Invertir en el mercado de capitales en Colombia o en cualquier parte del mundo, toda la vida ha exigido olfato inversionista, conocimiento técnico y una política de inversión clara.
El olfato inversionista ha movido desde siempre el nacimiento y crecimiento el mercado de capitales en el mundo. En 1792 nació la bolsa de valores de New York (NYSE) en el Tontine Coffee House en Manhattan, donde un grupo de corredores se reunían para comercializar acciones, con tal acogida que en la acera del café había más movimiento que adentro. Eran protagonistas las acciones de empresas nacientes de construcción de canales, ferrocarriles, autopistas; llegaron después las compañías de oro, petróleo y fue creciendo hasta lo que conocemos hoy con compañías de todo tipo y de todo el mundo con 228 años de historia, de la bolsa más grande del mundo.
Después de la gran depresión de 1929, había que tener más que olfato. El conocimiento técnico se popularizó gracias a Keynes. A partir de allí, con el inicio de debates académicos, la profesionalización de los gestores de portafolios se profundizó.
Adicionalmente, las grandes compañías comenzaron a crear la tesorería bien gestionada vinculando personas con conocimiento técnico y olfato inversionista, con el fin de armar una política clara de inversión, y así poder controlar el riesgo de pérdidas y generar rendimientos financieros, que en últimas es el fin de todas las empresas.
Mientras todo esto pasaba en el mundo desarrollado, en Colombia había mercados independientes donde el precursor fue la Bolsa de Valores de Bogotá que nació justo en medio del estallido de la Gran Depresión en 1929, en 1961 nace la Bolsa de Medellín, en 1983 surgió la Bolsa de Occidente, hasta que en julio del 2001 se creó la Bolsa de Valores de Colombia (BVC) que nació como la unión de estas bolsas independientes. Mientras NYSE lleva más de 200 años, la BVC es un adolescente de 20 años que busca aprender con base en los mercados desarrollados. Y no solo aprender de los negocios y las formas, sino de la esencia para que los negocios fluyan automáticamente y a menor costo. Un gran reto.
*” Hoy invertir en el mercado de capitales sin tecnología es como jugar futbol profesional descalzo.”
Antes, los traders e inversionistas llevaban sus datos, nombres, cifras, valores en agendas personales. Agendas que guardaban en el bolsillo con el apuntado de cada negocio. No existía el internet, ni los correos ni el excel; mucho menos aplicaciones de reportería en la nube. Nunca se imaginaron que una nube dejara de ser una acumulación de partículas diminutas de agua para convertirse además en el nombre de un espacio para guardar datos seguros en la web. Después de los apuntados con puño y letra migramos al excel. Luego viene el mundo automatizado de bases de datos a través de softwares noventeros y de principios del siglo XX vendidos a través de licencias. Hoy vivimos en el mundo de la hiperconectividad, de nube, de software as a service con aplicaciones que procesan millones de datos en segundos, de big data e inteligencia artificial.
Solo imaginemos quien puede tomar mejores decisiones de inversión: el del apuntado en la agenda, el del excel en su computador sin datos masivos, el que tiene la licencia obsoleta en un datacenter propio al que solo se ingresa mediante una red privada o el que se conecta desde cualquier lugar y dispositivo a una nube segura para ver sus portafolios en tiempo real.
Hoy, una pandemia pone un cuarto ingrediente que la inversión en el mercado de capitales requiere: la tecnología. Desde la BVC hasta muchos actores del mercado viven aun en los softwares de principios de siglo o aun en excel. El apuntado antiguo menos mal ya no existe, o eso creo.
No hablamos de los Brokers o Firmas Comisionistas de Bolsa en Colombia que para existir requieren una inversión grande en tecnología. Ellos merecen un artículo independiente porque muchas de sus tecnologías hoy ya son obsoletas pero sus procesos de cambio son inmensos. Hablamos de compañías públicas y privadas de diversos sectores, Family Offices y otras compañías del sector financiero como firmas aseguradoras que invierten en el mercado de capitales.
En Colombia estas compañías cuentan con áreas de Tesorería / Mesas de Dinero precisamente enfocadas en esto: olfato, conocimiento y política clara. Con el nacimiento y crecimiento que la BVC experimentó entre los años 2006 y 2009 algunas adquirieron tecnologías que hoy son obsoletas; la mayoría se quedó esperando a que las Firmas Comisionistas hicieran todo y les entregara información a través de extractos y operaciones manuales. Con la pandemia quedaron expuestos.
La tecnología de punta se convierte en el cuarto ingrediente vital para una excelente gestión y debe cumplir con al menos estas características:
- De aplicabilidad inmediata.
- Escalable en uso y tarifas.
- En modelos de arrendamiento en la nube.
- Con procesamiento masivo.
- Con soporte inmediato brindado por conocedores del mercado, no por ingenieros expertos en desarrollo de software.
Hoy invertir en el mercado de capitales sin tecnología es como jugar futbol profesional descalzo.
La pandemia pone de manifiesto que la tecnología es el aliado perfecto para tomar decisiones acertadas en el momento justo, es necesaria para sacar todo el potencial de un gran olfato que se complementa con el conocimiento académico y una política de inversión bien pensada.
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