Cada vez son más las empresas que se interesan por conocer a fondo las necesidades de sus colaboradores, por motivarlos, y atender de manera razonable sus expectativas, pero para lograrlo se necesita contar con prácticas diseñadas a la medida. ¿Cómo alcanzar el éxito en este camino, a la vez que se trabaja en pro de la estrategia corporativa y los objetivos del negocio?, es la gran pregunta que hoy en día nos hacemos los departamentos de talento humano de las empresas que valoramos a las personas como un factor determinante dentro de la propuesta de valor.
Las altas tasas de rotación voluntaria, las exigencias de las nuevas generaciones y la competencia del mercado, en todos los sectores, son algunas de las razones que impulsaron, hace ya algunos años, el boom del nuevo enfoque para gestionar el talento humano, que involucra elementos innovadores y aspectos de interés para los empleados como “work life balance”, beneficios flexibles y desarrollo de carrera, entre otros. Es allí donde la cultura organizacional juega un papel decisivo, pues determina comportamientos, normas y significados comunes entre las personas, que las distingue de otras.
Este intangible empresarial que influye en los resultados de un negocio define la manera en que se hacen las cosas. Una empresa que piensa en sus colaboradores y enmarca su actuación en unos valores definidos contribuye con comportamientos positivos en el desempeño laboral y por ende en los resultados esperados por la alta gerencia. Por lo anterior, la coherencia de una organización que se refleja en su actuar tanto interno como externo, es un factor fundamental que impacta directamente en la gestión de sus empleados.
De la misma manera, conservar a los trabajadores, mantenerlos felices y motivados produce inevitablemente un efecto positivo en toda la estrategia, que, además, se ve reflejada una disminución de los costos derivados de una alta carga de rotación. Según Great Place to Work Institute se calcula que en promedio la rotación puede ser de hasta el 200% del salario básico del colaborador que se va y del 12% del presupuesto operativo de la organización. Este y otros estudios demuestran que es más costoso reemplazar un cargo que implementar una práctica innovadora que redunde en el bienestar y la calidad de vida.
“El gran llamado que se nos hace como líderes en una organización, es a poner al ser humano en el lugar que le corresponde, generar bienestar integral de acuerdo con sus necesidades particulares y valorar a las personas como nuestra principal razón de ser.”
Muchas de estas iniciativas son sencillas de realizar, solo se requiere voluntad y decisión; escuchar y estar atento a lo que la gente quiere, pues sus motivaciones varían dependiendo del momento que esté viviendo. Una idea puede ser el diseño de un menú de alternativas, con actividades diversas que apliquen a los diferentes gustos, necesidades y expectativas, sin importar la edad o el género. Actividades que se puedan disfrutar solo, o en compañía de la familia. Algunos ejemplos de esto, son espacios para el deporte en el mismo lugar de trabajo, desayunos light, carrito de snacks para colaboradores, coaching con mentores, charlas de influenciadores, horarios flexibles, beneficios para madres, entre otras. Esta es una buena manera de hacer tangible el bienestar y de comunicarle a la gente que la conocemos y nos importa.
En este sentido, entidades como las cajas de compensación familiar trabajan de la mano con las empresas para identificar las necesidades de las personas y ofrecer de manera integral servicios que suplan sus requerimientos. Por eso, en Compensar creemos que el ser humano es el centro de todo y en coherencia con dicha premisa, el bienestar integral de nuestra gente y sus familias es un factor clave para el éxito en lo que hacemos, y una manera de evidenciar que lo que vivimos al interior es lo que promovemos hacia las empresas afiliadas.
De otro lado, los líderes empresariales tenemos hoy en día la responsabilidad de entender que, a pesar de los avances tecnológicos, no trabajamos con máquinas y debemos recuperar al ser humano como prioridad en el entorno empresarial. De esta manera, es fundamental valorar los espacios de conversación con los demás, aceptar que nuestra naturaleza como seres humanos es colaborativa y que contamos con una gran capacidad para construir relaciones. En este punto, la humildad se convierte en una habilidad gerencial para entender que solos no podemos resolver los problemas en un mundo interconectado. Ser humilde es preguntar, estar abierto, poder observar. Se trata de lograr una visión del trabajo distinta y marcada por un sentido de contribución a la sociedad. Estas prácticas pensadas desde lo humano son indispensables pues se constituyen en la base de la construcción de relaciones de confianza.
Otro aspecto para destacar es, que ya numerosas organizaciones cuentan con espacios de trabajo más humanos pensados y diseñados para el trabajo colaborativo y flexible. Nuevos espacios de coworking marcan una tendencia en el modelo de oficinas con un estilo diferente para trabajar, no solo porque estén hechos a la medida y de acuerdo con las necesidades de personas que buscan el networking, sino porque está pensado para que la gente pueda crear y dar rienda suelta a sus ideas en un ambiente que inspire y que permita trabajar con calidad.
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