«La innovación será el factor clave para la supervivencia de las empresas, adaptar modelos de negocios y fundamentalmente, de liderazgo transformador es la clave para lograr con éxito la transformación de los negocios hacia modelos más inclusivos.»
La pandemia tuvo como epicentro a la región. Los países de LATAM fueron de los más impactados a nivel sanitario, económico y social, con una caída del 8,1% del PBI superando a la Unión Europea y otras economías emergentes. Las extensas cuarentenas provocaron el cierre de 2,7 millones de empresas latinoamericanas, el 19% del total y si bien, el comercio internacional se contrajo a nivel mundial, la caída fue más severa en nuestro vecindario. Las exportaciones cayeron un 10,1% y las importaciones un 13,4% en 2020.
No obstante, las economías latinoamericanas ya mostraban importantes debilidades antes del inicio de la emergencia sanitaria. Es decir, la pandemia ha recrudecido los problemas productivos y sociales de América Latina, como la especialización comercial de la región, la debilidad del tejido productivo y del mercado de trabajo, y fundamentalmente los problemas sociales.
Es cierto que la región es como un archipiélago. Muchos países en América Latina tenían economías sólidas como para resistir y brindar asistencia, pero poseían instituciones débiles y servicios impotentes ante la dimensión de la crisis. Otros estábamos aún peor. Pero a todos nos queda una agenda de mayor compromiso para los sectores públicos que, con estructuras fiscales debilitadas, enfrentarán crecientes demandas sociales de educación, seguridad y salud, y en muchos casos, cambios radicales en sus tableros políticos.
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La pandemia deja también grandes catalizadores que aceleran la innovación tecnológica en entornos vulnerables. La ampliación de la brecha social, productiva y tecnológica impacta en la forma de hacer negocios, reestructura los comportamientos de la demanda y replantea los procesos de inversión.
Aun en este contexto de incertidumbre, la mayoría de las mujeres líderes de la región confían que sus compañías crecerán en los próximos tres años, que la innovación será el factor clave para la supervivencia de sus empresas. Es necesario adaptar modelos de negocios y fundamentalmente, de liderazgos. Hoy para las compañías esto es impostergable. En ese camino, requieren liderazgos transformadores que entiendan la innovación como oxígeno y que respondan a nuevos principios y valores, cuyos rasgos son característicos del género femenino: empatía, sentido de humanidad, comunicación asertiva, horizontalidad, enfoque en detalles, flexibilidad de pensamiento, trabajo en equipo y versatilidad.
Conocer este panorama y cómo enfrentar este nuevo mundo de negocios es el desafío que las líderes empresarias estamos asumiendo para lograr con éxito la transformación de los negocios hacia modelos más inclusivos.
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