En la actualidad (cifras de agosto 2016) existen cerca de 24,5 millones de personas económicamente activas en Colombia, de las cuales 2,2 millones están buscando trabajo y las restantes 22,3 millones son ocupadas. No obstante, de los ocupados sólo 8,4 millones están cotizando a la seguridad social, que en otras palabras significa que el 66% de la población económicamente activa está en trabajos informales o se encuentra desempleada. Este escenario es poco alentador y de ahí la importancia de buscar reformas que aumenten el empleo formal, como la reforma tributaria presentada ante el Congreso de la República, la cual está enfocada en mejorar el empleo formal al atraer mayor inversión privada al país, con base a la seguridad del cesante.
“Un buen ahorro en momentos de desempleo o trabajos informales con bajos ingresos es esencial para lograr un colchón que le permita a ese individuo, y a su familia, tener recursos para contar con mayor tranquilidad en la búsqueda de un nuevo trabajo formal”
Entendiendo el concepto:
Para entender completamente estas cifras es importante analizar profundamente las dinámicas laborales de la población, ya que tener una altísima proporción de personas en la informalidad o buscando trabajo, no es necesariamente equivalente a que sean exactamente las mismas personas las que constantemente están buscando puestos o están ubicados en trabajos informales.
Incluso diversos estudios han encontrado que la población económicamente activa en países emergentes, sobre todo los latinoamericanos, migran de un trabajo formal a uno informal o quedan sin trabajo con cierta regularidad. Lo anterior quiere decir que, de los 8,4 millones de trabajadores formales que se registraron en agosto, en el mes siguiente una parte va a migrar al desempleo o a un trabajo informal, y por supuesto algunos que estaban buscando o estaban en la informalidad van a encontrar un puesto formal. También se refleja en los datos de pensiones, pues en Colombia tenemos que un trabajador a la edad de pensión en promedio ha cotizado a pensiones 500 semanas, menos de 10 años, lo que es equivalente a cotizar el 25% del tiempo total de la vida laboral de un individuo representativo (de los 22 a los 62 años). En otras palabras, este trabajador tuvo un empleo formal por cerca de 10 años y se mantuvo en la informalidad o buscando trabajo durante los 30 años restantes. Estas dinámicas son esenciales para dimensionar la importancia de las cesantías como mecanismo de protección al cesante, y por supuesto también como protección al trabajador informal con bajos ingresos.
Los beneficios que otorga:
Dichas cesantías son un beneficio otorgado a quienes están en la formalidad, pero teniendo presente el breve diagnóstico presentado anteriormente, donde sabemos que con alguna probabilidad esta población puede salir de la formalidad, es esencial que pensemos en este beneficio como una real protección para la población colombiana. Mientras no exista un compromiso claro como sociedad de la importancia de este mecanismo para el cesante o el empleado informal, seguiremos observando un uso poco eficiente de las cesantías, donde la población recibe en febrero sus ahorros y en marzo ya están sacando esos recursos para múltiples fines diferentes a la protección en momentos laborales difíciles. Lo anterior requiere de un trabajo conjunto por parte del Gobierno, el Congreso de la República, las empresas, las administradoras de dichos recursos y por supuesto los afiliados. Los dos primeros deberían buscar una reglamentación enfocada en asegurar que esos recursos sean utilizados como una verdadera protección para el cesante/informal, mientras que las empresas como garantes del buen uso de esos recursos tienen la responsabilidad de velar porque sus trabajadores realicen un uso eficiente de ese importante ahorro. Por su parte, las administradoras deben no sólo hacer buena gestión de los recursos para tener buenas rentabilidades sino asegurar que el proceso para retiro de cesantías sea el adecuado y por medio de planes de educación financiera, en conjunto con las empresas, buscar que este ahorro se vuelva una verdadera protección para la población colombiana. Por último, y más importante es el deber del ciudadano, pues estos deben tomar mayor conciencia sobre la importancia del ahorro para épocas laborales difíciles.