“En nuestro país, el volumen promedio de administración de los FIC’s se ha incrementado a un ritmo constante del 7.0% desde el 2009”.
Los Fondos de Inversión Colectiva – FIC- son vehículos que siguen un reglamento de inversión el cual ha sido analizado y aprobado previamente por la Superintendencia Financiera de Colombia, quien entre otros aspectos, revisa que los activos admisibles dentro de estos encajen en el riesgo de inversión ofrecido y que cumplan lo establecido en el decreto 1242/2013, que propendió por ofrecer un marco que permita dinamizar la oferta de fondos en nuestro país, así como la protección de los inversionistas. La filosofía de inversión de los FIC se centra en generar rendimientos, para ser repartidos entre los inversionistas que hacen aportes, realizando inversiones que no necesariamente se restringen a activos en Colombia, también tienen como característica la liquidez con menores volatilidades que los activos individuales, dado que los volúmenes de negociación y la diversificación contribuyen a aminorar fluctuaciones de dichos activos. La facilidad de entrada a este tipo de productos y los recursos mínimos exigidos para acceder se ajusta tanto para personas naturales como jurídicas. Existen fondos que tienen beneficios transaccionales y facilitan el día a día de la actividad económica de los clientes y el manejo de excedentes de liquidez de los empresarios.
Una particularidad de los FIC ha sido el dinámico crecimiento de esta herramienta de inversión alrededor del mundo (Ver Gráfico 1). Las explicaciones alrededor del incremento mundial en la oferta de fondos radican principalmente la necesidad de canalizar el ahorro privado para financiar proyectos de inversión con menores costos, lo que ha permitido que estos vehículos hayan jugado como figura de apalancamiento para el sector real, financiero y otros sectores de la economía, incluso para el desarrollo de compañías con un potencial de crecimiento atractivo. La multiplicidad, variedad y diversificación de las estrategias de inversión de los fondos ofrecen una relación riesgo/retorno ajustada a las necesidades y preferencias del inversionista a través de inversiones en activos que incluyen desde renta fija, acciones, derivados, ETF’s (Exchange Trade Funds que son fondos de índices que reflejan la composición de índices estándar como el Colcap entre otros, y permiten a los inversionistas comprar o vender la exposición mediante un único instrumento financiero), e inversiones alternativas dirigidas a sectores más concretos como el inmobiliario y otras que se enfocan en inversiones con un horizonte de inversión más amplio, como el desarrollo de nuevos productos a través de compañías pequeñas o encaminadas a impulsar empresas con un alto margen de expansión y apreciación.
Como se puede apreciar en los Gráficos 2 y 3, en el mundo, la locación de activos ha variado sustancialmente en los últimos años, dadas las cambiantes y desafiantes condiciones macroeconómicas que han obligado al mercado y a los administradores de los fondos a considerar nuevas estrategias de inversión, a acudir a la selectividad y a asignar recursos en vehículos alternativos en comparación con las inversiones tradicionales. Esto continúa generando mayor confianza en estos productos de inversión dada la capacidad de adaptación que tienen no sólo a los requerimientos de los clientes sino a los diferentes escenarios y ciclos económicos.
Los fondos forman parte de la estructura fundamental de la economía colombiana, dado que actúan como canalizador de recursos (ahorro público y privado) que permite la expansión, desarrollo y crecimiento de los diferentes sectores económicos. Desde la óptica de quién entra al fondo como inversionista, el vehículo tienen todo tipo de ventajas, desde transaccionales hasta contar con la posibilidad de tener exposición a diferentes tasas, plazos, instrumentos e índices y la posibilidad de mantener una sola inversión que es valorada todos los días a precios de mercado, obteniendo el precio justo de intercambio al cual podría retirar su inversión, con la ventaja de no tener los recursos en una sola entidad y poder realizar adiciones y retiros en diferentes entidades bancarias, mitigando el riesgo de dispersión y obteniendo una rentabilidad favorable superior a la de dejar los recursos ociosos.
