En Seguros Sura nos inspira el propósito de entregar bienestar y competitividad sostenibles a las personas y las empresas. Esto lo hacemos a través de la gestión de tendencias y riesgos, así como de nuestro talento humano. Somos conscientes de que este compromiso cobra especial relevancia en la actualidad, debido a la pandemia por el Covid-19.
Desde ARL nuestra energía ha estado enfocada en acompañar a las empresas que han permanecido trabajando durante todos estos meses para que su operación, no solo se mantenga, sino también para que sus niveles de productividad y competitividad crezcan. Igualmente, volcamos esfuerzos para acompañar la reactivación de todas las personas y empresas que están reiniciando su operación, de modo que lo hagan de una manera sostenible.
Esto implica, entre varios aspectos, la observación estructurada del entorno para preguntarnos y entender si la estrategia que tienen las compañías está respondiendo a los cambios que se presentan. Esta lectura nos ha permitido identificar que la pandemia ha acelerado algunas de las mega tendencias como la hiper conectividad, la urbanización y movilidad, entre otras; y ha mostrado el surgimiento de nuevas tendencias como la emancipación del trabajo, el ingenio empresarial, la economía confinada, la fatiga del comportamiento, entre otros, así como ha modificado también los comportamientos de los consumidores y de la sociedad en general. En el proceso de observación, evidenciamos que las empresas llegan muy rápido a lugares comunes, como, por ejemplo, el uso de canales digitales para promocionar sus productos y servicios, que puede ser una opción válida pero no suficiente para lograr la permanencia o reactivación de manera sostenible.
Otro aspecto fundamental es entender la transformación que están teniendo las diferentes variables que apalancan la competitividad, pues antes se destacaban temas como el precio, la calidad, la ubicación privilegiada, la producción en escala entre otras, pero ahora hay nuevos retos a incluir y gestionar como lo son la adaptabilidad de la oferta, la adopción tecnológica, el relacionamiento efectivo, la salud, la anticipación y la resiliencia. Entendemos que la competitividad se debe mirar desde diferentes perspectivas, como el talento humano, el mercado, el modelo operativo, la gestión financiera, la tecnología y transformación digital y los asuntos legales.
Como lo veíamos, en las nuevas variables de la competitividad y que hace parte de estas perspectivas que influyen en la competitividad, esta pandemia nos mostró de forma clara que la salud, el bienestar y el desarrollo humano son apalancadores fundamentales de esta, bajo una mirada de desarrollo y sostenibilidad.
Hoy los determinantes de la salud cobran mayor relevancia al considerar que cualquier condición que afecte la salud o la seguridad debe ser gestionada con una visión más amplia, por ejemplo, desde los hábitos saludables como factor principal, pero también reforzar la gestión de los entornos laborales y no laborales. Esto incluye el diseño de la organización y el diseño del trabajo, las cargas laborales, el estilo de liderazgo que cambia de la presencialidad a la virtualidad, esquemas mixtos o flexibles de trabajo, o los entornos familiares. Igualmente, dentro de estos determinantes, la atención en salud debe ser oportuna, pertinente y de calidad; también debe considerar aspectos como el biológico o genético, en donde se debe reforzar la investigación, las alianzas interinstitucionales para promover nuevas alternativas para el diagnóstico oportuno y la prevención de enfermedades.
Adicionalmente, en el proceso de reactivación económica debemos ver la Gestión de la Seguridad y Salud en el trabajo de manera más sistémica, holística e integrada con los demás actores de la seguridad social como lo venimos haciendo al interior de la compañía, con el conocimiento que debemos continuar avanzando en este frente, para apoyar los diferente sectores o actividades económicas.
Gestionar la competitividad en entornos complejos e inciertos como los que vivimos requiere la capacidad de monitorear y observar el entorno, anticipar escenarios futuros, tomar acciones que nos permitan adaptarnos y aprender. También se hace necesario desarrollar competencias como la colaboración, resiliencia, imaginación y creatividad. Traer nuevas preguntas, no preguntarnos ¿qué va a pasar?, pues esto busca traer certidumbre y la respuesta no trae en si misma nada diferente a una apuesta, una premonición; es más bien preguntarnos: con todo lo que tenemos y sabemos, ¿qué es lo mejor y más importante que podemos hacer hoy?