Empleos que nombrados parecen la recreación de una hoja de vida en el puño y letra de Julio Verne… ¡pero no!, asistimos a una revolución tecnológica que ocasionó una gran transformación en la forma de emplearnos, formarnos y soñar con el futuro. empleos del futuro
¿Qué quieres ser cuando seas grande? Desde que empezamos a comunicarnos se nos está pidiendo que pensemos en el futuro. Soñar con el empleo de la vida y lo que se desea ser es una tarea asignada a todos.
Dos décadas atrás estas respuestas eran medianamente predecibles. Ingeniero, arquitecto, médico, sicólogo, periodista o profesor. Pero, en la actualidad todo parece haber mutado. ¿Cuáles respuestas aparecen ante esta pregunta que aún permanece?
Los jóvenes de hoy en su gran mayoría sueñan con trabajos que no existen y se preparan para empleos que antes parecían inalcanzables; lo que antes podría ser una buena película de ficción es hoy lo más cercano a un resumen de perfiles solicitados en empresas de todo el mundo. Así lo relatan los especialistas de Microsoft y de la consultora británica The Future Laboratory en su más reciente informe “Tomorrow‘s Jobs: “Una nueva ola de automatización, la llegada de la inteligencia artificial, robots y autos autónomos, amenazan el futuro de los trabajos tradicionales”.
Según Robert Bednarzik, coautor de 30 años de panorama laboral de la Organización de la Cooperación y el Desarrollo Económico y ex funcionario del departamento de Trabajo estadounidense: “Las dos tendencias más claras son la tecnología y la demografía. Los trabajos que veremos en los próximos 10 y 20 años tendrán un fuerte componente tecnológico y estarán muy influidos por el hecho de que la gente vive cada vez más tiempo y eso va a requerir una gama cada vez más amplia de trabajos para atenderlos”.
“En la Era Digital ocho de cada diez jóvenes, entre 20 y 30 años, encontrarán un empleo en trabajos que aún no existen.”
La digitalización de los procesos es sin duda el motor de esta revolución. La transformación digital impulsa hoy al 75% de las empresas a rediseñar su modelo organizacional, según un estudio de Mercer. Sumado al anterior, un estudio de la Universidad de Oxford en 2013, examinó 700 tipos de trabajos en Estados Unidos; concluyó que un 47% de los oficios estudiados podrían ser automatizados en las próximas dos décadas: el transporte, la administración y logística de una compañía se encontraban entre los empleos de “alto riesgo”. Sin duda, la tecnología nos está transformando.

Es por eso que leer el ecosistema es la primera clave para sobrevivir a la transformación que está viviendo la humanidad hoy. Entender qué necesidades vienen, cómo prepararse para atenderlas y prever en estos requerimientos oportunidades de monetización serán aspectos radicales para estar a la vanguardia de lo que exige este vertiginoso cambio.
En sus marcas, listos: ¡Prepárense!
Proyectarse hacia el futuro siempre trae consigo un poco de incertidumbre. Y, pensar en cómo emplearse y cómo prepararse no puede ser la excepción. Preguntas como: ¿Cómo promover y acelerar la apropiación de la tecnología como habilitador de los procesos de la organización? ¿Cómo deberá orientarse la postura ética de la compañía ante los dilemas que propone la transformación de lo humano? ¿Cómo cambian los riesgos y el tipo de aseguramiento que requerirán los trabajadores del futuro? ¿Cómo adaptarse y sobrevivir a esta revolución? Siempre aparecerán.
El reciente informe de Global Talent Trends 2019 anuncia que cerca de las tres cuartas partes (73%) de los ejecutivos prevén una disrupción significativa en los próximos tres años, en comparación con el 26% registrado en 2018. En la medida en que los ejecutivos se centran en garantizar que sus organizaciones se adapten al futuro, existen importantes riesgos de capital humano, incluida la capacidad de cerrar la brecha de habilidades y superar la fatiga por el cambio que enfrentan los empleados, que pueden impedir el avance de la transformación.
¿Riesgos? Imposible desconocerlos. El reto: convertirlos en oportunidades.
Empecemos por uno básico: ¿Cómo? ¿Dónde? Y ¿De qué manera trabajar? Las nuevas dinámicas del mercado hoy someten a los lugares de trabajo a cambios continuos por la introducción de las nuevas tecnologías, sustancias y procesos: por cambios en la estructura de la población activa y por nuevas formas de empleo y organización del trabajo.
“Es necesario dejar de pensar en espacios rígidos. Estar presentes para verse, en el mismo espacio, es una práctica anacrónica. Hoy la tecnología nos dispone posibilidades para adaptarnos, para conectarnos y trabajar en línea. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que reduce costos empresariales y aún más importante, es amigable con el medio ambiente”; comenta Jorge Soto, CEO de la empresa Alegra.
El anterior implica nuevas dinámicas de distribución, localización y empleabilidad. Pero, aparece un reto aún más complejo y que nos obliga a repensarnos como organizaciones: la globalización ha acentuado un fenómeno casi crónico de América Latina: el trabajo en negro. Datos de la OIT describen que hay un 47% de informalidad en el mercado laboral en otras palabras: el 47% de los empleos en la región no representan aseguramiento de ningún tipo para los empleados. ¿Cómo adaptarnos al medio? ¿Cómo reformar y repensar los mecanismos de aseguramiento? En este espacio es también necesario repensarnos, no podemos mantener sistemas antiguos para empleos modernos. ¡El reto está en todas las esferas!
Sumados a los anteriores, aparece el reto de aumentar la conciencia sobre el modo en que los cambios de cualquier tipo influyen en los entornos laborales, y la necesidad de fomentar la prevención de los problemas susceptibles de generarse en ese ámbito para garantizar entornos de trabajo seguros y saludables.
Por último y no menos importante, están otros retos relacionados directamente con la salud mental, factores de inclusión, factores de fluidez, capacidades aumentadas y sin duda, la nanotecnología.
La tarea: empezar ya.
¿Qué estamos estudiando? ¿Cómo se está gestionando el talento al interior de las organizaciones? ¿Cómo se están adaptando los conocimientos a las nuevas tecnologías en aras de la productividad? ¿Cómo se está leyendo el ecosistema y sus necesidades para dar respuesta a estas desde todas las esferas? ¿Cómo se leen y gestionan hoy los riegos laborales? Todas estas y más preguntas se enmarcan en el análisis de futuro que debe hacerse para prepararse, adaptarse y seguir vigente en el entorno.
Entender el entorno y prepararse para el futuro es el primer paso que desde todos los ámbitos exige esta revolución que ya está en curso y que, aunque aún parece descrita por Julio Verne, es cada vez menos mágica y más palpable.
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