducciones en eficiencia y las inversiones adicionales en infraestructura cumplirán su propósito, si y solo si, los cuidados y la disciplina en los sitios de trabajo se extienden en todos los instantes y facetas de las vidas diarias de nuestro colaboradores, pasando por sus desplazamientos hasta la realidad en sus hogares.
“En esta extensión de los cuidados más allá de las sedes físicas de las empresas y sitios de trabajo es donde los medios de transporte individual no compartido tendrán una mayor relevancia: el uso de bicicletas, motocicletas y automóviles ya no solo serán observados como un elemento de movilidad sino como uno de seguridad y salud en el trabajo.”
En esta extensión de los cuidados más allá de las sedes físicas de las empresas y sitios de trabajo es donde los medios de transporte individual no compartido tendrán una mayor relevancia: el uso de bicicletas, motocicletas y automóviles ya no solo serán observados como un elemento de movilidad sino como uno de seguridad y salud en el trabajo. La selección del medio adecuado dependerá de muchos factores como capacidad adquisitiva de las personas, distancia, topografía e incluso las limitaciones físicas o de pericia de los usuarios. Esta conversación acerca de los medios no podrá ser un elemento que los empresarios descarten en sus planes de seguridad y salud y será la forma de garantizar, como ya fue mencionado, que los cuidados se mantienen y que los esfuerzos en medidas localizadas no son destruidos por comportamientos inapropiados o por exposición a entornos. El cuidado que los administradores del talento tendrán, será demostrar un interés genuino por el bienestar de las personas sin tomar medidas que puedan ser consideradas invasivas de su privacidad. Esta transición, bien sea promovida por las empresas u ocasionada de forma natural por el interés y actos de los agentes del mercado, generará retos adicionales como la creación de conciencia alrededor del uso adecuado de los medios de transporte individual y de la necesidad de una movilidad segura. El balance entre los programas de movilidad y el entrenamiento serán claves y la participación del sector automotriz debe ser activa en acompañar las iniciativas de las organizaciones para generar un entorno que cumpla con el objetivo de cuidar a las personas y llevarlas de manera segura del punto A al punto B.
La migración de medios de transporte público a individual y al alcance de la mayor cantidad de población, sin duda entregará un papel protagónico a las bicicletas y motocicletas en los planes de inversión e independencia de las familias, seguridad y salud individual que, en beneficio de empresas y personas, no debe ser dejado al azar en los programas de bienestar y bioseguridad diseñados para la protección y la sostenibilidad de las empresas.
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