«El viaje del productor corresponde a seis etapas secuenciales que deben recorrer para alcanzar este objetivo y comercializar sus productos en plataformas globales como Amazon, eBay, Rakuten, Alibaba, entre otros.»
El mundo está cada día más globalizado y conectado entre los distintos países y continentes. Ante la globalización, el ejercicio de la exportación y ventas online son cada vez más comunes y frecuentes, representando una gran oportunidad de crecimiento para cientos de proveedores y compradores.
A pesar de lo anterior, aún existe un paradigma importante respecto a cómo empresas latinoamericanas pueden transar sus productos en Marketplaces globales, principalmente en los de Norte América, Europa y Asia (mercados más desarrollados en ventas online). A diario nos toca ver a micro y pequeños empresarios con productos de alto potencial, pero que no tienen dentro de sus prioridades alcanzar mercados internacionales, ni mucho menos pensar en llegar a ellos a través de canales digitales.
Sin embargo, este patrón no responde a que somos una región que no está dispuesta a arriesgarse, que no cree en sus productos o que no tenga una propuesta de valor interesante. La respuesta es simplemente desconocimiento. El desconocimiento nos lleva a la desconfianza en estos canales, y la desconfianza es el peor enemigo de un emprendedor, porque lo paraliza. Este desconocimiento apunta necesariamente a que existe un concepto errado de que alcanzar mercados internacionales mediante ventas online es única y exclusivamente para grandes empresas. Ese es el error garrafal que vemos constantemente y que nos hemos esforzado en cambiar, en romper ese paradigma.
Los productores de distintas industrias y categorías deben primero entender en qué consiste “el viaje del productor”, lo que simplemente corresponde a las seis etapas secuenciales que deben recorrer para alcanzar este objetivo y comercializar sus productos en plataformas globales como Amazon, eBay, Rakuten, Alibaba, entre otros. De manera simplificada, este viaje debe partir por:
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- Preparar el producto para los mercados a los que se apunta (regulaciones, packaging, certificaciones, etc.).
- Analizar el mercado de destino mediante un levantamiento de información para entender a qué nos enfrentaremos. Los pasos siguientes consisten en publicar los productos en las distintas plataformas.
- Planificar la logística de manera eficiente.
- Promocionar los productos usando las herramientas de marketing digital que nos ofrecen los marketplaces.
- Crear una metodología de mejora continua.
- ¿Difícil? Claro que lo es, pero eso no lo hace inalcanzable. En este punto es donde se deben fortalecer las alianzas público-privadas, ya varios países lo están haciendo, pero aún no es suficiente. Si queremos apuntar a actuar como países desarrollados y diversificar nuestra matriz exportadora, debemos crear políticas públicas que apunten directamente a esto.
Lo anterior no es solo un capricho, la venta online ha tenido un crecimiento exponencial en el mundo durante los últimos años, incluso antes de la aparición del Covid-19 venía mostrando tasas de crecimiento sostenido de un 20% anual promedio desde el año 2011, mientras que el canal tradicional (venta offline) crece a tasas de sólo un 2%, y en algunos casos decrece. Hoy, con la pandemia y gran parte de la población mundial confinada, el e-commerce ha crecido a tasas nunca antes vistas. En EEUU, los especialistas indican que en los últimos 12 meses, el e-commerce en Norteamérica ha crecido el equivalente a 10 años.
Se prevé que los usuarios en línea aumenten solo un 2% de la TCAG entre 2018 y 2025, con la base de usuarios ya saturada en regiones como América del Norte, Europa y Asia Central. El mayor crecimiento se observará en América Latina y África Subsahariana, aunque en todas las regiones se está produciendo un cambio hacia la comercialización móvil. Hace un año, los consumidores de todo el mundo se enfrentan a diversas cuarentenas y cierres de empresas debido a la pandemia, esto provocó un aumento en los usuarios en Internet, quienes comenzaron a utilizar y recurrir constantemente al comercio en plataformas digitales para adquirir bienes básicos, hasta hacerlo un hábito dentro de los hogares. Entonces sumémonos, rompamos esos paradigmas, potenciemos a nuestras MiPymes y el valor agregado, solo así lograremos que ese “viaje del productor” sea un viaje al alcance de todos.
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