Hasta hace poco, nos parecía normal el modelo de producir, consumir y desechar, mejor conocido como economía lineal. Incluso para muchos, este esquema sigue siendo estándar y, en la mayoría de los países, es el modelo que, por lo general, impera. Sin ir más lejos, en Colombia, alrededor del 85%-90% de los residuos son enterrados en rellenos sanitarios o botaderos. Es decir, para la mayoría de los productos que consumimos, el modelo en el país es más lineal que circular. Esta situación debe cambiar. Plásticos
Por simple lógica, un modelo de economía lineal, en el largo plazo, no es sostenible. Y, de ninguna manera, es eficiente en cuanto al uso y aprovechamiento de recursos escasos. Es urgente migrar rápidamente hacia una economía circular.
En el caso de los plásticos, esta situación es especialmente relevante. El plástico es un material muy versátil y resistente. Por esta razón lo vemos en los empaques, envases, partes de automóviles y aviones, sillas, zapatos, tanques de agua, celulares, computadores, jeringas, prótesis médicas, tubería, contenedores, juguetes, artículos deportivos, entre muchos otros usos. Pero precisamente por ser un material tan resistente, debemos evitar que termine en el ambiente. Por el contrario, es uno de los materiales en los cuales más sentido tiene promover su reciclaje o aprovechamiento. Todo el plástico es reciclable. Sus residuos, se pueden convertir nuevamente en materia prima plástica, o en otros derivados como gases, aceites combustibles o energía. Plásticos
La solución al desafío de los residuos plásticos se resume en la necesidad de dinamizar el mercado de reciclaje de este material. Suena sencillo, pero realmente no lo es tanto, puesto que requiere transformaciones en diferentes frentes, así como la voluntad de múltiples actores.
En Colombia, se han dado pasos positivos y, pienso, podríamos ser un país líder de América Latina en Economía Circular, particularmente de plásticos. El primer gran cambio que hemos identificado en el país es una transformación de mentalidad. Los consumidores, la industria, el gobierno, el congreso, las autoridades locales, incluso los entes de control, han priorizado los asuntos ambientales, específicamente la gestión de residuos, en sus decisiones.
Las personas son más conscientes y exigentes con los productos que consumen y con las autoridades. La industria, por su parte, en poco tiempo, y con cada vez más frecuencia entre las empresas, ha clasificado la sostenibilidad como su principal prioridad y está invirtiendo fuertemente en transformaciones que lleven a este propósito. Plásticos
En la industria del plástico, por ejemplo, es evidente el incremento muy sustancial durante los dos últimos años, en las inversiones en maquinaria y equipo para aumentar capacidad instalada de producción o conversión de materia prima reciclada. También llaman la atención los desarrollos que se están produciendo en ecodiseño de productos plásticos, para que, entre otras cosas, sean más fáciles de reciclar, así como en tecnologías de reciclaje de este material. En este último frente, sobresalen desarrollos recientes –antes vistos como muy lejanos- en tecnologías como separación de capas y de colores en empaques, y también innovaciones científicas de gran proyección en el reciclaje químico.
En lo regulatorio, sobresale la implementación de la Resolución 1407 de 2018 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible que crea el mecanismo de responsabilidad extendida del productor para empaques y envases. Colombia es el primer país de América Latina en poner en marcha un modelo de esta naturaleza. A través de éste, las empresas que pongan en el mercado productos que están envasados o empacados en vidrio, papel, cartón, plástico, metal o multimaterial, tienen la obligación de formar parte de un plan de gestión individual o colectivo y, a través de este, demostrar el cumplimiento de unas metas de reciclaje establecidas, sobre los residuos generados con estos productos.
Dinamizar el mercado de reciclaje, no solo trae beneficios ambientales, sino también significa una oportunidad inmensa para generar nuevas oportunidades económicas y sociales. Un recurso que tienen en común todas las zonas pobladas en cualquier lugar del mundo son los residuos. En cada rincón donde existen asentamientos, se generan desperdicios. Estos desperdicios, ya sea productos orgánicos que se pueden compostar, o materiales como plásticos, papel, cartón, metal o vidrio, que se pueden reciclar o aprovechar, tienen un potencial económico inmenso que puede impulsar el empleo y la generación de ingresos. Esto aplica, literalmente, a cualquier municipio del país. Plásticos
Hoy en día, existen más de 60.000 recicladores y una industria de aprovechamiento de residuos plásticos bastante más robusta y sofisticada de lo que se piensa. Necesitamos dinamizar aún más este mercado, para lo cual se requiere: (i) propiciar los incentivos económicos necesarios para inyectarle capital privado y así generar una oferta más robusta y competitiva de materia prima reciclada, (ii) realizar algunos ajustes regulatorios y mejoras en la cultura ciudadana de disposición de residuos para aumentar y mejorar los estándares de la materia prima, es decir de los residuos posconsumo que se adquieren para su posterior reciclaje, y (iii) promover una mayor valoración por parte de las empresas y los ciudadanos del material reciclado, para así incentivar la demanda en este mercado.
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