«La globalización nos da un sin fin de oportunidades que se pueden aprovechar en el mundo empresarial, y aún con más intensidad en el mundo startup.»
Hay generaciones de personas que han visto cómo la globalización se hacía camino en sus vidas, quizás sin saberlo o darse cuenta en el día a día, hablamos de la generación nacida entre los años 50 y 60. Pero para los que nacieron a partir de los 80, este proceso ya forma parte intrínseca de sus vidas de forma consciente, lo que abrió en sus mentes un mundo sin fin de experiencias y oportunidades, y no me refiero a que seamos conscientes que nuestro auto sea japonés, almacenemos datos en servidores de Estados Unidos o que nuestra bicicleta sea china, no, hablo de la globalización como estado mental.
La estrategia de tela de araña
La globalización nos da un sin fin de oportunidades que se pueden aprovechar en el mundo empresarial, y aún con más intensidad en el mundo startup. El primer paso de cualquier empresa es amar su producto, por supuesto, sin pasión no hay empresa, pero sí debemos elegir un sector en el que estos productos sean globales y no locales, y que además sean fácilmente estandarizables para el máximo número de personas en el máximo número de países. De esta forma ya habremos creado un ecosistema amplio de consumidores potenciales.
Aquí surge el principal inconveniente de este proceso, ¿Cuánto invierto en desarrollo, estructura, y personal?, ¿Cómo llegó al máximo número de clientes lo más rápido posible?, bien, utilicemos la estrategia de la tela de araña, la cual tiene diferentes fases.
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Fase de producto
No es necesario contar con un departamento para desarrollar productos en esta primera fase, tan solo hay que invertir tiempo en un primer viaje a la fuente de la fabricación, y allí llegar a un acuerdo con el fabricante para la adaptación o personalización de un producto ya existente. Este proceso tiene un riesgo, el cual supliremos mediante acuerdos con empresas auxiliares que se dedican a la inspección y seguimiento de la fabricación, así como de la supervisión de los embarques una vez esté finalizado nuestro producto.
Con respecto al packaging, imagen de producto, catálogos profesionales, logos o páginas web, no necesitamos un departamento costoso en esta fase, hay plataformas workplaces mundializadas con miles de profesionales independientes que ofrecen estos servicios con calidad y con un coste muy bajo, ya que muchos de ellos son jóvenes profesionales muy productivos distribuidos por todo el planeta. Muchos de ellos se encuentran en Asia, pero también en Latinoamérica.
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Fase de clientes
Una vez que tenemos el producto, ¿Cómo usamos la estrategia de la tela de araña para captar clientes? Bien, no usemos la venta directa a consumidor final en esta fase, puesto que somos muy pequeños aún, vendamos al por mayor a clientes que ya tengan muchos consumidores y que estén en varios países con gran número de tiendas, así con una sola venta podremos alcanzar miles de clientes en varios países. Esto pareciera una tarea inalcanzable, pero nada más lejos de la realidad, si el producto es bueno, el servicio postventa ofrecido es el correcto, y transmitimos nuestra pasión por el proyecto a los compradores de estas empresas, las puertas se abren de par en par.
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La financiación en un modelo “on-demand”
Aquí viene unos de los puntos críticos del proceso, financiar la empresa para poder cubrir los pedidos de los clientes, ya que obviamente, venderemos antes de fabricar, y es por ello que tenemos que tener clara la financiación del coste de producción. También aquí la globalización juega a nuestro favor, ya que en estas primeras ventas no será tan fácil obtener líneas de crédito de los bancos, pero aquí viene la buena noticia, existen plataformas globales de crowdfunding para startups, las más seguras y conocidas están operando en más de 100 países.
Después de los primeros pedidos, las líneas de crédito bancarias son más fáciles de obtener, primero porque nuestro flujo de caja ya funciona, y segundo porque nuestros clientes son potentes, y las entidades financieras miden ese tipo de cosas a la hora de elaborar sus estudios de riesgo.
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Punto de despegue
Si hemos hecho un buen trabajo y hemos conseguido estas primeras ventas, en los próximos dos o tres años contaremos con un portafolio de productos desarrollado, grandes clientes activos, quizás alguna pequeña filial en otros países para cubrir servicios posventa, algún centro de redistribución externalizado con aliados logísticos para acortar los tiempos de despacho, etc. Imaginen cuánto vale ahora nuestra empresa a los ojos de potenciales inversores, hemos entrado en la fase de despegue.
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