La previsión exequial hace parte de esos productos que deben ser patentados como MARCA PAÍS, país Colombia. Nace de la creatividad y el sentido social que nos caracteriza, nace de los funerarios que se encontraban día a día con familias que llegaban a pedir “fiado” un ataúd y un servicio funerario, que por aquella época se disponía en la casa del difunto. No solo vivían el duelo por la muerte de su ser querido, sino por la angustia de no tener el dinero que les permitiera darle cristiana sepultura.
En la época del terrorismo, que tantas vidas cobró en nuestro país, la previsión exequial empezó a ser parte de la canasta familiar de los colombianos y allí se quedó. Las funerarias empezaron a ser vistas como estructuras empresariales organizadas, lideradas por profesionales que en su mayoría representan el relevo generacional de padres y abuelos, que dieron origen a su negocio familiar desde el “hacer”, desde su vocación, desde su talento, que curiosamente estaba ligado a la ebanistería. Las velaciones fueron saliendo poco a poco de las casas para dar paso a rituales distintos, para familiarizarse con conceptos ambientales, de responsabilidad social, de salud mental, de tanatopraxia y cirugías post mortem que fueron dejando atrás la formolización y las prácticas empíricas.
No nos imaginamos que al finalizar la segunda década del siglo XXI, el sector funerario y de previsión exequial tuviera un giro en la operación del negocio como el que se presentó con la llegada de la COVID-19, somos testigos del cambio radical que ha tenido la actividad funeraria, el distanciamiento social, los protocolos para un servicio que no solo exigen cumplir con un “ritual” de bioseguridad sino con el dolor de las familias que no pudieron despedirse de sus seres queridos, duelos suspendidos en el tiempo -hasta nueva orden-. Un virus que obliga a la reflexión y reinvención de todas las industrias, de la forma de producir, de vender, de interactuar con el cliente. Para el sector, de cara al cliente y a la sociedad, ha sido una prueba más de la capacidad que tenemos para responder con los compromisos adquiridos en nuestros contratos y decirles a las familias que aquí estamos para ellas, cambiar el libreto y entender que esta es una época de dolores del alma, que los servicios cambiaron, que debemos tener mayor empatía con la persona que está del otro lado de la línea. Como empresarios, ha significado una revisión de procesos y presupuestos que obliga a replantear nuestra visión en el corto plazo, las competencias y formación de los equipos de trabajo, las comunicaciones y alianzas estratégicas como parte de la inversión.
Innovación tecnológica
Es un momento histórico, es el momento de llevar un mensaje a la comunidad de la importancia de tener un plan de previsión exequial que brinde “tranquilidad y confianza” en esta coyuntura de angustia colectiva. Pensando en el bienestar de sus afiliados, La Ascensión S.A. entre otros desarrollos tecnológicos, pone a disposición el sitio web de la Compañía. De manera dinámica los afiliados podrán ingresar al portal de clientes, Whatsapp corporativo, radicar solicitudes, realizar trámites y acceder a los medios de pago en línea como Aval Pay, PayU y PSE para efectuar sus pagos de manera segura y tranquila desde la comodidad del hogar. Hemos hecho de la tecnología nuestro principal aliado, el puente de comunicación e interacción con nuestros clientes.El aislamiento y el hecho que todos están en casa, nos hace un llamado a la creatividad, a ofrecer productos y momentos “de y para” la vida, para compartir en familia, para el autocuidado, para transmitir mensajes de esperanza mientras pasan los días.
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