«Lo que sentían inicialmente como un cambio de piel o una muda temporal, representó transformaciones fundamentales, redefiniciones en casi todos los aspectos de su visión, misión y estrategia, es decir una mutación del ADN empresarial.»
Es innegable que este 2020 nos viene obligando a cambiar en todos los aspectos de nuestras vidas, la manera en la que: compramos, estudiamos, compartimos con los demás y claro está, en cómo trabajamos y hacemos negocios.
Este último tal vez de los aspectos más complejos que nos ha tocado enfrentar, debido que no solo depende de nosotros como individuos, sino co-dependemos de otros elementos en nuestro ecosistema: proveedores, colaboradores, clientes y sobre todo de la visión y resiliencia del C-Level de nuestra empresa.
Esta resiliencia ha sido crítica para la supervivencia empresarial, el saber cuándo debemos tomar un nuevo rumbo y entender/aceptar que la realidad hoy tiene una nueva configuración, nuevos hábitos y preferencias de mercado, y que, si no logramos interpretar oportunamente y estar en la nueva foto de necesidades, pues estaremos destinados a desaparecer.
El cambio, definitivamente no es fácil para nadie, mucho más cuando en algunos casos ha significado prácticamente un acto de fe, sin tiempo de estudios de mercado, encuestas de preferencias y sin plazo para apelar a mayor ciencia que nos garantice el mediano éxito de nuestra nueva estrategia, y es que en muchos casos a primado el instinto básico de supervivencia empresarial. De lo único que, si estábamos seguros, es que si no nos transformábamos el fracaso y la quiebra estaban garantizadas.
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Empresas históricamente dedicadas al turismo y entretenimiento, con áreas comunes para el público, hoy han evolucionado en una nueva generación de “minimarkets”, empresas que eran por naturaleza B2B han tenido que aprender a identificar nuevos consumidores en el B2C y conocerlo en el camino. Empresas acostumbradas a la atención presencial, han migrado sus operaciones comerciales durante varios meses al e-commerce e implementar procesos de atención, de soporte y logísticos que atiendan al nuevo comprador, y que, para muchos, lo que sentían inicialmente como un cambio de piel o una muda temporal, representó transformaciones fundamentales, redefiniciones en casi todos los aspectos de su visión, misión y estrategia, es decir una mutación del ADN empresarial.
Es innegable también, que la tecnología ha jugado un rol determinante en ese nuevo escenario, soluciones como el Teletrabajo, Cloud Computing, el RPA y la Digitalización de Procesos, han sido promovidas dentro de la estrategia de las organizaciones a fin de aportar en esta nueva realidad.
Solo a fin de año del 2021 sabremos a ciencia cierta el real impacto de esta Pandemia y nos tomará algún tiempo recuperar la curva de crecimiento sostenido que había tenido toda la región, pero definitivamente habremos aprendido lecciones duras pero valiosas sobre la multicanalidad, la diversificación y sobre todo, sobre nuestra capacidad de adaptación.
Y como en toda evolución, esperemos que nuestras empresas evolucionen en una nueva especie: una más ágil, resiliente, eco-amigable, con un enfoque centrado en el cliente y en la salud donde el bienestar de todos los miembros del ecosistema sea el fin último de las organizaciones. Porque como dicen muchos expertos a nivel mundial, la pregunta ya no será si volverá a presentarse otra pandemia, sino más bien cuándo será. A prepararnos, a estar atentos a las señales y sobre todo, estemos seguros todos.
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