«De nada sirven los datos si no generan valor para quien tome la decisión, sin embargo tenemos que entender que no es un cambio que se pueda dar de la noche a la mañana.»
Trabajamos en un mundo hiperconectado, desde el celular hasta nuestra nevera pueden generar datos que permiten conocer a fondo tus rutinas, tus gustos y mucho más. Existen empresas que saben utilizar estos datos y diseñan campañas de mercadeo enfocados a ti, por ejemplo, compras shampoo en Amazon cada mes y medio, Amazon aprendió y ahora antes de que se te acabe te sugiere suscribirte para que cada mes y medio te llegue el shampoo y te ofrece un 15% de descuento por la suscripción ¿Aceptarías esta oferta?
Esto nos lleva a analizar que las empresas que tienen los recursos y la pericia de incluir los datos en su forma de conectar con los clientes, son aquellas que ahora mandarán la parada, estas empresas tienen mejor posicionamiento del mercado y fidelizan sus clientes mostrando que los clientes importan y diseñan una comunicación personalizada (aunque sea solo percepción). Pero ¿por qué son diferentes este tipo de empresas del resto si todas tienen datos?.
La diferencia radica en la forma en la que se usan los datos. Los datos tienen poder si y sólo si hacen parte de la toma de decisiones. Si los datos que generamos no le agregan valor a nadie, ¿para que los guardamos?. Como técnicos nos hemos dedicado a buscar cómo podemos procesar más y más datos muchas veces sin entender qué necesita el negocio y cómo podemos agregar valor a las organizaciones, algunas de ellas pagan mucho dinero en campañas de mercadeo para testear un producto teniendo disponible la información que generan los mismos usuarios y además tienen un departamento de analítica, ¿Qué podríamos lograr con un buen uso?.
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Reitero, de nada sirven los datos si no generan valor para quien tome la decisión, sin embargo tenemos que entender que no es un cambio que se pueda dar de la noche a la mañana, quien toma decisiones es un humano con pasiones, miedo, desconfianza, rechazo al cambio y miedo al fracaso. Humano que tenemos que enamorar y mostrarle que puede tener información con el mínimo de esfuerzo (logrando automatización) que lo que nosotros, como técnicos, entregamos es relevante y confiable.
De nada sirven los mejores algoritmos, modelos, visualizaciones si quien toma la decisión no confía en ellos, no le gusta o simplemente no considera de valor en su decisión. Por eso, pedirle a un gerente que lleva 30 años tomando decisiones basadas en el corazón, que ahora tenga en cuenta el resultado de un proceso de analítica en la toma de sus decisiones es una tarea titánica, y para mí, esto debería ser el corazón de todos los proyectos.
Los técnicos deberían entender, que la herramienta es solo eso, una herramienta que te acerca o te facilita el proceso pero, hay muchas maneras de llegar al mismo objetivo sin ella; cuando nosotros damos ese salto de humildad podemos aportar mucho más a la estrategia corporativa convirtiéndonos en aliados de negocio que nacen para apoyar la operación y dejamos de ser un gasto necesario en las organizaciones.
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