
Por: Luis Alberto Zuleta Garcia
Gerente ZULETA Consulting
Liderazgo tradicional: lo entendemos como el arte de guiar a otros a lograr sus propósitos y los de las organizaciones para las que trabajamos, o seguimos o nos tocaron como parte de nuestro sistema. Atribuimos al líder características de inteligencia, fuerza, encanto, estrategia, control, responsabilidad, visión, planeación, subordinación, en fin, un ser que logra incorporar y utilizar múltiples destrezas que lo hacen tremendamente exitoso para conducir las riendas de nuestras instituciones. El camino, tradicionalmente, ha sido trazado desde los observadores de la razón y por ende el arte del liderazgo es dibujado con más frecuencia desde el cómo indicar, mostrar, imponer, inculcar, dirigir, subordinar, convencer y argumentar posiciones que otros deben seguir. A este líder lo llamamos el líder con enfoque único o lineal. Su capacidad para diseñar y ejecutar proyectos hace que sus esfuerzos se centren en la planeación bien pensada, la ejecución con disciplina y rigor y los cierres con resultados esperados. Control y disciplina: los dos grandes ejes de este paradigma de liderazgo administrativo. Es el paradigma construccionista y en él la visión que se tenga se obtiene a través de recursos bien administrados. Los procesos se convierten en el foco principal de este enfoque y el arte está en que se gestionen de manera adecuada.
El líder coach navega en ambos mundos. Se encarga de que los procesos y planes se cumplan y conoce el arte de liderar a otros a través de la conectividad que sólo se genera cuando se educa el lenguaje para producir resultados excepcionales en las personas”
La visual del enfoque lineal se abre profundamente, no necesariamente se cuestiona, cuando algunos pensadores comienzan a dar inicios a la teoría sistémica del lenguaje como herramienta principal del líder. Los sistémicos, comienzan a introducir posibilidades distintas en el dibujar un líder más completo al que llamamos hoy múltiple o circular. Y a este líder le construimos características distintas a las del líder único. En este paradigma el líder mantiene sus competencias de inteligencia, fuerza, encanto, estrategia, control, responsabilidad, visión, planeación, control, disciplina y las otras más, pero además comienza a sumar destrezas de comunicación estratégica que lo hacen muy poderoso. Observa el mundo, sin exclusividad de quererlo administrar, controlar o manipular y simultáneamente se da el permiso de observarlo desde distintos escenarios que le abren posibilidades de conectar con él con un multi-paradigma de opciones. Escucha para entender, propone para construir, indaga para recoger, muestra para conversar, se llena de hechos para juzgar y simultáneamente es capaz de observar desde distintos escenarios. Versatilidad es el nombre del juego en este escenario. Comprende que el lenguaje es en esencia lo que nos constituye como seres humanos, que somos entes conversacionales y que por ende sus competencias como líder deben incluir destrezas que lo hagan un insuperable conector de puntos en el o los sistemas en los que interactúa. Es capaz de crear nuevos contextos para cambiar la forma de ver y entender, se da el espacio para comprender puntos de vista de los otros y hacer crecer nuevas posibilidades con ellos, puede ir al pasado y traer episodios de éxito y fracaso para convertirlos en mejores prácticas, usa sus emociones como “gasolina” energética y la inyecta dentro de los sistemas para impactarlos con estrategia, permite el desarrollo de ideas y acciones que cuestionen lo establecido y lo aplaude y se da el permiso de interactuar con todos los miembros de su equipo para vivir inmerso en el mundo de las posibilidades.
El líder coach navega en ambos mundos. Se encarga de que los procesos y planes se cumplan y conoce el arte de liderar a otros a través de la conectividad que sólo se genera cuando se educa el lenguaje para producir resultados excepcionales en las personas. Entiende que es el arte de manejar una bicicleta: Pedalea con cadencia para movilizar todo el complejo engranaje de piñones, cadena y rueda trasera para lograr movimiento y avance (Procesos). Pero, además controla el timón para lograr una impecable conducción del vehículo y llevarlo a donde lo planeó (Relaciones). Es un ser versátil y sabe que con el lenguaje es que se construye el mundo.
De tal manera que liderar hoy es un acto mucho más complejo de lo que era antes de la era digital. Klaus Schwab, autor del libro «La cuarta revolución industrial» y director ejecutivo del Foro Económico Mundial dice: «Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes».
Lo anterior desde lo industrial, pero simultáneamente, somos testigos de un planeta que está atravesando por un momento de caos político y social. Cambios fuertes en las tendencias de cómo ver el acto de gobernar, tanto sistemas sociales como organizacionales, hacen que todo esto implique en acto adaptativo en términos de liderazgo. Encontramos que para ser útil, efectivo y competitivo en la nueva realidad mundial, el líder de hoy debe ser capaz de innovar, renovar, conversar y asumir, enseñar y transformar, eliminando desperdicios de todo tipo.
En los dos niveles, el personal y el interpersonal: En los que sucede todo.
Cambio es la palabra clave detrás de todo el crecimiento y evolución en que estamos inmersos hoy y emergen distinciones en el lenguaje del líder que marcan un nuevo camino. Entrenarse y ser competente como líder es un imperativo que no puede dejarse más al acto del liderazgo empírico dada la complejidad de los temas a resolver. Contaminación, corrupción, narcotráfico, pobreza, guerra, abuso de autoridad y delincuencia son todas las ilustres hijas de la falta de “Raíz” con la que estamos saliendo a afrontar la vida. En la raíz encontramos nuestros valores, principios, creencias, paradigmas, reglas y conductas estructurales, y ese es el mayor desafío al que nos enfrentamos como seres humanos. Desde la raíz crecen los actos de estrategias, tácticas y técnicas que aplicamos a la vida y cuando estos se encuentran mal fundamentados, por ende, todo está mal estructurado.
Es un movimiento de mentalidad. De estar “Encajados” en una forma de ser que parece no podemos soltar o transformar a una propuesta de salirnos literalmente de nuestras creencias e iniciar un cambio de sociedad desde la RAÍZ, no solo en términos de valores y principios sino desde el construir una propuesta que apunte a trabajar con adultos que se conviertan en los formadores de los niños y jóvenes de nuestro sistema para que la transformación se haga con un modelo de sostenibilidad.