En el contexto de la educación superior, la responsabilidad social emerge como una categoría fundante de la tercera misión de las IES. En este orden de ideas, responsabilidad social, extensión y proyección social dan cuenta de la apuesta por la aplicación y apropiación social del conocimiento, que busca visibilizar el aporte al desarrollo humano y social generado por la academia a través de sus formas de organización, discursos y prácticas.
Si bien es cierto que la universidad está al servicio de la sociedad en virtud de su naturaleza y misión, la responsabilidad social es una categoría que amplía su horizonte de actuación en el contexto del “contrato social” que se establece entre academia y sociedad, relación matizada por los múltiples contextos y territorios donde la labor educativa y formativa tiene impacto. En este contexto, el perfil social de la Universidad Católica de Manizales (UCM) permite y dinamiza la articulación entre su vocación de servicio, su apuesta por la formación integral y la transformación de los territorios, una academia desarrollada con criterios de universalidad y la humanización del conocimiento, con el fin de tejer realidad y conocimiento a través del desarrollo de las funciones sustantivas de docencia, investigación, extensión y proyección social. En esta línea, la identidad católica de la UCM evidencia su compromiso con cuestiones referidas a justicia, paz, cuidado de la creación, defensa de la vida, desarrollo sostenible, respeto y valoración de la diversidad, igualdad social y convivencia ciudadana, aspectos directamente relacionados con los valores corporativos de la Institución y el proyecto misionero de las Hermanas Dominicas de la Presentación, comunidad fundadora de la UCM.
Por otra parte, y visto como referencia el marco católico para la responsabilidad social universitaria (“Marco de Referencia Newman”), las universidades católicas que lo asumen, comprenden la responsabilidad social universitaria (RSU) en tanto capacidad y competencia de la universidad para dar respuesta a las necesidades y desafíos de transformación social en el contexto donde está inmersa mediante el desarrollo efectivo de sus funciones sustantivas, en aras de, por un lado, hacer del conocimiento un eje fundamental en la transformación de las personas y la sociedad; y por otro, establecer relaciones de colaboración, trabajo participativo y corresponsable con los actores del sector externo y comunidades, con el Estado, las empresas, la iglesia y otras confesiones, para favorecer en los integrantes de la comunidad universitaria el ejercicio de su responsabilidad como ciudadanos.
Este horizonte de actuación humana e institucional está detrás del proyecto “Implementación del modelo de entorno productivo para la formación y desarrollo de capacidades para la administración de unidades productivas en personas en proceso de reincorporación”, que le permitió a la UCM tejerse con la Organización Mundial para la Inmigración de Naciones Unidas, el Fondo Multidonante de las Naciones Unidas para el Posconflicto (entidad que aportó los recursos), la Agencia para la Reincorporación y Normalización y la Gobernación de Caldas, con el fin de aunar esfuerzos que, en el marco de la política nacional de reincorporación, permitan el fortalecimiento de habilidades, capacidades y competencias en 35 exintegrantes de las FARC-EP en emprendimiento, finanzas y mercadeo digital. Esto se encamina, a su vez, a favorecer la vinculación laboral de estas personas, el desarrollo de iniciativas productivas, la generación de ingresos y el sostenimiento económico de cada una de ellas y sus familias, proceso transversalizado por el componente humano-social que caracteriza la proyección social de la Universidad.
El acompañamiento brindado por profesores, facilitadores del proceso, la coordinación del proyecto, la Vicerrectoría de Bienestar y Pastoral Universitaria y otras dependencias de la Universidad, junto con la OIM, la ARN y la Gobernación de Caldas a cada participante y sus familias representó para la UCM una oportunidad de satisfacer varias metas: primera, ser coherente con su perfil social; segunda, dar cuenta de su compromiso social y eclesial —declarado en la misión institucional—; tercera, hacer de la responsabilidad social una apuesta que, de manera concreta, contribuya al desarrollo de una formación valórica en responsabilidad social en la comunidad universitaria; y cuarta, promover su integración al proyecto institucional de modo que se constituya en dinamizadora de la cultura organizacional que cultiva la calidad, la justicia, la paz, la convivencia ciudadana y la generación de conocimiento socialmente pertinente.
Con lo anterior, la UCM asume un liderazgo que marca caminos de paz y reconciliación a través de la vinculación directa con realidades sociales que ameritan transformación, dada mediante la democratización del conocimiento en función de las necesidades de los contextos, los campos del saber, la interdisciplinariedad, la innovación y el emprendimiento, el desarrollo de la competitividad, el diálogo entre saberes y la cooperación interinstitucional.