Esta es quizá la pregunta que muchos profesionales se hacen en algún momento de su vida laboral. Y es que, si bien ambos caminos están llenos de sueños y retos por alcanzar, cada una de estas vías ofrece un panorama muy diferente, pero similar al mismo tiempo.
Empecemos por las motivaciones que pueden llevar a tomar un camino, u otro. En el emprendimiento quizá uno de los principales atractivos es la libertad. Sí, la libertad. Y no me refiero únicamente a la libertad de cumplir o no, un horario, eso en realidad es secundario. Me refiero a esa libertad que empieza por el sueño. El sueño de hacer, de ir, de venir, de probar y muchas veces equivocarse. En síntesis, de hacer historia con huella propia. Ahora bien, eso no significa que al ser empleado no haya espacio para soñar y todo lo demás, claro que sí, pero hay algo cierto y es que, desde esa orilla, se suma para el sueño de otro o de otros.
Por otro lado, cuando se navega por la opción de emplearse, probablemente la principal motivación tiene que ver con la seguridad que ofrece un empleo, en principio, la seguridad de tener un ingreso fijo, con el cual cubrir la economía del hogar y personal, y claro que ello genera tranquilidad.
Adicional, hay otra tranquilidad financiera, y es la de contar con la caja necesaria para sacar adelante los proyectos o retos bajo la responsabilidad del profesional, y ese aspecto tiene un peso bastante importante, ya que los sueños y los retos sin flujo de caja, a lo mejor pueden generar un poco de frustración. En síntesis, cuando el emplearse, en la gran mayoría de los casos ofrece una sombrilla que dará el cobijo necesario desde lo financiero, lo relacional, la estructura que apoya y soporta cada necesidad. Ahora bien, ante la incógnita de si, ¿emprendedor o empleado? cualquiera de las dos son una opción bastante interesante, enriquecedoras y retadoras, siempre y cuando se cuente con el alma para las exigencias que cada una de las dos conlleva.
Para ser emprendedor es indispensable pensar, soñar y verse como empresario. En lo que decida emprender, preferiblemente que sea algo que le guste mucho, ojalá sea su pasión y que desde allí vea un propósito para su vida. Eso además de sentido, le dará mucha resiliencia para cuando la necesite. Desde el día uno es clave rodearse de las personas y entornos en general que lo motiven, que lo inspiren, que le suban el termostato. Del punto de vista del negocio definir los objetivos correctos, ya que este será el punto de partida para todo lo que suceda hacía adelante. Y Desde una perspectiva personal, el emprendedor necesitará aprender a ser un aventurero, amar el riesgo, abrazar la incertidumbre, pero sobre todo tener mucha fe para creer, que lo que un día parece lejano, al siguiente puede ser algo con mucho significado.
Para ser empleado, se requiere exactamente el mismo equipaje. Un ser humano valiente, arriesgado, decidido, con el coraje para decir cuando la vida le esté mostrando una gran oportunidad, pero también para decir no cuando el camino está equivocado. Ser consciente, que está llevando una parte de su ser y hacer a un lugar que a lo mejor resulta ser temporal, pero que aun así desde el día uno, siempre hay que dar lo mejor. El empleado también vivirá el momento de emprender en su trabajo. Una nueva línea de negocio, abrir un nuevo mercado. Al final, aun cuando los escenarios son distintos, hay algo que no debería ser diferente y es la calidad de persona y profesional en la cual te quieres convertir.
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Excelente artículo, nos muestra un escenario desde lo más profundo de la persona que escribió.
Este es un tema que muchos nos preguntamos a diario y muchos podría decir que nos inclinamos hacia el lado de la balanza del emprendimiento, este artículo nos ayuda a rectificar nuestra decisión, ahora que como lo vamos hacer toca seguir trabajando.