Para poder abordar este tema, lo más importante es entender primero bien que es un vehículo híbrido. Una definición simple es aquel que utiliza dos o más fuentes de poder para impulsarse. Ya con esta precisión, debemos conocer entonces las diferentes clases de híbridos que se comercializan.
Empezaré desde los de menor componente eléctrico, hasta los de mayor componente. Primero encontramos los micro y mild hybrid (MHEV), son vehículos con un pequeño motor eléctrico, que no permite la impulsión del vehículo solo con este motor, siempre dependerá del motor de combustión.
Su utilidad es un pequeño aporte en la eficiencia al estar rodando por su motor de combustión. Los vehículos híbridos (HEV) son aquellos que permiten recargar unas baterías más grandes con el frenado y la desaceleración en el manejo. Su capacidad eléctrica es capaz de mover el auto solo con el motor eléctrico, pero su mayor eficiencia se logra al trabajar conjuntamente con el motor de combustión en la conducción, no sobra aclarar que al bajar o estar detenido el vehículo no usa su motor a combustión por lo tanto no contamina en esos momentos.
Finalmente se encuentra el hibrido enchufable (PHEV) que posee más celdas de batería que deben ser cargadas por medio de una instalación eléctrica. Este vehículo posee una mayor autonomía en modo 100% eléctrico y evita de mejor forma las emisiones de su compañero de combustión.
Ahora viene la comparación con la alternativa 100% eléctrica, y para este punto es necesario circunscribirse a la realidad latinoamericana. Una analogía que me gusta utilizar es que para que uno aprenda a caminar es importante primero aprender a gatear, por eso pretender dar el salto inmediato de los vehículos de combustión interna a los autos eléctricos tiene grandes complejidades. Veamos cuales serían:
- No existe hoy una adecuada infraestructura de carga
- No existe tecnologías ni instalaciones de carga rápida para recorrido entre puntos distantes
- No se conoce con certeza como será la vida útil de las baterías
- Como será el manejo de la disposición final de baterías o re utilización
- Como se comportará el valor del vehículo en la reventa
- ¿Cuál será el precio de las baterías al memento de reemplazarlas finalizando su vida útil?
- Las limitaciones de la explotación minera que es tendencia en el mundo
- El valor de mercado de un vehículo eléctrico sigue siendo mucho más costoso que su contraparte de combustión
No obstante, lo anterior, es justo reconocer que los recientes estudios de huella de carbono desde la fabricación y utilización de un vehículo eléctrico versus uno de combustión favorecen en el mediano plazo a los eléctricos. Pero, así como los eléctricos han venido ganando eficiencia por el mejoramiento de la tecnología y su masificación, es posible que tecnologías como las del hidrogeno y combustible sintético sean las ganadoras en el largo plazo. Hoy no se tienen con certeza cual será la tecnología que nos lleve a un futuro de movilidad limpia y sostenible.
Por lo anterior, para un mercado como el nuestro, sigue siendo la mejor solución costo-beneficio el fortalecimiento de autos híbridos, pues le está dejando el costo de ser los pioneros de cambio a economías mucho más ricas y con más posibilidades. Las políticas públicas deben seguir beneficiando a los propietarios de vehículos híbridos, ya que desde nuestra posición mundial están contribuyendo a una transición energética al tener maquinas muy eficientes, y con un menor consumo de hidrocarburos. Recordemos que los problemas de calidad del aire en nuestras ciudades no son por los autos particulares, sino por los buses, volquetas y camiones antiguos que poseen tecnologías obsoletas y altamente contaminantes. Esa debería ser la prioridad de quienes quieren mejorar los indicadores ambientales de fuentes móviles.
En conclusión, no se debe dudar en adquirir un auto hibrido o hibrido enchufable. No recomiendo el micro, ni el mild hybrid como alternativas que contribuyan a la reducción de emisiones, pues la verdad no es material su aporte.
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