La innovación es fundamental para lograr resultados de negocio exitosos a largo plazo; no solo como herramienta fundamental de crecimiento y expansión de mercado, sino también como estrategia para sobrevivir en un entorno cada vez más cambiante e incierto. Sin embargo, ésta se ha convertido en un concepto de moda del que muchos hablan, pero del que pocos logran ver resultados tangibles.
La importancia de la gestión organizacional enfocada en la sostenibilidad a largo plazo
El problema es que los modelos de gestión organizacional están muchas veces diseñados para responder a las necesidades del hoy; a apagar incendios, pero a la hora de pensar en el futuro y comenzar a construirlo desde el momento presente las cosas se complican. ¡No nos digamos mentiras! Estamos demasiado ocupados para pensar en el futuro, pero si no prestamos atención, estos hábitos de vivir del día a día muy pronto nos factura.
Hace unos 50 años, cuando se creaba una empresa, esta tenía una expectativa de vida de unos 30 años si permanecía enfocada en mantener un buen desempeño dentro de su core de negocio. Bajo esta mirada, aquellos que volcaban sus esfuerzos en construir modelos de calidad, economías de escala y mejoramiento continuo lograban tener una propuesta de valor diferencial. Con el tiempo, las cosas fueron cambiando y alrededor del 2012, ya no bastaba con hacer las cosas bien, sino que se hizo inminente la necesidad de innovar en la búsqueda de nuevos mercados y nuevos modelos de negocio. Todo esto fue tomando velocidad hasta que en el 2020, con la llegada de la pandemia, los paradigmas de negocio perpetúan la necesidad de convertirnos en organizaciones ambidiestras; aquellas que buscan la sostenibilidad actual y futura de manera simultánea.
Hasta aquí todo puede sonar bonito, incluso un poco obvio; pero en la práctica es cuando las cosas se complican, pues las planeaciones estratégicas, muchas veces, no responden a las necesidades de operar bien el negocio, al tiempo que se desarrollan ofertas y mercados que aseguran la sostenibilidad organizacional en el largo plazo. Esto no quiere decir que la innovación sea más importante que la explotación del negocio actual; sino que la innovación debe ser siempre un servidor de la estrategia organizacional. Se trata de pensar en un futuro cercano con los pies en la tierra; de cuestionarse cuál es la forma de volver obsoleto mi modelo de negocio y empezar a desarrollar iniciativas que permitan mitigar esos riesgos.
¿Cómo cerrar entonces esa brecha?
Dependiendo de los objetivos de negocio y de las definiciones del portafolio de innovación, se puede crear una estructura que impulse este tipo de proyectos, sin descuidar la operación. Una forma de lograrlo con una baja inversión es a través de células multidisciplinares que trabajen por proyectos con una dedicación parcial o exclusiva según la complejidad y grado de incertidumbre de la iniciativa a desarrollar. Además, no se debe olvidar que lo importante no es que tan grande es el proyecto, sino que se haga un avance constante hacia la construcción del futuro deseado; en últimas, se trata de soñar con los pies en la tierra.