Vicky Rodríguez
Directora
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En el contexto democrático y de conciliación que caracteriza la historia de la construcción empresarial en Colombia, y teniendo presente que, aunque los sindicatos fueron creados con el fin de defender los intereses profesionales, laborales y financieros de un grupo de trabajadores, y que este derecho debe ser respetado y defendido bajo mesas de negociación entre empresa y trabajadores; considero que por ningún motivo el sindicato debe tocar a los clientes de las empresas porque son ellos los que permiten que se les de trabajo digno y remunerado.
En Colombia se exige a las empresas que tengan un reglamento interno del trabajo, el cuál debe ser aceptado por todos los trabajadores, antes de firmar un contrato. Igualmente, todos los trabajadores pertenezcan o no a un sindicato deben leer su contrato laboral y decidir si les sirve el sueldo que se les ofrece y los horarios de trabajo establecidos por las empresas, si no les sirve están en la libertad de no aceptar el trabajo. Esta disposición a una subordinación concertada debe quedar clara frente a un grupo de trabajadores que se unen formando un sindicato, donde al parecer solo les importan los derechos, pero no los deberes.
Cuando empresas como Avianca, pierden millones de dólares diarios por las acciones de su sindicato, se debe reflexionar si vale la pena que en las empresas se permita su creación. Porque irónicamente se les da una oportunidad de trabajo a personas que solo luchan por sus intereses, pasando por encima de los clientes de las empresas y de los intereses de las mismas.
Afortunadamente para los empresarios colombianos no se tienen datos de empresas que hayan cerrado por culpa de los sindicatos, esto significa que aún se tiene la lucha ganada con trabajadores desagradecidos que poco o nada valoran su trabajo.
Los trabajadores están en su derecho de tener mejor remuneración, incentivos, bonificados y condiciones laborales siempre y cuando demuestren ser respetuosos con los clientes, agradecidos con sus jefes y amantes de su trabajo.
Los empresarios debemos tener trabajadores comprometidos con las organizaciones que no piensen solo en lo que se pueden “ganar” en términos de dinero sino en lo que pueden hacer por una empresa que lucha por mantenerse en un mercado competitivo para darles una estabilidad laboral que les proporcione calidad de vida.
En Colombia contamos con un alto grado de gente poco comprometida, donde priman los intereses personales por encima de los grupales. Y mientras sigamos pensando individual, el desempleo en el país aumentará y las empresas tendrán que cerrar ya no por culpa de la apertura económica, la competencia China, la falta de inversión en modernización, corrupción, politiquería o clientelismo si no ahora por algo más grave: por culpa de la población trabajadora, a quien lo que menos le interesa es trabajar.