«Los depósitos de dinero son productos financieros a la vista, que permiten la realización de transacciones de pago, ahorro, retiro y transferencia de fondos a través, principalmente, de teléfonos celulares.»
En la última década, Colombia ha tenido grandes logros respecto a la bancarización e inclusión financiera. La estrategia del gobierno nacional ha estado apalancada en la creación de los Depósitos Electrónicos y las Sociedades Especializadas en Depósitos y Pagos Electrónicos (SEDPES), con el fin de promover nuevos productos y servicios financieros, disminuir el uso del efectivo y eliminar las barreras de acceso por los costos de las transacciones.
En el mundo, sobre todo en países en desarrollo, la necesidad de incluir a más personas en el sector financiero que permita la disminución de la pobreza, ha llevado a la implementación de productos de ahorro que habilitan a las personas para realizar operaciones financieras desde sus celulares. Este es el caso de M-pesa, uno de los casos de éxito más conocidos a nivel mundial, que logró, a través de teléfonos móviles, que millones de personas en África realizaran transacciones financieras, eliminando desplazamientos, mejorando los índices de pobreza y eliminando para los gobiernos el costo de emisión de moneda física, al impulsar el dinero digital. Este tipo de productos nacieron de entidades no financieras como son las empresas de telecomunicaciones, dado que en el mundo existe una mayor cantidad de celulares por persona que productos financieros de ahorro.
En Colombia, en el año 2009 algunas entidades financieras comenzaron a crear productos similares, que migraron de los monederos electrónicos a depósitos electrónicos y, en algunos casos, a cuentas digitales. Por esta razón en la actualidad, en productos digitales se identifican gran variedad de tipologías, aunque funcionalmente tengan características similares: cuentas de trámite simplificado, cuentas electrónicas y los depósitos de dinero electrónico, ahora denominados, depósitos de dinero.
Los depósitos de dinero son productos financieros a la vista, que permiten la realización de transacciones de pago, ahorro, retiro y transferencia de fondos a través, principalmente, de teléfonos celulares. Permiten procesos de vinculación simples, donde los usuarios solo deben ingresar sus datos básicos de identificación, de manera digital y totalmente en línea. Estos productos están exonerados del impuesto al Gravamen Financiero (4×1000), una de las principales barreras de acceso al sector financiero, hasta 65 UVTs sin requerir la marcación de producto y cuentan con bajos costos transaccionales comparados en algunos casos con las cuentas de ahorro en el sistema bancario.
Existen tres tipos de depósitos de dinero: De bajo monto, que controlan los topes de dinero que se pueden movilizar en el producto; ordinarios, que permiten un manejo sin limites pero que exigen el conocimiento del cliente mayor por parte de las entidades financieras; y, los inclusivos, que son productos similares a los de bajo monto, pero sin topes dado que el origen de los recursos es proveniente de subsidios o ayudas del gobierno. Estos depósitos de dinero también pueden ser vinculados tanto a las personas naturales como las personas jurídicas.
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Estas características han permitido a millones de colombianos en los últimos 8 años, desde las áreas urbanas, zonas rurales y rurales dispersas, acceder a productos financieros. En 2012, Colombia alcanzó una bancarización nacional de 65,2% de la población, mientras que para 2019 el 83,4% de los colombianos contaban con al menos un producto financiero activo. Más de 20 puntos porcentuales en solo 7 años, que demuestran los amplios esfuerzos que ha realizado el gobierno y el sector financiero por crear productos y entidades que respondan a los retos del país frente al acceso a los servicios financieros.
Con el objetivo de aumentar la inclusión financiera, al atender a los colombianos desatendidos del sistema financiero, por condiciones como bajos ingresos, distancia para desplazamiento a centros urbanos y la informalidad, el gobierno nacional creo, en el año 2014, las Sociedades Especializadas en Depósitos y Pagos Electrónicos (SEDPES), quienes son encargadas de administrar estos depósitos de dinero. En la actualidad, existen 5 entidades bajo esta figura encargadas de promover y administrar estos productos y servicios entorno a los depósitos, además, de la creación de ecosistemas digitales que puedan permitir el uso de estos medios de pago en diferentes sectores de la economía nacional.
La regulación en Colombia ha permitido que estos beneficios de las personas naturales sean extendidos a las personas jurídicas, que necesitan también productos y servicios financieros costo eficientes, que solucionen sus necesidades en el ecosistema digital, facilitando procesos de formalización de sus negocios, dado que el 42,1% de las microempresas se encuentras en la informalidad lo que les permite acceder a productos y servicios más cercanos a las condiciones de bancarización y acceso a servicios financieros de sus clientes, proveedores o empleados.
A diciembre de 2019, las SEDPES realizaron 4.139.784 de transacciones, monetarias y no monetarias, por un valor superior los 92 mil millones de pesos. En marzo de 2.020, cerca de 500.000 colombianos contaban con un producto activo en estas entidades logrando administrar cerca de 7.000 millones de pesos del público.
Definitivamente, con todo lo que esta sucediendo en Colombia y en el mundo con esta crisis provocada por el Covid-19 los pagos digitales y las operaciones transaccionales han tenido un proceso de aceleración respecto a su adquisición y uso. El gobierno ha entregado una mayor cantidad de recursos de apoyo a los colombianos a través de productos digitales no tradicionales, logrando en los últimos meses bajar el manejo del efectivo de 94% en 2019 a 81% a mayo del 2020.
Existe un futuro enorme para lograr que más colombianos tengan este tipo de productos que faciliten la vida cotidiana y que logren la eliminación de desplazamientos, tiempos perdidos, filas en diferentes puntos para realizar pagos, haciendo de Colombia un país de mayor productividad e inclusión financiera.
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