«Las empresas de hoy buscan contar con líderes que tengan visión, pero es muy imprescindible asegurarse de que estos tengan la capacidad de alinearse a una visión absoluta antes de proceder.»
No existen instrucciones para superar una crisis, pero es fundamental que todos estén alineados para lograrlo, cuando la organización trabaja en bloque, tiene mayor chance de solucionar los problemas y encontrar nuevas oportunidades. En cambio, cuando existen distintas visiones y direcciones dentro de una empresa, todos avanzan hacia el fracaso. Esto no solo compete a los ejecutivos de los negocios, también a los mandos medios.
En 1453, el sultán otomano Mehmed II comenzó un asedio contra Constantinopla. Se sentía el elegido para lograr la conquista de la ciudad romana, que por años había sido el sueño de su padre y de su gente. Pero Candarli Halil, gran visir o máximo consejero del sultán, que había sido “heredado” por el padre de Mehmed II, Murad II, no pretendía la conquista. Para él, atacar a los romanos era una oportunidad para lograr un mejor pacto, pero era imposible invadir la cuidad, se trataba de la visión del conquistador vs la visión diplomática, donde Halil jugaba sus propias cartas a espaldas del sultán.
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Dichas diferencias generaban incertidumbre y confusión entre los altos mandos militares y consejeros, pero también frente a los soldados, lo que debilita el liderazgo de sultán en el frente de batalla, quién ya se encontraba bajo presión y enfrentando una serie de fracasos al no poder ingresar a la ciudad. Tras casi dos intensos meses de batalla, Mehmed II tomaría Constantinopla. Pudo dar vuelta a la situación, a pesar de la disputa interna con su gran visir, Candarli Halil, a quien mandó a ejecutar luego de tomar la ciudad.
Sea para superar una crisis como la que hoy vivimos o transformar la empresa hacia lo digital, es fundamental contar con el conocimiento pero, sobre todo, con la alineación de las visiones de los líderes, y asegurar que ocurra lo mismo con los mandos medios, para que pueda ser replicado con toda la organización. No pueden haber visiones distintas ni “disidentes” de dicha visión al ejecutar.
Las empresas de hoy buscan contar con líderes que tengan visión, pero es muy imprescindible asegurarse de que estos tengan la capacidad de alinearse a una visión absoluta antes de proceder. También es necesario que el líder tenga la suficiente cercanía con los equipos y participe directamente de dichas estrategias, con el fin de lograr un punto juntos. No hacerlo tendrá como resultado mensajes distintos y confusión, alimentando la incertidumbre, la incoherencia y una menor motivación de los equipos, lo que puede llevar al desgaste de cargar con un “peso muerto” o hacia un rotundo fracaso. Es fundamental ser una corriente constante que apunte hacia el mismo lugar, incluso si no parece del todo correcto. Con una visión unida, las cosas podrían salir mal, con más de una visión, sin duda saldrán mal.
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