Desde pequeños nos enseñan a desarrollar dos tipos de áreas que, según el modelo educativo nos haría exitosos en todos los ámbitos de nuestra vida; Por un lado la temida área lógico-matemática y por el otro el área lingüística; sin embargo, al darnos cuenta que la vida no se resume a un aula de clases, sino a explorar y a poner a prueba otro tipo de habilidades como por ejemplo la capacidad para expresarnos de manera asertiva con los demás, o la manera como imaginamos, creamos y ejecutamos nuestros planes, o simplemente sentir empatía hacia los demás; es cuando entendemos que hay otras áreas que cobran importancia y por qué cuando te conectas con tu esencia, y reconociendo la diferencia, se logran los mejores aportes individuales para potenciar de la mejor manera nuestras aptitudes.
Esta postura nos lleva a cuestionar los métodos de enseñanza tradicional, ¿Estamos realmente preparándonos a nosotros mismos y a nuestros niños, para los retos que vamos a asumir? A medida que la tecnología adquiere un protagonismo acelerado, nos veremos obligados a fortalecer nuestros talentos, puesto que según un estudio liderado por el Institute for the future (IFTF), el 85% de los trabajos que conocemos hoy, cambiarán, y aunque hoy podemos imaginarlos, resultan impredecibles y desconocidos. Las carreras que se impartirán y que cobrarán relevancia en unos años, tampoco existen, pero lo que sí existe, hoy por hoy, son nuestros talentos y capacidades específicas para llevar a cabo una tarea de manera exitosa, simplemente hay que cultivar la curiosidad, el pensamiento crítico y la creatividad en cada uno de nosotros.
Hay una necesidad latente por modificar el modelo educativo que hasta hoy se está impartiendo en colegios y universidades, un modelo rígido que reprime todo lo que está por fuera de los lineamientos del sistema convencional, que cohíbe la creatividad y la innovación, y que está bastante lejos de la realidad con la que muchos nos encontramos al salir al mundo laboral, realidad que podríamos fácilmente comparar con la teoría de la evolución de Darwin donde el más apto sobrevive, en este caso sobrevive por los años de experiencia en el cargo, por su red de contactos o por el nombre de la universidad, pero en la mayoría de los casos pocas personas terminan en un trabajo que esté ligado a lo que estudió. En Colombia entre el 36% y 40% no ejerce su profesión pues hay mucha demanda y poca oferta, el mercado es realmente exigente en temas de certificación, pero descuida el talento de sus colaboradores y lo que pueden aportar de manera exponencial a la empresa.
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Hay que incentivar a las empresas a evolucionar y adoptar nuevas tecnologías, lograr que los jefes apuesten al talento de su equipo y el recurso humano de las empresas levanten la mano y ser agentes de cambio. Es importante cultivar y creer en un ambiente donde podamos ser capaces de conocer nuestras aptitudes, llevar nuestra curiosidad al máximo, un ambiente donde esté bien equivocarnos, aprender cada día, un ambiente donde podamos medir cada una de nuestras habilidades, darles prioridad y trabajar genuinamente en cada una de ellas.
Las empresas también deben migrar sus modelos tradicionales, para que generen sentido de pertenencia en sus colaboradores, los motiven a formar nuevos propósitos en sus áreas de trabajo, los reten a innovar, recuerden que esta es la generación empírica, la generación que aprende viendo tutoriales, una generación que crea y ejecuta, una generación que con la inspiración y el liderazgo adecuado serían imparables.
Un estudio de la universidad de Oxford estima que durante los próximos 10 años el 49% de los trabajos que hoy conocemos no van a existir, debido a la creación de un mundo cada vez más automatizado, nos lleva a la necesidad de entender y ahondar en las distintas personalidades, descubrir un perfil más humano, porque para lo demás habrá robots y máquinas que lo hagan de manera rápida y eficiente.
Es momento de crear equipos de alto rendimiento que reúnan diferentes personalidades, poder saborear la diversidad de opiniones, crear una simbiosis de grupo y los más importante potencializar a las personas, pues es ahí donde la magia ocurre. Tenemos que llegar al punto de crear una comunidad llena de diferencias porque podemos ignorarlas y suponer que nuestras mentes son iguales, o podemos aprovechar esas diferencias y crear un ecosistema diverso, rico en opinión y talento.
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