Poder estudiar en el exterior es una posibilidad que muchos jóvenes tienen para mejorar su idioma o realizar algún estudio superior en países donde la educación es de mejor calidad y ofrece ventajas a los estudiantes internacionales, con precios que son muy llamativos.
La oferta académica, hoy en día, es bastante amplia y en la gran mayoría de casos el nivel académico es mucho más alto que en nuestro país, existen los estudiantes que desean mejorar un segundo idioma que puede ser inglés, francés, alemán, italiano, portugués, ruso. Otros, que cuentan ya con el idioma desean estudios de posgrado, maestrías y especializaciones. Pero, lo que muchas veces es un común denominador es que los estudiantes colombianos desean destinos donde les permitan trabajar legalmente, con el fin de ayudar a su manutención. Es por esto que destinos como Australia o Nueva Zelanda se vuelven tan llamativos, puesto que obtienen un permiso de trabajo por 20 horas a la semana mientras estudian el programa deseado.
Más allá de la experiencia laboral que puedan tener en los destinos seleccionados, existen factores a los cuales los estudiantes se van enfrentando y nunca son tenidos en cuenta antes de realizar el viaje, pero con el pasar de los días se van conociendo. Esto no siempre quiere decir que son experiencias negativas, al contrario de los miedos o temores que como padres podemos llegar a sentir, muchas de estas nuevas etapas ayudan a mejorar la forma de ver la vida de nuestros jóvenes.
Como es conocido por muchos los primeros trabajos no siempre son los más deseados, sin embargo, les ayuda a conocer un poco más sobre la cultura, calidad de vida, sin dejar de lado que con esa primera experiencia laboral les ayuda en parte a pagar su alojamiento, alimentación, transporte y darse algunos gustos, pero sobre todo les enseña a valorar las cosas que cuando están en esa etapa de la vida muchas veces las dan por hechas. Ya que en la mayoría de veces en nuestro país los jóvenes no se detienen a pensar de dónde provienen las cosas que los padres les dan, como la alimentación, el pago de servicios, el celular de moda, la ropa…y un largo etcétera…
Por este sinnúmero de razones y otras tantas, los estudiantes encuentran que la experiencia de estudiar, trabajar y vivir en el extranjero se vuelve un reto que muchos asumen con la mejor actitud y logran encontrar su estabilidad económica y laboral, a tal punto que convencen a sus amigos de ir a vivir la misma experiencia y no cometer los errores que ellos hicieron cuando recién llegaron.
Hay que tener en cuenta que en algunas oportunidades muchos estudiantes deciden renovar su visado puesto que se encuentran con ofertas académicas accesibles, por ejemplo, hemos tenido colombianos que van a estudiar inglés y descubren que pueden realizar su maestría o posgrado a un precio inferior al que pueden encontrar en Colombia y continúan con su permiso de trabajo mientras realizan su programa de estudio.
Cabe mencionar que la experiencia incluye conocer otras culturas, otros idiomas, ya que no van a ser los únicos estudiantes internacionales en la institución elegida y esto también enriquece los conocimientos sobre países que muchas veces han escuchado en noticieros o en las redes sociales, pero no saben mayor cosa, situación que conlleva a hacer nuevos amigos y en algunas oportunidades en épocas de vacaciones son invitados a conocer los lugares de donde son originarios los demás estudiantes.
Todo esto no quiere decir que el 100% de estudiantes se queden viviendo en el extranjero, ya que algunos deciden regresar a Colombia a poner en práctica todas las experiencias y sus conocimientos en pro de su bienestar, el de sus familiares y por supuesto de su país. No cabe la menor duda es que esta experiencia de estudiar y trabajar en el extranjero les ayuda a crecer profesionalmente y sobre todo en su parte humana.