En nuestro país, el volumen promedio de administración de los FIC’s se ha incrementado a un ritmo constante del 7.0% desde el 2009. Actualmente, el 75% de estos fondos están administrados por fiduciarias y el total de los fondos administrados representa 56.2 billones – cerca del 7.23% del PIB a cierre de 2015 mientras que en el año 2010 representaban 30.2 billones – alrededor del 5.54% del PIB. En comparación con la región, Colombia aún tiene un margen de crecimiento muy amplio en este producto pues aún se encuentra en la parte inferior de la tabla con 327 fondos en comparación con Brasil, Chile y México quienes manejan en número cerca de 14.500, 2.500 y 500 fondos de inversión colectiva respectivamente.
En términos de profundidad del mercado, los activos netos manejados en los FIC’s como proporción del PIB se ubican en los últimos lugares frente a otros países de la región. Es evidente, el contraste frente al mercado norteamericano, cuyo desarrollo, especialización y profundidad superan en gran magnitud a los mercados latinoamericanos. Los activos manejados en fondos en EEUU representan cerca del 86.0% del PIB de esta economía, mientras que el país más representativo de la región es Brasil con administración de activos que son aproximadamente el 32.0% de su producto (Ver Gráfico 4).
Así, en nuestro país, el desarrollo de estos productos y del mercado en conjunto continúa aún rezagado en comparación con sus pares en la región, no obstante el producto genera un punto de encuentro entre inversionistas y empresas que necesitan financiamiento. De un lado, están aquellas empresas pequeñas o familiares que son atractivas para inversionistas internacionales que pretenden tener rentabilidades a largo plazo con la potencialización de los negocios y del otro, inversionistas que son compañías de un mayor tamaño y que dentro de su estructura de negocio tienen inversiones en el mercado y/o usan este tipo de herramientas para mover sus áreas de tesorería de manera más óptima de acuerdo a sus necesidades financieras, generando una mayor y mejor movilidad de sus recursos.
En ese orden de ideas, el desarrollo del mercado y de los FIC’s tienen a nivel local un largo camino por recorrer, en número de fondos Colombia ha crecido en comparación con 2010 cerca del 64%, en activos manejados el crecimiento ha sido cercano al 13%, y en número de clientes alrededor del 73% para la misma fecha. Los desafíos para el sector continúan siendo grandes, en particular con la masificación de este tipo de vehículos, pues el 90% de los clientes de los fondos son personas naturales y estas tan sólo representan el 2% de los clientes potenciales.
El crecimiento y apetito por estos vehículos en Colombia ha llevado a la industria a modernizar la normatividad de estos vehículos, es así como el decreto 2175 de 2007 eliminó las asimetrías que se presentaban en la administración de estos vehículos entre las diferentes entidades financieras; las Sociedades Fiduciarias, que administraban fondos comunes, actuaban según el Estatuto Orgánico de Sistema Financiero, las Sociedades Comisionistas de Bolsa, cuyo margen de acción eran los fondos de valores por las Resoluciones 400 y 1200 de la entonces, Superintendencia de Valores y las Sociedades Administradoras de Inversión las regulaba el Decreto 384 de 1980, la Ley 27 de 1990 y el Decreto 2304 de 1996. Además, parte de las normas aplicables a la constitución y gestión de las carteras colectivas se encontraban en la Circular Básica Jurídica de la Superintendencia Financiera. Con la expedición del decreto sobre la administración y gestión de Carteras Colectivas, se unificó la normativa en esta materia, quedando únicamente como referencia normativa el Decreto 2175 y la Circular Externa 007 de 1996 (circular básica jurídica) generando, de esta manera, mayor seguridad y estabilidad, pues se encuentran las definiciones, normas de constitución y funcionamiento y liquidación de manera más organizada.
A su vez, en 2013 los decretos 1242 y 1243, modernizan la estructura de los fondos por categorización en familias de fondos e introducen el custodio de valores, con lo cual alcanzan estándares internacionales en administración de recursos colectivos.